La ola de frío polar que se instaló sobre todo el territorio argentino, con las temperaturas más bajas de los últimos 30 años, puso a prueba el sistema energético argentino, llevando el consumo de gas natural de los hogares a niveles nunca antes vistos. Se espera que la suba de las temperaturas desde hoy ayude a superar la coyuntura crítica.

Con una demanda que superó los 100 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/día), el gobierno se vio forzado a implementar medidas extraordinarias para garantizar el abastecimiento a la demanda prioritaria y evitar cortes masivos.

Pese a la producción récord de gas en el país y a las importaciones, el consumo superó todas las previsiones.

Las bajas temperaturas, con mínimas de hasta dos cifras por debajo de los cero grado en algunas provincias, provocaron un incremento inédito del 25% en el consumo de gas residencial en comparación con el promedio del mismo mes del año pasado (76 MMm3).

Este pico histórico, registrado el miércoles, superó cualquier marca anterior en el sistema energético local, según estimaciones del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas).

Como consecuencia directa de esta crisis, las distribuidoras que operan en regiones clave como Buenos Aires Norte, Centro Norte, Litoral, Norte, Noroeste, Cuyo y Sur se vieron en la necesidad de interrumpir el suministro a contratos en firme de estaciones de GNC e industrias.

En el resto del país, se restringió el corte de suministro a contratos interrumpibles y, en algunas localidades, se aplicaron mínimos técnicos a los contratos firmes. Incluso las exportaciones pactadas a Chile mediante contratos interrumpibles fueron sometidas a revisión según la disponibilidad de flujo.

En todos los casos, lo que se advierte desde el análisis de distintos actores del sistema es la falta de obras de infraestructura de transporte que aún existe a pesar de algunas obras importantes y millonarias realizadas en los últimos años.

Pero ni el Gasoducto Perito Moreno ni la reversión del Gasoducto del Norte alcanzan para enfrentar una demanda extrema.

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En los picos estacionales, los protocolos privilegian la demanda de los hogares.

Ante este escenario crítico, el Enargas conformó de inmediato el Comité Ejecutivo de Emergencia, el órgano de coordinación que reúne a todos los actores clave de la cadena de valor del gas (productores, transportistas, distribuidoras, la Secretaría de Energía, y las empresas Cammesa y Enarsa).

Las medidas tomadas para garantizar el abastecimiento de gas

Desde ese ámbito de decisión se activaron los protocolos para adoptar medidas de coyuntura y asegurar la estabilidad del sistema.

Desde la noche del miércoles, el Comité dispuso un conjunto de “medidas extraordinarias” que deben ser aplicadas por transportistas y distribuidoras. El objetivo primordial es asegurar el suministro a los usuarios prioritarios: hogares, residencias, hospitales y establecimientos educativos.

Estas disposiciones profundizaron acciones ya tomadas horas antes por el mismo Comité, evidenciando que la situación venía siendo monitoreada por lo inédita.

La situación se vio agravada por limitaciones operativas en la inyección de gas al sistema. Factores relacionados con los efectos del clima en los yacimientos impidieron que algunos productores suministraran su potencial total, lo que redujo el aporte global en hasta 10 MMm3.

Esta merma impactó directamente en el “line pack” –el gas que se mantiene en los gasoductos para asegurar la presión necesaria en la distribución–, afectando la estabilidad del sistema, por lo que se debió poner en marcha el resguardo del peak shaving, una instalación de producción y almacenamiento de GNL que forma parte de la concesión de Naturgy.

Esa planta ubicada en el partido bonaerense de General Rodríguez, permitió inyectar en los últimos días unos 3 MMm3 diarios para estabilizar el sistema e intentar sostener la presión de los gasoductos y en lo que llega a los usuarios finales.

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El sistema actuó nuevamente al límite y el efecto se reflejo en la menos presión de los gasoductos.

Para completar la oferta de gas, el sistema viene inyectando unos 20 MMm3/d desde la terminal de regasificación de GNL de Escobar, al norte de la provincia de Buenos Aires, además de que se empezó a importar desde la semana pasada hasta 4,5 MMm3/d desde Bolivia, pero en este caso a partir de contratos privados suscriptos por generadoras eléctricas de las provincias del norte.

El Gobierno no dudó en señalar que esta coyuntura crítica “vuelve a poner en evidencia los problemas estructurales que arrastra el sistema energético”. Se enfatizó que, “durante más de dos décadas, la ausencia de inversión sostenida, la falta de señales de precio y un esquema de tarifas congeladas impidieron el desarrollo de la infraestructura necesaria para responder a situaciones críticas” como la actual.

Todas las decisiones implementadas para el resto de la jornada se adoptaron siguiendo estrictamente los protocolos técnicos establecidos, priorizando la seguridad del sistema y el abastecimiento a la demanda residencial en un contexto de excepción.

La situación actual subraya la urgencia de abordar las deficiencias de infraestructura para evitar futuras crisis ante fenómenos climáticos extremos o picos de demanda.

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