Se trata de unidades de 15x15x5 milímetros para pequeños dispositivos electrónicos. La startup china que las desarrolla ya empezó a producirlas y apunta a aumentar su potencia en el corto plazo, para abastecer drones, marcapasos, sensores remotos e incluso autos eléctricos y satélites.

China anunció el inicio de la producción masiva de una batería nuclear capaz de operar durante 50 años sin necesidad de recarga. Esta tecnología, que podría transformar sectores enteros como la electrónica de consumo, la medicina, la defensa y la exploración espacial, abre un nuevo capítulo en la forma en que se concibe la autonomía energética en el mundo.

El proyecto detrás de este avance pertenece a la startup Betavolt, oriunda del país asiático, que logró miniaturizar una batería nuclear hasta encapsularla en un módulo de apenas 15x15x5 milímetros.

Se espera que las próximas generaciones incluyan una versión de 1 watt, abriendo la puerta a dispositivos que podrían operar durante décadas sin necesidad de mantenimiento energético.

Esta unidad inicial es capaz de entregar 100 microwatts de potencia a 3 voltios, cantidad suficiente para alimentar pequeños dispositivos electrónicos. Aunque modesta, representa un primer paso hacia aplicaciones de mayor envergadura.

De hecho, los planes de Betavolt apuntan a escalar la tecnología en el corto plazo. Con el objetivo de alimentar drones, marcapasos, sensores remotos e incluso satélites, la compañía trabaja en el desarrollo de baterías más potentes.

Se espera que las próximas generaciones incluyan una versión de 1 watt, abriendo la puerta a dispositivos que podrían operar durante décadas sin necesidad de mantenimiento energético.

El inicio de la producción masiva de estas baterías no solo representa un avance tecnológico, sino también un movimiento estratégico en la carrera global por el control de la energía del futuro. En un escenario donde el cambio climático exige fuentes de energía más sostenibles y donde la demanda de soluciones portátiles crece constantemente, China se posiciona como un actor clave.

Las ventajas de la batería nuclear

A diferencia de los tradicionales reactores de fisión o los proyectos experimentales de fusión, estas baterías se basan en la tecnología de radioisótopos.

Este método convierte directamente la energía liberada por la desintegración de materiales radiactivos en electricidad, ofreciendo una fuente constante, controlada y libre de emisiones contaminantes.

El isótopo elegido para este desarrollo es el níquel-63, conocido por su descomposición estable y su capacidad de liberar energía de manera predecible. Un elemento central en la ingeniería de estas baterías es el encapsulamiento del níquel-63 en un diamante sintético.

Esta capa actúa como semiconductor y como escudo protector, permitiendo que la energía sea aprovechada de manera eficiente mientras se minimiza cualquier riesgo de exposición.

La ausencia de partes móviles o componentes sujetos al desgaste promete una fuente de energía excepcionalmente confiable.

Batería nuclear, Transición energética, China
La moneda nuclear del tamaño de una moneda es propiedad de la startup china Betavolt.

A diferencia de las baterías de litio, que pierden eficiencia con el paso del tiempo y deben ser reemplazadas periódicamente, las unidades de níquel-63 ofrecen una vida útil que podría extenderse a varias generaciones de dispositivos. Esto resuelve uno de los mayores desafíos tecnológicos actuales: la obsolescencia energética.

En materia de seguridad, el diseño prevé mecanismos de contención robustos. Incluso en caso de daño o ruptura del módulo, los materiales radiactivos permanecerían encapsulados, evitando filtraciones y riesgos ambientales. Además, al final de su vida útil, el níquel-63 se convierte en un isótopo estable y no radiactivo, minimizando cualquier impacto ecológico.

Aunque en esta primera etapa las baterías nucleares están destinadas a dispositivos de baja demanda energética, los desarrollos futuros podrían extender su uso a vehículos eléctricos y grandes sistemas electrónicos.

De prosperar estas iniciativas, el paradigma actual del consumo de energía podría sufrir una transformación radical, dando paso a una era en la que la necesidad de recarga frecuente se vuelva obsoleta.

La creación de marcos regulatorios internacionales será fundamental para garantizar el uso seguro de esta tecnología. A medida que Betavolt y otras compañías avancen, la comunidad global deberá acompañar este cambio con normas que promuevan tanto la innovación como la protección ambiental y la seguridad pública.

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