Diseñador industrial, Profesor universitario y periodista especializado en Transporte.

Cuando se operan aviones de tipo regional, o aeronaves internacionales de gran porte y rango extendido, los push back tractors son un actor fundamental en lo que hace al tránsito por la terminal aérea. Ese viaje de miles de millas comenzará por recorrer efectivamente una decena de metros.

Uno respira aliviado cuando el personal de a bordo cierra las puertas y activa el protocolo de despegue, en poco tiempo percibimos movimiento, la mula que está debajo del avión ya lo mueve marcha atrás para dejarlo en un lugar seguro donde proceder a encender motores.

El avión cuenta con capacidad de moverse por sus propios medios, pero la práctica segura y eficaz del movimiento de equipos en las fases de hangaraje y tránsito desde y hacia los hangares, o desde la terminal aérea hacia el patio de puesta en marcha, debe hacerse con equipo pesado de rodaje y maniobra.

Para esto existen los push back tractors, unidades que cuentan con la suficiente potencia como para empujar o remolcar a un avión, sea vacío o en condiciones de despegue, completo de combustible, carga y pasajeros. Para iniciar un vuelo.

Esta maniobra fundamental debe hacerse por personal entrenado, atento a los otros tránsitos en las calles de rodaje y al movimiento de otros aviones en tierra, con perfiles de tiempo y premura tan exactos como delicados.

Un aeropuerto se torna un medio ideal de aplicación para propulsión eléctrica gracias a que son circuitos cerrados de circulación con horarios preestablecidos para operación, lo que permite programar tanto mantenimientos como reaprovisionamiento energético.

Aquí el entrenamiento es crítico, ya que cada operación involucra al personal señalero, el observar a otros aviones en maniobra, y tener un diálogo constante sea verbal o por señas con la tripulación a bordo de la aeronave que se está despachando.

Pocos actores

Por la especificidad y calidad del servicio que deben prestar estas mulas de tiro y carga, el universo de proveedores de estos equipos es restringido. Unos pocos fabricantes internacionales abastecen a todos los aeropuertos del mundo.

Los productos se subdividen de acuerdo al rango de peso de las aeronaves a movilizar entre unas pocas categorías que llegan a un porte máximo de 350 toneladas (ya estamos hablando de un avión de los grandes a tope de carga máxima) estos titanes se operan con conductores que trabajan en equipo con los señaleros y otros asistentes de tierra, además de la comunicación constante con la Torre de Control.

Desde y hacia los hangares, así como el despacho de aviones al patio de maniobras, el tránsito por las calles de rodaje de los aeropuertos se vale de estas herramientas fundamentales.

El tamaño de los vehículos utilizados, las grandes distancias a recorrer a pie, la severidad climática y la seguridad de la operación requieren que se desarrolle un código de señales y unas instrucciones precisas, a manejar por radiocomunicación.

Para esto existen los push back tractors, unidades que cuentan con la suficiente potencia como para empujar o remolcar a un avión, sea vacío o en condiciones de despegue, completo de combustible, carga y pasajeros. Para iniciar un vuelo.

Este es el lenguaje que deben conocer quienes se involucran con estas delicadas situaciones que ponen en juego, a muchos pasajeros, a mucho combustible a bordo, y a horarios estrictos. La logística aeroportuaria y la liberación del slot para la siguiente operación depende de que estos vehículos estén correctamente posicionados y se apresten para su relativamente breve show, en tiempo y forma.

Bestias

La premisa tecnológica en su concepción es la confiabilidad. Sus componentes están sobredimensionados, sin que por esto se descuiden las condiciones dinámicas de comportamiento cuando el equipo se desplaza, sea que empuja o si tira de una aeronave, o cuando se desplaza solo rumbo a su siguiente compromiso.

El tamaño y peso nos habla de un vehículo que debe conducirse con suma precisión y cuidado. Son reversibles, por lo que deben facilitar su cambio de dirección y posición de manejo, para que sea igual de eficaz, sea en un sentido de marcha o en el opuesto.

De ahí que cuenten con capacidad de maniobra excepcional, para lograr radios de giro muy pequeños que les permitan posicionarse en las inmediaciones del delicado tren de nariz de los aviones, ocupando la menor superficie posible y alineándose en las marcas que las dársenas de estacionamiento de la terminal aérea tienen previstas para las distintas tipologías de aparatos que pueden aparcarse, sea al pie de mangas, o en lugares remotos de la estación.

Para aeronaves de gran porte como los superjumbos se han creado equipos como el de la foto, con gran poder de traslado y confiabilidad.

Emisiones cero

Los fabricantes continuamente están desarrollando nuevas tecnologías, sea en propulsión diésel, como híbridas, o bien puramente eléctricas. Según el tipo de aeropuerto, o zona de los mismos, las normas pueden ser más o menos estrictas respecto a las emisiones. En este negocio se deben mantener actualizados.

La operación con torque a cero rpm y en silencio, se aprecia en una industria en donde el porte del material a movilizar no para de crecer, y que también debe someterse a continuas revisiones y actualizaciones respecto a sus emisiones sonoras.

Un aeropuerto se torna un medio ideal de aplicación para propulsión eléctrica gracias a que son circuitos cerrados de circulación con horarios preestablecidos para operación, lo que permite programar tanto mantenimientos como reaprovisionamiento energético.

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