En las provincias con minas funcionando, más del 50% de los trabajadores tienen formación en el rubro. Si los índices de crecimiento se mantienen, ante la escasez de postulantes locales, las empresas de la minería podrían completar sus vacantes con mano de obra externa.
“Van a hacer falta miles de trabajadores para la minería”, planteó ante referentes de medios de todo el país Marcelo Álvarez, gerente de Barrick en Argentina. Pero en lugar de decirlo como una promesa de prosperidad, su tono fue de advertencia.
Porque luego de esto sumó el lado B: no van a alcanzar los profesionales formados o la mano de obra capacitada para un rápido crecimiento de los puestos de trabajo que podría abrir el sector.
Detrás de las palabras del empresario está el mercado laboral minero, que tiene una estructura distinta a los de otras industrias. Según informes de la Secretaría de Minería de la Nación, es el segundo rubro con los sueldos promedio más altos del país, superado solo por los hidrocarburos, con los que comparte muchas de las canteras de profesionales y técnicos.
Los perfiles que se necesitan cambian según el nivel de avance de la inversión, tipo de mineral a extraer y escala. La exploración requiere de mayor cantidad de universitarios, la construcción genera picos breves de ocupación que luego bajan, la minería metalífera debe capacitar a sus propios operadores de maquinaria y las canteras tradicionales toma a más peones, con sueldos más bajos.
Ante esta heterogeneidad, una Argentina minera se enfrenta a posibilidades de desarrollo, pero también a una posibilidad desfavorable: que las empresas busquen a esos miles de empleados fuera de las fronteras provinciales o nacionales.
El trabajo según las etapas de la minería
Hoy el mapa minero nacional tiene a provincias con desarrollos maduros, como Santa Cruz, Buenos Aires, Jujuy y San Juan, otras que están experimentando un rápido crecimiento con proyectos nuevos como Salta y Catamarca, y finalmente aquellas donde la actividad está frenada por legislaciones y tiene proyectos de minería tradicional de menor tamaño, como La Rioja y Mendoza.
Advierten que no alcanzarán los profesionales formados o la mano de obra capacitada para un rápido crecimiento de los puestos de trabajo que podría abrir la minería.
Según los últimos datos de Nación, Santa Cruz es la provincia con más trabajadores mineros, con 9.025 contratados directos el pasado julio. De estos, el 42,53% está en la categoría de mineros y canteros, esto quiere decir que realizan tareas específicas de la actividad y para eso cuentan con una calificación media.
El 18,87% responde a operadores de instalaciones mineras y son técnicos con alta calificación. La diferencia entre ambos grupos es que los primeros no necesariamente tienen formación terciaria o universitaria. Pero todos estos puestos de trabajo requieren de capacitación, muchas veces por parte de las mismas empresas que durante al menos un año o dos los especializaron.
En las minas maduras de Santa Cruz los geólogos y geofísicos representan el 0,38% de los puestos de trabajo directos, en el puesto 18 de la tabla. Esto es debido a que la exploración sigue, pero no con la intensidad que se da en otras provincias, donde el esquema minero está en formación.
En comparación, San Juan, otra provincia con tradición minera, tiene un 1,8% de geólogos contratados, siendo el 13° trabajo más común: esta diferencia responde al boom de la búsqueda de cobre de los últimos años.
Salta fue la provincia donde más creció el trabajo relacionado al sector en los últimos dos años. Pasó de poco más de 2.104 empleos en 2021 a 4.869 en 2023. Al ser un destino de búsqueda de nuevos proyectos de litio, los geólogos figuran en el 6° lugar de la tabla y representan el 2,49% de los empleados mineros directos.
Es que este mineral estratégico llegó para cambiar el esquema nacional, con muchos puestos de trabajo propios de los nuevos proyectos que dinamizan la oferta.
Mientras en Santa Cruz el 61,4% de los trabajadores tienen calificación media y alta, y son puestos vinculados directamente con la producción minera, en Salta la distribución es más variada.
En la provincia del NOA, el 18,1% de los trabajadores son mineros con calificación media, el 17,58% son empleados de oficina, con los contadores como los profesionales más buscados, el 15,76% empleados de mina altamente capacitados y en el cuarto puesto aparece el gran diferencial: oficiales y operarios de construcción.
En comparación, La Rioja es la provincia cordillerana con menos puestos de trabajo asociados a la minería, con 202 trabajadores directos. Desde 2007 los legisladores provinciales prohibieron la explotación a cielo abierto con sustancias tóxicas y recientemente el gobernador provincial suspendió las licencias mineras de litio tras declararlo recurso estratégico. Esto hace que no haya proyectos avanzados de exploración y tampoco explotación metalífera.
Con esto, es el sector de minerales industriales y rocas de aplicación el que todavía sostiene la actividad minera riojana. El 16,9% de los puestos de trabajo abarca a los peones de mina de baja calificación, cuyo salario promedio es del 50% de los trabajadores calificados. En el segundo puesto, con un 14,98% de los puestos, están los trabajadores de mina de alta calificación y en el ranking no están diferenciados los geólogos, puesto que indica el nivel de exploración.
Cómo cambiarán los trabajos en minería
El camino natural es que a medida que avancen los proyectos en exploración y construcción a la explotación, el porcentaje de personal no capacitado decaerá y deberán empezar a crecer los puestos mineros, como sucedió en otras provincias. En este punto los proyectos nuevos deben capacitar operarios o recurrir a los que ya tienen experiencia de otros proyectos.
En el caso de operarios de maquinaria, por ejemplo, se requieren de uno a dos años de inversión de tiempo y dinero por parte de las empresas en general. Pero en universitarios como ingenieros en mina, seguridad o electrónica, geólogos y personal de salud, por dar algunos ejemplos, el número de trabajadores se vuelve limitado.
Este es el escenario sobre el que advirtió Álvarez de Barrick: las empresas se preocupan por cuántos profesionales hay en el mercado laboral argentino y cuántas personas podrá capacitar la industria para poner en marcha los proyectos. En este esquema, los requerimientos de minerales críticos han empujado inversiones en litio y cobre, pero también hay minería de oro y plata. Cada tipo mineral tiene puestos de trabajo específicos.
Y este problema no se vislumbra solo de cara al futuro: el sector ya vive limitaciones por la mano de obra. San Juan fue la provincia con más inversión en exploración dos años seguidos gracias a la búsqueda de cobre. Entre 2021 y 2022 hicieron falta más perforistas de los que existían en el mercado y las empresas debieron iniciar capacitaciones financiadas en este oficio, que es de calificación media y requiere dos años de formación.
La intervención de los empresarios será clave para la creación de estos espacios de formación, aunque dudan si llegarán a tiempo. Álvarez también planteó una crítica durante la reunión con medios que fue a finales de septiembre en San Juan: según el empresario, tienen un techo por las legislaciones provinciales que ponen un límite a la cantidad de contrataciones de personas de otras provincias y países. Es que Chile, Perú y Bolivia tienen mayor cantidad de técnicos y especialistas. Pero lo cierto es que la licencia social minera depende también de la cantidad y calidad de puestos de trabajo que cada proyecto ofrezca a sus comunidades.
Soy operador de hidrogrua y de manipulador telescopico