A pesar de contar con proyectos listos y un mercado activo, la infraestructura y las reglas de juego limitan el desarrollo de energías limpia. Nuevas tecnologías, minería y almacenamiento marcarán la diferencia en los próximos años.
Desde 2016, Argentina incorporó casi 7.000 megavatios (MW) de energías renovables, equivalentes al 18% de la demanda eléctrica nacional (si se cuentan energías eólica y solar, más bioenergías y pequeñas hidroeléctricas). Las inversiones acumuladas superan los 7.500 millones de dólares, con otros 4.500 millones en proceso, contribuyendo a reducir importaciones de combustibles fósiles y a generar saldos exportables de gas.
Este crecimiento se inscribe dentro de un contexto global en el que las energías limpias son cada vez más competitivas y estratégicas, tanto por razones ambientales como económicas. Sin embargo, mientras países vecinos como Brasil y Chile lograron diversificar significativamente sus matrices energéticas, Argentina ha mostrado un estancamiento.
El principal obstáculo para las grandes plantas renovables es la capacidad de transporte de energía.
El estancamiento en el 18% no implica que la actividad haya cesado. Por el contrario, la inversión continúa, pero se enfrenta a barreras técnicas, económicas y regulatorias que ralentizan la expansión. La historia reciente del sector muestra un panorama de potencial desaprovechado, con proyectos listos pero limitados por la infraestructura de transporte y las condiciones financieras.
El objetivo para el sector es claro: romper ese 18% y encarar una nueva etapa de crecimiento sostenido en el esquema nacional.
Del techo al ritmo pausado
El principal obstáculo para las grandes plantas renovables es la capacidad de transporte de energía. Nicolás González Rouco, especialista en energías renovables, subraya: “El problema son las líneas de transmisión. Sin líneas es muy difícil que este mercado se desarrolle”.
La saturación de nodos y líneas clásicas limita la incorporación de energía limpia, por lo que se requieren obras de alta tensión para ampliar la capacidad. Esto se refleja en regiones estratégicas como la Patagonia y el norte del país, donde las distancias y las condiciones geográficas complican el desarrollo de infraestructura.

Héctor Ruiz Moreno, presidente de la Cámara de Generadores y la Cadena de Valor de Energías Renovables (CEA), coincide: “La dinámica del sector ya no es la misma que en los años del boom renovable. No se trata de un estancamiento, sino de una etapa distinta, con otro ritmo y nuevas condiciones de desarrollo”.
“Hoy los flujos para ingresar energía renovable son escasos. El gobierno ha anunciado algunas obras con foco especial en el AMBA, pero también son necesarias las redes del sur”, agrega Ruiz Moreno.
A pesar de estas restricciones, la dinámica del sector no se detuvo. Ruiz Moreno enfatiza que “las grandes empresas continúan construyendo e instalando parques. Hay mucha inversión en la gatera”. El Mercado a Término de Energías Renovables (MATER) respalda esta afirmación: en el tercer trimestre de 2025, diez proyectos solicitaron prioridad de despacho, con potencias entre 941 MW y 1.017,5 MW para grandes usuarios del Sistema Argentino de Interconexión (SADI).
Aunque la oferta de generación renovable superó los cupos disponibles, muchos proyectos no se adjudicaron por falta de capacidad en la red o porque aún no tenían un precio definido. Esto refleja un fenómeno curioso: hay una “cola de proyectos” listos para entrar en operación, que podrían activar un crecimiento abrupto si se expanden las redes y se habilitan nuevas licitaciones.
El estancamiento del 18% refleja, por lo tanto, limitaciones de infraestructura y mercado, y no falta de interés o de inversión. Existen proyectos listos, empresas con experiencia y capital disponible, pero sin expansión de líneas de transmisión y condiciones financieras estables, gran parte del potencial renovable permanece sin activarse.
Qué puede disparar la nueva incorporación de proyectos renovables
El crecimiento futuro del sector está estrechamente ligado a la incorporación de tecnologías híbridas y sistemas de almacenamiento, que mejoran la eficiencia y la estabilidad de la red eléctrica.
Ruiz Moreno explica: “El almacenamiento es absolutamente necesario. Cuando se combine con la eficiencia de la energía eólica y solar, el sector dará un salto importante”. Empresas líderes ya están participando en licitaciones que incluyen estas tecnologías, anticipando un cambio en la capacidad de integración de energía limpia.

