Las paradas de mantenimiento en Atucha I y II generaron en febrero una baja de 20% interanual en ese rubro, mientras que en los embalses la caida fue mayor: 25%. La contracara la dieron las fuentes eólicas, solares y biomasa, con un salto del 17,2%.
La generación de energía nuclear en Argentina registró una caída del 20% interanual durante febrero, en plena ola de calor, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Y no fue el único reacomodamiento momentáneo del la matriz energética del país durante la última ola de calor que generó picos históricos de consumo. También cayó el aporte de las represas hidroelécticas, mientras que las fuentes renovables dieron un salto.
En total, las centrales nucleares generaron 789,2 GWh, frente a los 990,2 GWh producidos en el mismo mes del año anterior, según lo informado en la Síntesis del Mercado Mayorista Eléctrico. ¿La razón principal? Atucha II estuvo fuera de servicio por tareas de mantenimiento correctivo entre el 7 y el 9 de febrero.
A eso se sump que Atucha I continúa inactiva desde 2022 por los trabajos de extensión de vida que, según lo previsto, se extenderán hasta 2027. La única que operó con normalidad durante todo el mes fue la central de Embalse.
La generación hidráulica se desplomó un 25,6% interanual debido a caudales bajos en los principales ríos, especialmente en el Paraná, el Uruguay y los afluentes de la cuenca del Comahue.
El contexto coincide con el relanzamiento del Plan Nuclear Argentino, anunciado por el Gobierno en diciembre pasado. “Ya está en acción”, afirmó Demian Reidel, recientemente designado como presidente de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA).
Mientras tanto, la demanda neta en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) llegó a los 12.911,8 GWh, lo que implica un incremento interanual del 0,5%. Si se ajusta por el año bisiesto, el crecimiento real diario fue del 4,2%.
El repunte en el consumo estuvo impulsado por temperaturas elevadas —26,1 °C promedio, por encima del histórico de 23,6 °C— y un aumento en la actividad comercial e industrial, que alcanzó su mayor nivel para un mes de febrero en los últimos cuatro años.
Por otro lado, el mes dejó una marca histórica: el 10 de febrero, a las 14:47, se registró un nuevo récord de potencia máxima con 30.257 MW, superando el pico de 29.653 MW del año anterior.
Matriz energética con la hidráulica golpeada
No todas las fuentes acompañaron el crecimiento de la demanda. La generación hidráulica se desplomó un 25,6% interanual debido a caudales bajos en los principales ríos, especialmente en el Paraná, el Uruguay y los afluentes de la cuenca del Comahue.
La contracara la dieron las fuentes renovables. Eólica, solar y biomasa alcanzaron un récord histórico para febrero, con 2.002,5 GWh generados, lo que representa un salto del 17,2% frente al mismo mes de 2024. Este impulso se explica por la incorporación de nueva potencia, en especial desde parques eólicos y solares.

La térmica fósil también creció: el aumento fue del 6,9% interanual, con un impacto directo en las emisiones de gases de efecto invernadero, que subieron 4,4% respecto al año pasado, principalmente por el mayor uso de carbón mineral.
En el plano del intercambio regional de energía, las importaciones subieron fuerte: totalizaron 542,2 GWh, en su mayoría provenientes de Brasil.
Es un salto importante frente a los 402,8 GWh importados en febrero del año anterior. Las exportaciones, en cambio, cayeron a 39,4 GWh, desde los 64,8 GWh del mismo mes del año pasado, con Uruguay como principal destino.
El informe de la CNEA también detalla que el precio monómico de la energía —sin contar el transporte— se ubicó en $69.414,2 por MWh, equivalente a 65,6 dólares, reflejando los cambios en la matriz y la evolución del precio de los combustibles a nivel internacional.
Uranio: el regreso de un protagonista
Después de varios años fuera del centro de la escena, el uranio vuelve a tener un lugar clave en la agenda minera argentina.
Aunque hay desarrollos en marcha en Salta y Mendoza, el mayor potencial está en la Patagonia, con la provincia de Chubut como principal protagonista. Eso sí, todos los proyectos siguen en etapas muy tempranas.

La reactivación del interés por este mineral no es casual. El Plan Nuclear Argentino contempla el desarrollo de reservas para abastecer el mercado interno y, a futuro, posicionar al país como un proveedor global en un sector donde el uranio es fundamental.
Y hay motivos de peso para mirar con atención: según publicó El País en 2024, el precio del uranio subió un 400% en los últimos cinco años.
Hoy la Argentina cuenta con 17 proyectos activos vinculados al uranio. De ese total, 14 están ubicados en la Patagonia y 8 en Chubut, lo que pone a la región en el centro de la estrategia minera asociada al futuro energético del país.