El Viejo Continente comenzó a recuperar terreno en los primeros meses de este año, con un salto del 20% interanual en sus importaciones. Si la tendencia se sostiene, durante 2025 podría trepar un 25% (más de 30 mil millones de m³).
Europa se está posicionando como el principal impulsor del crecimiento global de la demanda de gas natural licuado (GNL) para 2025.
Después de una caída del 18% durante 2024 (alrededor de 30 mil millones de metros cúbicos), el continente comenzó a recuperar terreno en los primeros meses de este año, con un salto del 20% interanual en sus importaciones –unos 9 mil millones de m³ adicionales–. ¿La razón? Menos gas por gasoductos y una demanda interna que vuelve a activarse.
Esta nueva ola de importaciones abre una ventana de oportunidad para países exportadores, como Argentina, que tiene en el GNL un proyecto estratégico de largo plazo.
En contraposición a lo que pasa en Europa, Asia parece seguir otra lógica. Durante el primer trimestre de 2025, China recortó sus compras de GNL en torno al 25% interanual, marcando la caída más fuerte desde la crisis del gas de 2022.
Con el inicio de la temporada de inyección (abril-octubre), los analistas prevén que las importaciones europeas sigan creciendo, sostenidas por la necesidad de más capacidad de almacenamiento y la menor disponibilidad de gas por ductos.
Si la tendencia se sostiene, el volumen total de GNL que llegará a Europa durante 2025 podría trepar un 25% (más de 30 mil millones de m³), rozando nuevamente niveles récord.
Este escenario se desprende del informe «Gas Market Report, Q2-2025» de la Agencia Internacional de Energía (AIE), que analiza cómo se mueve el tablero del gas natural a nivel global.
En contraposición a lo que pasa en Europa, Asia parece seguir otra lógica. Durante el primer trimestre de 2025, China recortó sus compras de GNL en torno al 25% interanual, marcando la caída más fuerte desde la crisis del gas de 2022.
El dato confirma el rol cada vez más flexible que juega el gigante asiático en el equilibrio del mercado global: su capacidad de sustituir gas por carbón y su red de contratos a largo plazo le dan margen de maniobra frente a los vaivenes internacionales.
Nuevos gases para una nueva matriz energética
El informe de la AIE también dedica un apartado clave al crecimiento del comercio internacional de gases de bajas emisiones. Estos nuevos vectores energéticos son fundamentales para descarbonizar el gas y avanzar hacia una matriz más limpia.
Japón, por ejemplo, importó su primer cargamento de bio-GNL en la primavera de 2024. Y en los primeros días de 2025, Ucrania ya despachó biometano por gasoducto hacia la Unión Europea.

La Comisión Europea, por su parte, tiene previsto lanzar en septiembre un piloto de comercio de hidrógeno, mientras que Japón sigue impulsando proyectos de e-metano junto a otros países.
Más allá de lo coyuntural, la seguridad energética de largo plazo depende cada vez más de estos avances. En palabras de la AIE, “la expansión de gases de bajas emisiones será un componente clave de la transición energética”.
Proyectos en carpeta y un nuevo mapa para el GNL argentino
Con este panorama internacional como telón de fondo, Argentina sigue avanzando con proyectos concretos para consolidar su rol como exportador de GNL.
Ya hay dos iniciativas firmes previstas para operar entre 2026 y 2027 en la provincia de Río Negro. A ellas se suman propuestas como la planta modular de TGS en Bahía Blanca o el diseño de un esquema propio que está desarrollando Tecpetrol.
En diciembre de 2024, Shell y YPF sellaron un acuerdo de colaboración para poner en marcha el proyecto Argentina LNG.

Este movimiento dejó fuera de carrera a Petronas, y ubicó a la angloholandesa como socia clave para aportar su experiencia técnica y comercial al desarrollo argentino. Si bien YPF y Shell lideran el proyecto, el ingreso de otros productores de gas está abierto.
Otro avance relevante es el proyecto del buque licuefactor Hilli Episeyo, una unidad flotante contratada por PAE y Golar (empresa noruega especializada en GNL) en el marco de la nueva firma Southern Energy, integrada por PAE (40%), Pampa Energía (20%), YPF (15%), Harbour Energy (15%) y Golar LNG (10%).
En las próximas semanas, además, se definirá la incorporación de un segundo buque, el MKII, que se sumará al licuefactor Hilli Episeyo, el cual la noruega Golar prevé amarrar en la costa de Río Negro en 2027.
Tanto este proyecto como Argentina LNG tienen el foco puesto en el Golfo San Matías, en la costa rionegrina, como base operativa para una nueva industria exportadora que permita poner en valor las enormes reservas de gas de Vaca Muerta, considerada la segunda fuente de shale gas del mundo.