La mayor concentración de campos geotérmicos está en Cuyo, la Puna y el Norte Patagónico. Existen siete proyectos en marcha, pero ninguno en producción. Dónde están.

La energía geotérmica aparece como alternativa para la generación eléctrica renovable y la Argentina puede ocupar un rol central en su desarrollo. Este recurso se obtiene del calor producido en el núcleo de la tierra, que se acumula en reservorios subterráneos.

Para aprovecharlo, se excavan en estos campos pozos de unos 1.000 metros de profundidad para así liberar el vapor concentrado, el cual ingresa en aerogeneradores que alimentan turbinas eléctricas.

El procedimiento tiene un elevado grado de dificultad y la energía obtenida con la tecnología actual hace que los costos sean altos y -al menos por ahora- la rentabilidad, baja.

Sin embargo, en un escenario global que se dirige hacia la descarbonización impulsando a las empresas a disminuir su huella medioambiental, las energías renovables están en su apogeo. Y, si de bajar emisiones se trata, la geotérmica no produce prácticamente ninguna.

La Argentina cuenta con las condiciones geológicas necesarias para captar los principales mercados geotérmicos.

Según explicó Alejandro Conde Serra, quien conduce el Área de Geotermia del Servicio Geológico Minero Argentina (Segemar), los fluidos geotérmicos, es decir el vapor y el agua, se captan y son reinyectados al subsuelo. “Las vibraciones de los pozos se amortiguan mediante silenciadores”, completó el especialista.

Lo cierto es que el mercado mundial de la energía geotérmica está al alza y fue tasado en 2021 en unos u$s 6.600 millones. Pero se espera que esa cifra ascienda a u$s 9.400 millones para 2027, con un crecimiento anual de 5,9%.

Debido a sus limitaciones de potencia actuales, los proyectos vinculados a este segmento son utilizados para iniciativas mineras, o complejos de infraestructuras puntuales.

Condiciones favorables para la energía geotérmica

La Argentina cuenta con las condiciones geológicas necesarias para captar los principales mercados geotérmicos.

Una de las claves para que se produzcan los reservorios que permiten el aprovechamiento del recurso, es contar con cuerpos magmáticos cerca de la corteza terrestre.

Así sucede en las zonas de Cuyo, La Puna y el Norte patagónico, lo que genera áreas térmicamente anómalas y de alto potencial energético. Hasta el momento, las provincias con mejores expectativas para el segmento son Salta, Jujuy, Neuquén y Catamarca.

Allí no solo las condiciones geológicas son favorables, sino que los desarrollos geotérmicos podrían alimentar los proyectos mineros de la región. Con esta energía se podrían suministrar iniciativas en zonas remotas donde no haya redes de electricidad y gas para las plantas de procesamiento.

Actualmente, hay siete proyectos geotérmicos en la Argentina, aunque ninguno ha entrado en producción.

La única iniciativa que ya tiene elaborada la factibilidad de manera completa es la del Volcán Copahue, en Neuquén. Esta fue impulsada por ADI-NQN y tiene un potencial eléctrico de 30 MW.

Allí se instaló una planta piloto de 0.7MW con la intención de alcanzar el máximo estimado en dos fases. Sin embargo, este emprendimiento se encuentra parado desde hace unos años por oposición de la población local.

Por otro lado, ADI-NQN también es propietario de los derechos del Proyecto Volcán Domuyo, ubicado en la misma provincia. Este se encuentra realizando los estudios de pre factibilidad técnica con resultados muy alentadores. Según los datos recopilados, se prevé una potencia geotérmica de hasta 90 MW.

Neuquén, Volcán Domuyo, ADI-NQN
Neuquén avanza con la planta piloto geotérmica en el Volcán Domuyo.

En Jujuy aparece la iniciativa Volcán Tuzgle, desarrollada por Geotermia Andina S.A. La firma realizó estudios entre 2010 y 2016 y determinó que existe una potencialidad de 34 MW. Sin embargo, aún no se llevó adelante una evaluación de pre factibilidad técnica que debe completarse aplicado una prospección geofísica 3D.

En tanto, Salta alberga el proyecto geotérmico Falla Tocomar. cuyos derechos pertenecen a Hanaq Group, que avanza con la colaboración de Recursos Energéticos y Mineros de Salta S.A. (REMSa). Los estudios en el sitio están muy avanzados y ya se determinó que el campo podría generar un mínimo de 6MW.

La quinta iniciativa a nivel nacional se ubica en San Juan y se denomina Los Despoblados. El Instituto Provincial de Exploraciones y Explotaciones Mineras (IPEEM) es el dueño de los derechos, aunque el proyecto es desarrollado por Geotermia Andina. Este se encuentra sin estudios realizados desde 2014.

En tanto, en Catamarca está uno de los aprovechamientos con mayor potencial. Se trata del Proyecto Caldera Cerro Blanco que es impulsado por Camyen, empresa que lleva realizando evaluaciones desde 2008.

Según afirma la Cámara Geotérmica, la factibilidad en el Volcán es alta debido a la zona en la que se emplaza.

Allí no se han desarrollado explotaciones mineras debido a la falta de energía eléctrica, por lo que una Planta Geotérmica podría ser un activo que fomente inversiones.

En ese campo se estima una potencialidad de hasta 56 MW, aunque es probable que la generación se ubique más cerca de los 20 MW.

Segemar, CAEM, Minería
Uno de los usos potenciales de esta energía es llevar electricidad a proyectos mineros aislados.

Por último, está el proyecto salteño de Volcán Socompa que pertenece a REMSa. La iniciativa se encuentra en una fase de exploración avanzada y se prevé una potencia de entre 15 y 20 MW. Por su ubicación, es una posibilidad concreta abastecer a centros mineros chilenos al otro lado de la cordillera.

La clave: inversión privada en energía geotérmica

Los especialistas del sector coinciden en que la falta de inversión por parte del sector privado es uno de los principales obstáculos para el desarrollo de esta energía.

Para sortear esta barrera, desde el Segemar se fomenta que el Estado genere información para aumentar la certidumbre geológica y así disminuir los riesgos empresarios.

“Para atraer capital para la inversión en su desarrollo es necesario incrementar los estudios de base y generar planes de difusión. Considero que hay que estimular la inversión en esta energía invitando a la industria del litio que es de origen geotermal”, puntualizó Conde Serra.

“En la Argentina se fabrica toda la infraestructura y la tecnología para usinas eléctricas, a excepción de las turbinas. Pero todos los recursos y equipos ya existen en el país”, concluyó el especialista.

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