En la nueva era Donald Trump y con el fantasma del proteccionismo, se reubicó como el principal destino de las exportaciones nacionales, y con amplia ventaja. En el primer trimestre del año las ventas totales al exterior crecieron un 27%.
La demanda global de petróleo argentino, especialmente el de Vaca Muerta, sigue en ascenso. Y en ese contexto, Estados Unidos volvió a posicionarse como el principal destino del recurso nacional, desplazando a Chile del primer lugar, tras algunos meses en los que el país trasandino lideró las compras.
En medio de la incertidumbre por posibles medidas proteccionistas impulsadas por Donald Trump, que volvió a instalar el fantasma de los aranceles, el mercado estadounidense no solo no se cerró: aumentó su apetito por el petróleo argentino, y sin restricciones.
Desde agosto de 2024, Chile había tomado la delantera como mayor comprador, impulsado por la reactivación del Oleoducto Trasandino (Otasa) y el crecimiento sostenido de la producción neuquina. Pero en lo que va de 2025, ese liderazgo cambió de manos.
Las ventas a Estados Unidos totalizaron US$ 564 millones en los primeros tres meses de 2025, un aumento cercano al 15% frente al mismo período del año pasado.
Durante el primer trimestre del año, Argentina generó ingresos por US$ 1.461 millones en exportaciones de petróleo, lo que representa un incremento del 27% respecto al mismo período del año anterior, según datos oficiales. Ese salto está alineado con las proyecciones de crecimiento que maneja el sector para el resto del año.
Las ventas de petróleo a Estados Unidos
En particular, las ventas a Estados Unidos totalizaron US$ 564 millones en los primeros tres meses de 2025, un aumento cercano al 15% frente al mismo período del año pasado.
El repunte está directamente vinculado al aumento en la capacidad de evacuación del crudo de Vaca Muerta gracias al proyecto Duplicar, impulsado por Oldelval, que conecta la Cuenca Neuquina con Puerto Rosales, la principal salida marítima hacia el mercado norteamericano.
Chile, por su parte, compró petróleo argentino por US$ 394 millones, duplicando sus números respecto al primer trimestre de 2024. Aun así, quedó relegado al segundo puesto. Y por bastante diferencia.
Ambos países siguen concentrando la mayor parte del negocio: más del 65% de los ingresos por exportaciones de crudo provienen de Estados Unidos y Chile. Completan el top cinco Uruguay, Emiratos Árabes Unidos y Brasil.
Otasa, clave pero limitado
La remontada chilena en 2024 fue impulsada por la vuelta a la actividad del oleoducto Otasa, que permitió canalizar un volumen importante de crudo hacia el país vecino.
De hecho, en el cierre de ese año, Chile superó a Estados Unidos por una leve diferencia de 23 millones de dólares, alcanzando casi el 37% de los ingresos totales por exportaciones.

Sin embargo, las limitaciones físicas del ducto —con una capacidad máxima de 110.000 barriles por día y sin operar a pleno— contrastan con la logística marítima, que permite una mayor flexibilidad en los envíos hacia Norteamérica. La diferencia terminó inclinando la balanza.
Un trimestre con superávit, pero señales de alerta
El primer trimestre de 2025 cerró con un saldo positivo en la balanza comercial energética. El superávit fue de US$ 1.822 millones, un desempeño que triplica al de la balanza general de la economía en el mismo período.
El dato fue difundido por la Secretaría de Energía, que destacó la liberación de restricciones al comercio exterior como uno de los factores clave: “Esto es posible porque, con menos trabas al comercio exterior, el país exportó 753 millones en combustible y energía, mientras que importó 226 millones”, señaló el comunicado oficial.
Pero el cierre del trimestre trajo consigo algunas luces amarillas. Marzo marcó el peor desempeño mensual del año, con una caída del 13,5% en las exportaciones del sector energético en comparación con marzo de 2024.
El retroceso estuvo impulsado por una baja en los precios internacionales (-5,4%) y una merma en los volúmenes exportados (-8,9%).
La combinación de precios más bajos y menor demanda empieza a preocupar en un año en el que se esperaba consolidar la expansión del sector. Aunque el arranque de 2025 fue positivo, la tendencia de los últimos meses obliga a mirar con atención lo que viene.