A pesar de que se había ratificado el Día de la Bandera como la fecha para poner en operaciones el Gasoducto Néstor Kirchner, el presidente Alberto Fernández admitió hoy que podría demorarse hasta el Día de la Independencia.

Aunque hace apenas 10 días el presidente de la empresa Energía Argentina S.A. (Enarsa), Agustín Gerez, ratificó que el próximo 20 de junio comenzará a operar el Gasoducto Néstor Kirchner, ahora esta fecha está en duda.

Así lo deslizó este lunes el presidente Alberto Fernández en diálogo con FM Radio Nacional al destacar los beneficios que traerá la puesta en funcionamiento del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) por el que se evacuará la producción de Vaca Muerta y señaló que “se están manejando dos fecha para la puesta en marcha, puede ser el 20 de junio o el 9 de julio” admitió el mandatario.

De esta manera, la entrada en operaciones podría retrasarse poco más de dos semanas de lo pensado inicialmente.

El titular de Enarsa aseguró días atrás que las obras ya están avanzadas en un 45% y que, una vez operativo, el Gasoducto Néstor Kirchner permitirá un ahorro de 2.200 millones de dólares en el segundo semestre del año.

Días atrás Gerez había adelantado que «tenemos hoy un estado de avance que mantiene el ingreso operativo del tramo Tratayén-Saliquello, y sus complementarios para el 20 de junio que sumará 11 millones de metros cúbicos (MMm3) de capacidad, y el de las plantas compresoras para julio y agosto de este año que agregarán otros 5 MMm3 cada una, dándole fin a la primera etapa»..

Al participar de un webinar organizado por el Mercado Electrónico del Gas (Megsa), el funcionario reseñó que «la obra tiene dos grandes fechas: el apto para funcionar en condiciones técnicas y de seguridad, y por otro lado el final de obra, por lo que al momento de estar operativo el gasoducto tendrá un 75 a 80% de avance».

A poco más de dos meses de la fecha de referencia, Gerez explicó que «hay un desvío de lo planificado y lo real acumulado, pero que las tareas que se están realizando incrementan agresivamente los porcentajes de avance», en relación a los trabajos de bajada, tapada y pruebas de los distintos tramos en los tres renglones licitados.

Gasoducto Néstor Kirchner
Se espera que en el segundo semestre del año el Gasoducto Néstor Kirchner genere un ahorro por 2.200 millones de dólares.

La obra principal consiste en un tramo de 573 kilómetros que se extiende desde la localidad neuquina de Tratayen hasta Salliqueló, en el centro oeste de Buenos Aires, a lo que se suma la ampliación (loop) de Ordoqui en el sistema Neuba II, el gasoducto Mercedes-Cardales, y las plantas compresoras en las cabeceras del ducto troncal.

Gerez también señaló en aquella oportunidad que Enarsa está «trabajando en los pliegos licitatorios de la segunda etapa (Salliqueló-San Jerónimo) aunque todavía no está la fecha pero la idea es dejar esa obra adjudicada y con el inicio de trabajos» al fin de la actual gestión.

Más avanzado está el proyecto para la reversión del Gasoducto Norte, que incluye la obra La Carlota-Tío Pujio, con fecha de entrega para el otoño de 2024, que tiene financiamiento recientemente asegurado por el banco de Desarrollo de América Latina -CAF por US$540 millones.

El ahorro que generará el Gasoducto Néstor Kirchner

Gerez estimó además que el Gasoducto Néstor Kirchner permitirá generar ahorros de importación por 2.200 millones de dólares en el segundo semestre del año, duplicándose esa cifra en 2024.

«Este año, solamente con seis meses de operación, (el GPNK) va a generar ahorros en importación de combustibles y en importación de energía y de gas por 2.200 millones de dólares», aseguró  Gerez y anticipó que «el año que viene, que va a estar operativo los 12 meses, va a generar ahorros por 4.400 millones de dólares», en referencia al «impacto sobre la sustitución (de importaciones), en el ahorro de esas divisas y en el potencial polo exportador que se puede generar a partir de la venta de gas a los países vecinos».

Para dar cuenta del impacto que tendrá el GPNK en el largo plazo, Gerez detalló que «la Argentina importó unos 10 mil millones de dólares de energía promedio por año durante la última década: líquidos, GNL, gas natural, electricidad, que no es otra cosa que importar trabajo que debería ser sustituido por empleo local y potenciar los propios recursos».

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