Marcelo Álvarez, integrante de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER) coincide en que estas soluciones permitirán reducir cortes durante los picos de demanda y abastecer sectores estratégicos como la minería: “Plantas híbridas con almacenamiento, tanto para el sector minero como para mejorar la disponibilidad en los veranos en el AMBA, serán parte del futuro. La combinación de solar y eólica permitirá gestionar la inyección de energía en momentos críticos”.
Además del desarrollo tecnológico, la estabilidad macroeconómica y la mejora en las condiciones de financiamiento son fundamentales. Si las PYMES pudieran acceder a crédito en condiciones razonables, la participación de proyectos más pequeños podría multiplicarse, complementando a los grandes parques eólicos y solares. El sector se encuentra, entonces, en una posición de alto potencial, a la espera de medidas que permitan acelerar su desarrollo.
Sectores en expansión
El impulso a la demanda renovable proviene tanto de infraestructura técnica como de sectores productivos en expansión. Ruiz Moreno detalla que la minería negocia directamente con generadores la instalación de líneas propias para abastecer sus operaciones, especialmente en el norte del país.
“Se trata de contratos entre privados que requieren autorización de los entes regulatorios y de la Secretaría de Energía a nivel federal. Esto ya se está implementando y permitirá que la minería opere a máxima capacidad con energía renovable”, explica.
González Rouco señala que otros sectores emergentes también demandarán grandes volúmenes de energía: data centers, inteligencia artificial, siderurgia y movilidad eléctrica. Estas industrias requieren un suministro continuo y confiable, por lo que necesitarán respaldo de transmisión y generación estable.

Paralelamente, la generación distribuida experimenta crecimiento, conectándose a redes de media y baja tensión. La Resolución 21/2025 permite ampliar los proyectos de 2 a 12 MW, facilitando la integración de parques industriales, comerciales y residenciales.
La Patagonia y el norte del país se perfilan como regiones estratégicas para este desarrollo. La Patagonia concentra gran parte de la energía eólica, mientras que el norte ofrece oportunidades para solar y para abastecer grandes industrias. Ruiz Moreno comenta: “Hoy vemos un crecimiento del sector importante, y que se puede duplicar o triplicar en pocos años. Los objetivos originales de la Ley 27.191 serán alcanzados y superados, sin dudas”.
Qué se discute en el Congreso sobre la Ley 27.191
El marco legal es un factor decisivo para garantizar inversión. La prórroga de la Ley 27.191, que fomenta la inversión en energías renovables, tiene dictamen favorable en el Congreso. Ruiz Moreno aclara que la continuidad de la ley no busca mantener subsidios, sino garantizar seguridad jurídica y estabilidad fiscal.
“Evita que provincias y municipios apliquen nuevas tasas sobre proyectos ya definidos, asegurando que la inversión sea viable. Esto es lo que los inversores necesitan”, explica.
Si la ley no se aprueba antes del 31 de diciembre y no hay sesiones extraordinarias, el dictamen cae y habría que reiniciar el proceso, retrasando el desarrollo del sector. González Rouco coincide: “Se están definiendo los últimos detalles, pero la idea es que se prorrogue antes de fin de año”.
“La prórroga de la Ley 27.191 obtuvo dictamen favorable en el Congreso, aunque con una diferencia muy ajustada de votos. Desde la Cámara, estamos dialogando con todos los diputados para explicar que mantener la ley garantiza seguridad jurídica y estabilidad fiscal, beneficios claros para todos, y no hay motivos para rechazarla”, adelantó Ruiz Moreno.
“La Ley 27.191 fue votada por unanimidad y ha perdurado a lo largo de varias administraciones, consolidándose como una de las pocas políticas de Estado del sector. Las críticas sobre la prórroga señalan que renovables buscan mantener subsidios, pero eso es falso: aunque la ley incluía beneficios como devolución del IVA o certificados de exportación, nunca se cobraron y no hay interés en continuar con ellos”, agregó.
Lo que viene: sube la energía solar, se estanca la eólica
Argentina cuenta actualmente con una potencia total instalada de unos 43.000 megavatios (MW), de los cuales alrededor del 10% proviene de la energía eólica y un 5% de la solar. Sin embargo, estas cifras podrían ser aún mayores, ya que hay nuevos parques en proceso de conexión y cerca de 2.000 MW adicionales aún sin asignar, lo que refleja un crecimiento sostenido —aunque más pausado— del sector renovable.
Marcelo Álvarez, de CADER, indica que “este año va a terminar va a terminar con 1 GW (1.000 MW) más instalados en el segmento solar. Y en 2026 es esperable que crezca 1,5 GW. Se trata de datos extraoficiales porque es difícil ponderar cómo va a crecer la generación distribuida”.
“No creo que haya nuevos parques eólicos más allá de los que ya están planeados. Es poco probable que haya espacio para nuevos salvo que vaya liberándose capacidad de transporte, tanto en Patagonia como en pampa húmeda”, aclara.



