En un radio de 36.000 kilómetros cuadrados conviven en Vaca Muerta grandes jugadores globales y empresas argentinas que lograron instalarse y competir. Cuáles son las áreas principales, dónde están y cuánto producen.
La proyección de la producción de Vaca Muerta se pone a punto a partir de lo que se espera sea la sanción definitiva de un nuevo régimen de incentivo a las grandes inversiones, que permitirá un salto cuantitativo a la formación no convencional.
Las grandes compañías operadoras y de servicios vienen pugnando en los últimos dos años por un esquema normativo acorde al volumen de inversiones que requiere el desarrollo masivo de la plataforma neuquina para convertirse en un player global.
Pero lo realizado hasta hoy no es nada desdeñable, por el contrario demuestra cómo las empresas locales e internacionales atraídas a la Cuenca Neuquina supieron desempeñar un notable papel en el desarrollo de un recurso casi inédito en el mundo, que requirió poco más de una década de trabajo y que es un punto de partida fundamental.
Una radiografía de esta primera etapa exitosa de Vaca Muerta, que se refleja en las cifras de producción en crecimiento sostenido con la capacidad de revertir el declino de todo el resto de las cuencas del país, muestra el trabajo de más de 15 grandes operadoras –la mayoría extranjeras- a las que se puede considerar como dueñas del gas y el petróleo que allí se produce.
Gigantes nacionales como YPF, Pan American Energy, Tecpetrol, Pampa Energía y Pluspetrol se entremezclan en el acreaje de la formación con otras compañías globales como Total Energy, Vista, ExxonMobil, Shell, Chevron, Dow, Wintershall o Petronas.
Hay en total medio centenar de áreas concesionadas en la formación que se extiende por unos 36.000 kilómetros cuadrados y que representa un tercio de su superficie. De ellas YPF cuenta con el 40% de las áreas adjudicadas y en distintas etapas de desarrollo.
Petróleo, la primera monetización de Vaca Muerta
El shale oil de Vaca Muerta ya es un nombre propio en el mercado internacional de crudo y significa el fuerte al que las petroleras decidieron apostar en el futuro inmediato a partir de la capacidad de tratamiento disponible, la facilidad de su transporte a regiones remotas y lo avanzado de las obras de oleoductos locales que permiten incrementar la evacuación.
Lo realizado hasta hoy no es nada desdeñable, por el contrario demuestra cómo las empresas locales e internacionales atraídas a la Cuenca Neuquina supieron desempeñar un notable papel en el desarrollo de un recurso casi inédito en el mundo.
En este escenario, a cifras de abril, la producción de petróleo en Vaca Muerta alcanzó su récord histórico con 391.325 barriles por día, lo que represento el 57% del total nacional.
Pero puertas adentro de la formación hay áreas clave que explican el boom petrolero, encabezadas por la emblemática Loma Campana, el área fundacional de Vaca Muerta a partir del acuerdo en 2013 entre YPF y la estadounidense Chevrón –la que invirtió el primer billón de dólares en el no convencional local- que rindió sus frutos y lidera el ranking de producción con unos 77.000 barriles diarios.
Le sigue en producción el área La Amarga Chica, otra operación a cargo de YPF, pero en este caso en sociedad con el gigante Malayo Petronas, quienes a mediados de 2018 acordaron el desarrollo masivo con una producción proyectada de 2.500 millones de dólares. Hoy de esa locación salen unos 66.700 barriles diarios.
El tercer lugar es para la primera operadora privada de shale oil, la empresa Vista que fundó el ex YPF Miguel Galuccio, cuya estrella en el terreno es el área Bajada del Palo Oeste, desde donde produce a diario 45.300 barriles, un volumen que junto al resto de sus áreas le sirve para acomodarse por encima de grandes operadores globales.
A partir de las tres áreas más productivas, se encolumnan el bloque de Bandurria Sur, donde YPF es la operadora en sociedad con la noruega Equinor, que tiene una producción de 39.700 barriles diarios. Les sigue la primera área de la angloholandesa Shell, Cruz de Lorena, donde se producen unos 19.700 barriles por día.
Del quinto al duodécimo de este virtual ranking de áreas líderes de Vaca Muerta se completa con Mata Mora Norte de la empresa Kilwer –subsidiaria de Phoenix Resources- con 15.500 barriles día; Aguada del Chañar, de YPF, con 11.400 barriles; y Lindero Atravesado, de Pan American Energy –la petrolera de la familia Bulgheroni-, con 11.100 barriles.
Vaca Muerta demostró que su potencial se manifestó hasta ahora de manera incipiente y que está a las puertas de su segunda ola de desarrollo, la que la pondrá en escala global.
