En la industria de hidrocarburos se reconoce largamente la riqueza del recurso de Vaca Muerta, el cual explica la vigencia de nuevos proyectos de separación y fraccionamiento de Gas Licuado de Petróleo o GLP con destino exclusivo de exportación, ya que el país hace años está largamente abastecido.

Es que el gas no convencional abunda en líquidos como butano, propano, etano y gasolina natural, cuya separación es un aprovechamiento del recurso y una agregación de valor que tiene demanda externa.

El crecimiento de la producción de shale, principalmente desde Vaca Muerta, que el año pasado superó los 100 millones m3/d trae aparejada una mayor disponibilidad de líquidos económicamente muy bien aprovechables, lo que alienta las inversiones en el incremento de capacidad de procesamiento y fraccionamiento.

El GLP tiene una gran polivalencia, ya que se utiliza de innumerables maneras. En la actualidad, cientos de millones de personas lo utilizan y dependen de él para aplicaciones muy variadas en el sector terciario, la industria, el transporte, la agricultura, la generación de energía, para cocinar, como combustible de calefacción, y en aplicaciones recreativas.

Esto genera un atractivo mercado de demanda que explica las inversiones que se vienen realizando en ampliación de capacidad de separación de líquidos, como otros en etapa de desarrollo.

Aún antes de la llegada del actual gobierno, el negocio del GLP estaba en carpeta de las principales empresas del sector y si bien la Ley de Bases con sus premisas de desregular la actividad acaba de tener un paso frustrado por el Congreso, en la industria se insiste en la necesidad de avanzar en medidas como la autorización automática de exportaciones que hoy deben ser autorizadas por la Secretaría de Energía, y revisar el desacople de los precios internos de la paridad de exportación.

Gas Licuado de Petróleo GLP Vaca Muerta
El Gas Licuado de Petróleo, otra promesa de desarrollo de Vaca Muerta

Las exportaciones son autorizadas solamente en condiciones interrumpibles o en condiciones firmes por corto plazo y como resultado los precios del gas natural en el mercado desregulado argentino también se han quedado muy por detrás del precio de paridad de importación.

Al igual que el resto de los productos energéticos, el GLP también es motivo de una reconsideración de sus cuadros tarifarios y de reducción de subsidios, lo que se verá reflejado en la audiencia pública del 29 de febrero. En este segmento, el subsidio se instrumenta mediante el Programa Hogar, al cual aportan de manera obligatoria una quincena de productoras.

A pesar de que 4 de cada 10 hogares en la Argentina recurre a la garrafa de GLP ante la falta de gas por redes, la abudancia de líquidos que se pueden extraer impulsa los planes de aprovechar el butano y el propano para producir y exportar mucho más GLP. Son las mismas compañías que plantean que se puede duplicar la producción de GLP en Argentina.

En ese camino se suman los proyectos nuevos o de ampliación de procesamiento de empresas como Mega, TGS, YPF, Tecpetrol o Pluspetrol. Para todas la clave para destrabar las exportaciones pasa por permitir la contractualización de volúmenes firmes y por plazos anuales o plurianuales, una necesidad que se advierte de similar manera en el GNL como en el gas natural para ampliar contratos y mercados.

La producción de GLP en Vaca Muerta y el resto del país

En la actualidad, a cifras de diciembre, se producen mensualmente unos 124,9 miles de toneladas de GLP a partir de plantas de procesamiento de gas (encabezada por Mega, TGS, YPF y CGC); y unas 103,5 miles de toneladas provenientes de refinerías de petróleo (en las que se destacan YPF, PAE, Shell, y Trafigura) que son las que cuentan con las plantas más grandes del país.

En cuanto a la comercialización del GLP, se observa en las cifras oficiales que se exportaron 92 miles de toneladas, a un precio de exportación de US$245 la tonelada.

GLP garrafa YPF gas
La distribución de garrafas para consumo doméstico abastece a muchas localidades del interior.

Pero ese export parity estaba largamente por encima de los US$ 79 por tonelada del precio interno regulado por la Secretaría de Energía para el caso del butano y de US$ 21 para el propano, un sendero que comenzó a recuperarse en enero con la primera actualización del 120% en cada una de las etapas. Para la industria la señal de precios es el punto de partida para fortalecer cualquier mercado exportador.

A partir de entonces es que se podrán aprovechar las oportunidades de negocios que ofrece la región en países como Chile que utiliza el GLP como combustible para el 80% de sus hogares y que puede reemplazar la quema de carbón que aún forma parte de su matriz energética.

También es el caso de Bolivia, que paradójicamente podría comenzar a importarlo este año si se concreta la prometida caída de las exportaciones de gas natural por red hacia la Argentina. Es que el vecino país tiene en los tramos finales de los gasoductos dos plantas de procesamiento que con la interrupción de los envíos dejarían de contar con la materia prima.

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