Esta nueva variante de la camioneta que se produce en Zárate incorpora un combustible que podría marcar un importante paso hacia el autoabastecimiento sustentable: puede ser producido directamente por los productores agropoecuarios, con los desechos que genera su actividad.
Toyota presentó en Brasil un prototipo de su clásica Hilux adaptada para funcionar con biometano, un combustible limpio, renovable y generado a partir de residuos orgánicos que resultan de la producción agropecuaria, apuntando así a un público que en la Argentina y la región adoptó el modelo de la marca japonesa.
La automotriz decidió mostrarlo en Agrishow, la feria agroindustrial más importante de América Latina, como parte de su estrategia de movilidad sustentable pensada especialmente para el sector agropecuario.
Lo que distingue al biometano del gas natural convencional es que no proviene de fuentes fósiles, sino de residuos orgánicos sometidos a digestión anaeróbica.
Este nuevo modelo ya había tenido una aparición técnica durante la cumbre del G20 celebrada en octubre de 2024 en Foz do Iguaçu, en el lado brasileño de la Triple Frontera con Argentina y Paraguay. Pero ahora, la compañía lo expuso ante el gran público, en un contexto diferente: una feria agropecuaria que reúne a los principales actores de una de las actividades económicas más relevantes de la región.
Lo que distingue al biometano del gas natural convencional es que no proviene de fuentes fósiles, sino de residuos orgánicos sometidos a digestión anaeróbica.
Su origen biológico hace que no contribuya al aumento neto de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Y eso no es todo: puede ser producido directamente en el campo, con insumos que el propio productor ya tiene a disposición —como estiércol, restos de cultivos o efluentes agroindustriales—, lo que abre la puerta a una verdadera autonomía energética.
La Hilux adaptada que Toyota presentó se basa en la versión de 2.7 litros y 4 cilindros que se produce en la planta de Zárate, Argentina, y que ya se comercializa en Brasil con motorización flex, capaz de operar tanto con nafta como con etanol.
Esta nueva variante incorpora el biometano como alternativa adicional, alineándose así con la diversificación energética que Brasil viene impulsando con fuerza.
Esa flexibilidad en el uso de combustibles convierte a este vehículo en una herramienta atractiva para el agro porque puede alimentarse con energía producida localmente, sin depender de la red eléctrica ni del abastecimiento externo.
¿Por qué en Brasil?
El desarrollo no es casual ni arbitrario. Brasil es líder mundial en la producción de biocombustibles, especialmente etanol a base de caña de azúcar, y también ha avanzado de manera significativa en el aprovechamiento energético de sus residuos.
Las usinas sucroalcoholeras, los tambos, los criaderos de cerdos y aves, e incluso los rellenos sanitarios urbanos, son fuentes activas o potenciales de biogás y biometano.

Además, existe un marco regulatorio favorable. El programa RenovaBio, lanzado en 2017, impulsa el uso de biocombustibles mediante un sistema de créditos de descarbonización que premia a quienes reducen emisiones. En ese contexto, el biometano no solo tiene lógica ambiental, sino también económica.
De hecho, el interés por este gas renovable viene creciendo dentro de Agrishow. En 2022, New Holland ya había presentado allí el primer tractor del mundo impulsado por biometano, el T6 Methane Power, que hoy forma parte de su oferta comercial. La tecnología ya está lista para dar el salto de los ensayos al trabajo cotidiano.
Una estrategia de Toyota
La Hilux a biometano no es un hecho aislado dentro de Toyota. La compañía lleva años invirtiendo en soluciones de movilidad limpia. En Brasil fue pionera con los vehículos híbridos flex, que combinan electricidad y etanol. A nivel global, ha experimentado con éxito con celdas de hidrógeno.
Esta incursión en el terreno del biometano suma una nueva alternativa, especialmente pensada para el interior profundo, donde la electrificación aún enfrenta barreras logísticas y económicas.
Y eso es lo más disruptivo del anuncio: más allá del vehículo, lo que Toyota está proponiendo es repensar la movilidad rural desde una lógica biológica.
En muchos puntos del interior, donde la electricidad escasea pero los residuos abundan, el biometano se perfila como una de las soluciones más realistas y eficientes.
En esa visión, América Latina tiene mucho para aportar. Con una matriz agroindustrial rica en biomasa y la urgencia de descarbonizar sin sacrificar productividad, los biocombustibles como el biometano, el biodiesel y el bioetanol ofrecen una vía intermedia potente y pragmática.