La estrategia es usar el gas excedente de los pozos como fuente de energía para centros de cómputo que realizan el criptominado y así evitar quemarlo o liberarlo a la atmósfera. En Río Negro ya funciona un proyecto.
Las criptomonedas y la actividad petrolera parecerían ser dos segmentos que corren en paralelo, pero están unidas por una problemática en común: el impacto ambiental. Por el lado de los hidrocarburos, el daño es evidente, la actividad en sí abastece los combustibles fósiles que producen grandes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI).
Asimismo, la propia extracción de petróleo genera gas que, si no puede evacuarse, se ventea o se quema, lo que incrementa aún más la emisión de GEI. Al quemarse, produce emisiones de metano y dióxido de carbono (CO2), dos gases con alto impacto climático, que también baja la competitividad del petróleo a nivel internacional por sus emisiones.
Hay una legislación que prohíbe el venteo, lo que obliga al cierre de productores para así no ventear el gas asociado.
Este escenario se repite en gran parte del país, ya que el gas de petróleo excedente es muy volátil para ser transportado con camiones, y precisa sí o sí de gasoductos para ser utilizado. Además, hay una legislación que prohíbe el venteo, lo que obliga al cierre de productores para así evitar la liberación a la atmósfera del gas asociado.
Si bien el sistema de evacuación en la Argentina se ha optimizado y ampliado en tiempos recientes de la mano del Gasoducto Néstor Kirchner, y el avance de proyectos similares como la Reversión del Gasoducto Norte, aún no está suficientemente desarrollado como para alcanzar a yacimientos remotos y de difícil acceso.
Por el lado de las criptomonedas, el impacto ambiental responde a que se trata de una actividad que demanda enormes cantidades de energía eléctrico, a menudo de origen fósil. Para contrarrestarlo, tomó relevancia la criptominería verde, que básicamente es que el suministro provenga de fuentes renovables.
Este sistema tiene algunos obstáculos. Por empezar, se precisan grandes instalaciones, ya sea solares o eólicas, para abastecer una “granja cripto” de tamaño reducido. Esto se debe a la naturaleza del minado, que consiste en la verificación de millones de transacciones simultáneas realizadas en la cadena de la moneda elegida.
Usualmente, y como sucede en los casos que se acordaron en la Argentina, las empresas de minado trabajan con Bitcoin, la cripto más popular del mundo. Esto significa que la cadena de transacciones que se dividen en bloques, para formar la “blockchain”, sea de dimensiones enormes y demanda, en consecuencia, un enorme consumo energético que pocas fuentes renovables pueden mantener durante las 24 horas.
Una alianza sustentable
Ante este escenario al que se enfrentan ambos rubros, apareció una alternativa concreta. Tomar el gas excedente y utilizarlo para abastecer los centros modulares de las granjas de criptomonedas.
Esta tendencia ha sido impulsada por la creciente conciencia ambiental en la industria y por parte de los consumidores, que privilegian en forma creciente productos y servicios más sostenibles.
La ecuación es simple: al emplear el gas en vez de ventilarlo o quemarlo las emisiones se reutilizan, y las grandes demandas para las operaciones cripto se satisfacen sin necesidad de que crezca el consumo de generación fósil.
El procedimiento de reutilización consiste en la construcción de una granja de criptomonedas en el yacimiento que tenga el excedente.
Estas instalaciones cuentan con un número determinado de “datacenters” o centro de procesamiento que son alimentados por un motor que se conecta a los pozos productores, para que el gas expedido abastezca al motor.
Experiencias de petróleo y criptomonedas en Argentina
La criptominera Unblock Computing hizo una alianza estratégica con la empresa estadounidense Crusoe Energy Systems para traer la tecnología llamada Mitigación Digital de Venteo a Vaca Muerta. “Hay cada vez más empresas interesadas porque el flaring es un problema muy importante para Argentina”, marcó el CEO y fundador de la compañía, Tomás Ocampo.
Asimismo, la firma ya tiene acuerdo con Tecpetrol y Pluspetrol y hay varias operadoras interesadas. El directivo, remarcó que cuenta con el apoyo de Cecilia Nicolini, actual secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación de la Nación, y de Alejandro Monteiro, ministro de Energía y Recursos Naturales de Neuquén.
Se espera por el anuncio oficial de la empresa que comenzará a operar en el bloque Los Toldos Este 2 de Tecpetrol, en las próximas semanas. Desde la petrolera informaron que tendrán una ganancia mínima pero que, si la criptomoneda sube, esa ganancia aumentará.
La criptominera que ya comenzó a operar es la argentina CryptoGranjas que mina Bitcoins en un área de Catriel, Río Negro. explotada por Petróleos Sudamericanos. Cryptogranjas es la primera empresa argentina en ponerlo en marcha.
“La inversión es argentina, el dinero invertido se queda en nuestro país y se invierte acá. Cada centro de cómputos que instalamos lleva mucha inversión de capital, y son fabricados en nuestra planta del Norte argentino, más precisamente en Salta”, indicó el CEO de CryptoGranjas, José Sarasola.
Actualmente, la firma está en proceso de sumar computadoras para Inteligencia Artificial y procesamiento de datos. De esta forma, no solo se generan bitcoins en estos centros de cómputos, sino que entrenarán modelos de inteligencia artificial, como es el machine learning (también llamado aprendizaje automático), redes neuronales y deep learning (también llamado aprendizaje profundo).