Cierran la lista, las áreas Coirón Amargo Sur, de Shell, con 9.450 barriles; Fortín de Piedra que es líder por lejos en producción de gas con un crudo asociado que le permite entregar 8.200 barriles al día; Bajo del Choique – La Invernada, de la estadounidense ExxonMobil con 7.250 barriles; Sierras Blancas de Shell, con casi 7.000 barriles.
El escenario del shale gas
En el caso del gas de Vaca Muerta, la producción alcanzó en abril los 92,32 millones de metros cúbicos por día (MMM3/d), es decir casi el 70% del total nacional (entre shale y tight), y su crecimiento de los próximos años estará estrechamente ligado al incremento de capacidad local de transporte y al futuro del maga proyecto de Gas Natural Licuado.
En tanto, los desarrollos más representativos de gas en la formación tienen a Fortín de Piedra largamente acomodado en la cima, ya que el bloque que desarrolló en tiempo récord la empresa Tecpetrol del grupo Techint, tras una inversión de 2.500 millones de dólares, le permite producir 14,8 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d), luego de haber alcanzado los 24 MMM3/d el año pasado.
A ese desempeño le siguen los bloques Aguada Pichana Este, donde el potencial de YPF y su socia TotalEnergies permiten una producción diaria de 10,2 MMm3; seguida por El Mangrullo, el orgullo de Pampa Energía, la empresa del grupo que comanda Marcelo Mindlin, que entrega al sistema más de 8 MMm3/d.
En el cuarto lugar de las mayores áreas productoras de gas se ubica Aguada Pichana Este, de Pan American Energy con 8,028 MMm3/d; seguida de Rincón del Mangrullo de YPF en sociedad con Pampa para la producción de 6,3 MMm3/d; y La Calera, de la compañía nacional Pluspetrol que evacúa a diario 4,7 MMm3.
El cierre de este escenario, se completa con el área Río Neuquén, también de YPF que produce 4,7 MMm3/d; Sierra Chata de Pampa Energía y 3,9 MMm3/d; Aguada de la Arena de YPF con 3,8 MMm3/d; Campo Indio Este – El Cerrito de Compañía General de Combustibles con 2,8 MMm3/d y Loma Campana, cuyo gas asociado alcanza una producción de 2,2 MMm3/d.
Lo que viene en Vaca Muerta
Vaca Muerta demostró que su potencial se manifestó hasta ahora de manera incipiente y que está a las puertas de su segunda ola de desarrollo, la que la pondrá en escala global. Para ello la formación requerirá una inversión anual estimada de 15.000 millones de dólares al año sólo en el desarrollo del upstream, es decir sin contar las obras de infraestructura que son la condición excluyente de su viabilidad.
Se trata de obras clave como la avanzada reversión del Gasoducto del Norte que llevará el gas de Vaca Muerta a las siete provincias de esa región del país para reemplazar las importaciones desde Bolivia. O el recientemente anunciado Tramo II del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner que unirá la Cuenca Neuquina con la región Litoral del país, una de las puertas hacia el mercado de exportación a Brasil.
En gas también está el anhelado proyecto de Gas Natural Licuado que la industria se encolumna detrás de la alianza de YPF con Petronas para generar la obra más importante de las últimas décadas en cuanto a inversión y el potencial exportador, lo que terminará de cambiar la matriz energética de la Argentina.
En una ventana más acotada, las obras de transporte de petróleo están llamadas a completar la infraestructura exportadora de crudo con la ampliación del Oleoducto del Valle que conecta el corazón de Vaca Muerta con Puerto Rosales, en el complejo de Bahía Blanca; o el ya lanzado oleoducto Vaca Muerta Sur, que YPF encabeza para construir la terminal exportadora más importante de la región con un puerto de aguas profundas en la provincia de Río Negro.
El músculo de los privados
Un desafío a la capacidad de las empresas se asoma en el corto plazo para el futuro de Vaca Muerta: el llamado a licitación del Tramo II del GPNK que el Gobierno nacional anunció lanzará en breve para completar una obra clave que abrirá la posibilidad de abastecimiento a toda la región litoral de la Argentina.
Se trata de la continuación del ducto troncal que unirá Salliqueló, en el oeste de la provincia de Buenos Aires, con el hub gasífero de San Jerónimo, al sur de Santa Fe, de una extensión de 524 kilómetros. La obra no tendrá en esta ocasión el financiamiento de la Nación, sino que acorde con los nuevos tiempos la empresa que resulte adjudicada deberá aportar el total del financiamiento, estimado en unos 2.500 millones de dólares.
Esta obra, más la entrada en operación de las plantas compresoras del Tramo I y la finalización de los gasoductos complementarios, permitirá incrementar el transporte del shale gas en unos 40 MMm3/d. En octubre del año pasado, la empresa estatal Enarsa realizó un llamado a licitación para el suministro de los caños destinados a la segunda etapa del GPNK. Ahora resta saber el cronograma y la celeridad que le buscará imprimir la actual gestión.