Con una ventaja estratégica frente a competidores globales por su rápido desarrollo, Argentina podría ceder la delantera en proyectos de energía nuclear que implican exportaciones millonarias en los próximos años.

En la Argentina, la paralización cíclica de proyectos de base tecnológica tiene un costo alto, no sólo la pérdida de oportunidades que asegura la innovación de la ciencia y la tecnología sino la pérdida de profesionales formados y capacitados en el país, cuyos conocimientos sobre energía nuclear son aprovechados en otros destinos.

Las políticas de ajuste del gasto público también llegaron al sector nuclear, y el desfinanciamiento consecuente de obras en marcha amenaza con frenar proyectos clave como el reactor modular CAREM, en la localidad bonaerense de Lima, y el reactor multipropósito RA-10 que está ubicado en Ezeiza, ambos únicos en América Latina.

También están en riesgo proyectos tan disímiles pero vitales como la recuperación de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) para abastecer los reactores nucleares nacionales, o la finalización casi a punto del Centro de Protonterapia para el tratamiento de enfermedades oncológicas pediátricas, en la ciudad de Buenos Aires.

El estado de situación de sector lo transmitió la aún titular de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Adriana Serquis, quien no sólo espera hace cuatro meses que se designe a su sucesor sino que debe afrontar la merma en los recursos presupuestarios, similar a la situación que atraviesan otros organismos.

Con un presupuesto prorrogado de 2023, el año comenzó con la utilización de fondos que al primer trimestre debían alcanzar el 40% de lo ejecutado el año pasado, y que a pesar de las deudas y facturas acumuladas solamente se llegó al 11% de lo necesario.

Esto no sólo afecto el funcionamiento operativo interno de la CNEA y las empresas estatales vinculadas al sector nuclear, sino también  a los contratos con contratistas y subcontratistas.

CAREM, un proyecto con futuro en la energía nuclear

Esta restricción de fondos compromete la continuidad de obras emblemáticas para la historia atómica del país con más de 70 años de desarrollo. El más conocido –aquí y en el mundo- de los proyectos en marcha es la construcción de la Central Argentina de Elementos Modulares (Carem) un proyecto de central nuclear de baja potencia, en la que trabajan más de 1.000 pymes especializadas que serán multiplicadoras de oportunidades.

energía nuclear
El Reactor Argentino 6 (RA-6) fue el primer desarrollo tecnológico de su tipo diseñado en el país

La Agencia de Energía Nuclear de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) calificó al prototipo argentino CAREM como el más avanzado a nivel global, un reconocimiento que asegura un promisorio futuro en tiempo de transición energética, pero cuya continuidad peligra por el recorte presupuestario que hizo que el pago a las empresas contratistas y otros proveedores esté demorado.

La situación se agrava porque los fondos adjudicados no pueden ser ejecutados por un decreto oficial sobre los fideicomisos.

Serquis explicó que en el caso del Carem –cuya construcción está a cargo de la empresa Nucleoeléctrica Argentina -se le suma que es un fideicomiso y quedó comprendido dentro de todos los fondos demorados por el gobierno, por lo cual ni siquiera puede ejecutar la el presupuesto del fideicomiso y se forzará la paralización de uno de los frentes de obras.

Con capacidad para generar 32 Mw –como referencia Atucha I genera 360 Mw-, un reactor como el Carem podría abastecer de energía eléctrica a una ciudad de unos 100 mil habitantes, pero su importancia es tal que de terminarlo en el plazo previsto para 2028 para su exportación a muchos países interesados estaría garantizada.

Se trata de un carrera en la cual el prototipo nacional se encuentra incluso más adelantado que sus similares de China y Japón que saldrán al mercado internacional, se estima, hacia el 2030.

Otro proyecto que preocupa es el reactor multipropósito RA-10 ubicado en el Centro Atómico Ezeiza, cuya obra civil está completa pero la empresa INVAP, que es la principal contratista, podría detener lógicamente los trabajos por la falta de pagos en las próximas semanas.

Atucha II
Los profesionales argentinos tienen reconocimiento global por su capacidad y logros alcanzados.

Serquis, en este caso, explicó que el RA-10 estaba previsto que el año próximo ingresara en la etapa de pruebas, tras lo cual su puesta en marcha ofrecería a la Argentina la posibilidad del ingreso de unos 100 millones de dólares anuales por la producción de radioisótopos y por la irradiación de semiconductores para el dopaje de silicio.

Es un material necesario para producir componentes electrónicos de alta potencia que tiene alta demanda ya que hay pocos países que lo producen.

La paralización de los proyectos nucleares pone en riesgo la sustitución millonaria de importaciones, anula la posibilidad de ingresos también millonarios de exportaciones de muy alto valor agregado con una capacidad científica que pocos países dominan, pero sobre todo significa la cíclica partida de investigadores que no necesitan que los despidan porque tienen grandes oportunidades en otras latitudes.

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