El gasoducto, que en 60 días llegaría a Saliquelló, tendrá una extensión hacia San Jerónimo, en Santa Fe. Será clave para la distribución en todo el país y en el exterior.

El Gobierno nacional confirmó días atrás que las obras en el Gasoducto Néstor Kirchner ya están avanzadas en un 45% y ratificó que el próximo 20 de junio comenzará a operar y a transportar el gas producido en Vaca Muerta.

En ese camino se lanzó la licitación del segundo tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) que se pondrá en marcha inmediatamente después de la inauguración de la primera etapa. Para esta segunda etapa se invitará a participar de las obras al sector privado para que junto con el Estado trabajen «de manera colaborativa y asociada».

Massa: La energía debe ser una política de Estado que no debe ser modificada por un cambio de gobierno».

La puesta en marcha del GPNK permitirá genera un ahorro en concepto de importación de energía de cerca 2.200 millones de dólares en el segundo semestre del año. Y se estima que en 2024, cuando esté operativo a lo largo de todo el año esta cifra se duplicará hasta los 4.400 millones de dólares.

El presidente de la empresa estatal Energía Argentina S.A. (Enarsa), Agustín Gerez, afirmó días que «tenemos hoy un estado de avance que mantiene el ingreso operativo del tramo Tratayén-Saliquello, y sus complementarios para el 20 de junio que sumará 11 millones de metros cúbicos (MMm3) de capacidad, y el de las plantas compresoras para julio y agosto de este año que agregarán otros 5 MMm3 cada una, dándole fin a la primera etapa».

Y señaló que «la obra tiene dos grandes fechas: el apto para funcionar en condiciones técnicas y de seguridad, y por otro lado el final de obra, por lo que al momento de estar operativo el gasoducto tendrá un 75 a 80% de avance».

Gasoducto Néstor Kirchner
Enarsa confirmó que el Gasoducto Néstor Kirchner será inaugurado el próximo 20 de junio.

La obra principal consiste en un tramo de 573 kilómetros que se extiende desde la localidad neuquina de Tratayen hasta Salliqueló, en el centro oeste de Buenos Aires, a lo que se suma la ampliación (loop) de Ordoqui en el sistema Neuba II, el gasoducto Mercedes-Cardales, y las plantas compresoras en las cabeceras del ducto troncal.

La segunda etapa, cuya licitación estará abierta a los privados va de Salliqueló a San Jerónimo y la idea es que para fin de año esa obra ya haya sido adjudicada y estén iniciados los trabajos.

Más avanzado está el proyecto para la reversión del Gasoducto Norte, que incluye la obra La Carlota-Tío Pujio, con fecha de entrega para el otoño de 2024, que tiene financiamiento recientemente asegurado por el banco de Desarrollo de América Latina -CAF por US$540 millones.

Está previsto también que la operación y mantenimiento del GPNK sea licitado en similares condiciones con el Gasoducto del Noreste que es operado por TGN.

El impacto del GPNK una vez que esté operativo se sentirá con fuerza en las cuentas del Estado nacional. A lo largo de la última década la Argentina importó unos 10 mil millones de dólares de energía promedio por año: líquidos, GNL, gas natural, electricidad.

Así, tras la Etapa 1 se prevé un ahorro por 4.293 millones de dólares por la sustitución de importaciones de gasoil, fuel oil y GNL para generación, a los que se sumarán otros 3.168 millones de dólares adicionales cuando se concrete la reversión del Gasoducto Norte y la Etapa II del GNPK, por el reemplazo de las compras de gas de Bolivia, energía eléctrica de Brasil y Uruguay, y la reducción en las importaciones de GNL.

En esta ecuación económica de los próximos años, la proyección es que la Argentina sólo deberá afrontar importaciones por sólo 1.326 millones de dólares al año en concepto de embarques puntuales de GNL y líquidos para cubrir el pico de consumo del invierno.

La reversión del Gasoducto Norte permitiría técnicamente además utilizar la infraestructura del sistema de gas de Bolivia para exportar la producción de Vaca Muerta a Brasil.

Crecimiento exponencial

Al anunciar la licitación de la segunda etapa de la construcción del GPNK, Massa pronosticó que las obras planificadas,»en términos de números, significa cambiar para el 2030 a un modelo netamente exportador energético», con un «cambio de curva hacia el 2025, con volúmenes (de producción de hidrocarburos) multiplicados por cuatro o cinco».

«La energía debe ser una política de Estado que no debe ser modificada por un cambio de gobierno», enfatizó, luego de señalar que con el desarrollo del sector «pretendemos generarle a la Argentina un ‘segundo campo'», en cuanto a sus potencialidades para la generación de divisas, «mucho más en este contexto de restricción».

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