La provincia apuesta a las pequeñas y medianas hidroeléctricas, que abastecerían a localidades de Neuquén donde no llega la red eléctrica. De qué se trata el proyecto que se lleva adelante en Vaca Muerta. Las polémicas ambientales y las soluciones posibles.
Las energías renovables ganan espacio en Argentina: en el primer cuatrimestre de este año la generación de Megawatts por esta vía creció un 21% respecto al mismo período de 2023, según los registros de Cammesa. Además, en abril último el 18,6% de la demanda eléctrica del país se abasteció de fuentes limpias.
Sin embargo, el desarrollo por provincias es desigual, y mientras la energía solar se hace fuerte en el norte del país (principalmente Salta y Jujuy), en el sur predominan los parques eólicos (Chubut, Buenos Aires, Santa Cruz y Río Negro). Entre las provincias patagónicas, Neuquén -epicentro de los desarrollos hidrocarburíferos no convencionales del país- también comienza a despegar en este terreno.
Por ahora cuenta con un parque eólico con una capacidad instalada de 100 MW, pero son varios los proyectos que están en carpeta, en distintos grados de ejecución, que además de apostar a los vientos, también se inclinan por propuestas solares, pequeñas y medianas hidroeléctricas, energía geotérmica y biomasa.
Esta iniciativa verde motorizada por el gobierno provincial, a través de la Agencia de Inversiones de Neuquén (ADI NQN) también llegó a Vaca Muerta, donde recientemente se anunció el desarrollo de un parque eólico, a unos 35 kilómetros de Añelo, que tendrá una capacidad de 230 MW y que el gobierno proyecta en colaboración con la industria hidrocarburífera.
“Encauzamos los proyectos para motivar la inversión privada”, explica a Dinamicarg Lucas Riavitz, Gerente General de ADI NQN. “Le damos factibilidad, lo que implica una inversión mucho menor a lo que precisa el desarrollo en sí, a partir de algunos procesos como solicitud de permisos, de factibilidades y gestión de licencia ambiental y social, entre otros”, agrega.
El proyecto más inmediato está planeado en Vaca Muerta, el epicentro de la economía energética argentina. Se trata Loma Jarillosa, a unos 35 kilómetros de Añelo, impulsado por la provincia en colaboración con la industria hidrocarburífera, y con una inversión estimada en 350 millones de dólares.
Por ahora cuenta con un parque eólico con una capacidad instalada de 100 MW, pero son varios los proyectos que están en carpeta, en distintos grados de ejecución, que además de apostar a los vientos, también se inclinan por propuestas solares, pequeñas y medianas hidroeléctricas, energía geotérmica y biomasa.
Se llevará a cabo en un área de 10.200 hectáreas de terrenos privados y operará bajo un esquema dual. Generará energía para el autoabastecimiento de los yacimientos cercanos, ubicados dentro de un radio de 30 kilómetros. Y conectará con la red eléctrica para distribuir energía. Esta nueva iniciativa también contribuirá con la instalación de 46 aerogeneradores.
“Es un proyecto que le interesa mucho a las operadoras, porque pueden comprar energía a precios competitivos y, a la vez, limpiar su huella de carbono”, explica Riavitz, y anticipa: “Ya hemos tenido contactos con Vista, que tiene el área de explotación anexa al emprendimiento, y Genneia construiría el parque. Es decir, está el inversor y desarrollador y la parte compradora, nosotros sólo motorizamos el proyecto”.
También anticipa que en Vaca Muerta hay espacio para nuevos emprendimientos similares.
Energías verdes con la ayuda de los vientos patagónicos
El crecimiento de las renovables en el país puede explicarse por el impulso del sector eólico, que aportó un 19% más de Megawatts en comparación con el primer cuatrimestre del año pasado, con 5.241 GMh. Se trata de más de la mitad de la capacidad verde en Argentina.
Además, Argentina se ubica en el cuarto lugar entre los países latinoamericanos con mayor capacidad eólica y solar en producción, según un informe de Global Energy Monitor, luego de Chile, Uruguay y Honduras.
Al igual que otras provincias patagónicas, Neuquén quiere hacerse fuerte en eólicas. Actualmente cuenta con un parque en operación, Vientos Neuquinos I, ubicado en Bajada Colorada, a 171 kilómetros de la Capital Neuquina, y que opera AES Argentina.
“Todos los megavatios generados por el parque eólico son destinados a clientes industriales”, informan desde la empresa. El objetivo de desarrollar las renovables en la provincia son claros: abaratar los costos de la electricidad y fomentar la sustentabilidad.
“Nuestra política se centra más en el desarrollo que en la inversión”, aclara Riavitz. “El país se orienta hacia un mercado más libre, menos intervenido, y tenemos que competir con los precios, por lo cual los proyectos que primero van a salir serán los más baratos, lo que menos cuesten. Tenemos que focalizarnos en la factibilidad económica, no solamente social y ambiental, ya que va a ser el incentivo principal para los inversores”, completa Riavitz.
Además, hay otro proyecto muy avanzado: el parque en Picún Leufú tiene un potencial de 100 MW y una inversión prevista de 200 millones de dólares. También se encuentran en carpeta los emprendimientos Cerro Senillosa (100 MW), La Americana (50 MW), Los Pocitos (75 MW), a la espera de inversores privados.
Por otro lado, el sector privado también lleva adelante proyectos, en distintas etapas de ejecución: El Coiron (260 MW) y Andinos (129 MW), ambos en Chocón; y RP Global (540 MW), en Piedra del Águila.
La energía solar en Neuquén, más aletargada
Aunque la provincia no cuenta con la radiación solar que requiere esta energía, como sucede en el norte del país, algunas posibilidades comienzan a aparecer.
La provincia cuenta con un desarrollo en operación: el parque solar El Alamito, que se ubica en cercanías a la localidad de Chos Malal, en el norte neuquino, y tiene una potencia instalada de 1 MW. Sin embargo, puede ampliarse hasta los 4,8 MW, aunque las inversiones para su crecimiento todavía no se lograron cerrar.
También en breve se pondrá en funcionamiento el parque solar Cutral Co, que tiene una potencia instalada de 3,2 MW, y que está desarrollado con presupuesto de ese municipio.
“Contamos con áreas y espacios considerables para el desarrollo de energía eólica y solar. Hay que tener en cuenta que el país no cuenta con la suficiente infraestructura eléctrica, por lo que se corre el riesgo que cualquier desarrollo en este sentido quede sin efecto. En Neuquén, por el contrario, se dispone de infraestructura para despachar esta energía”, sostiene Riavitz.
En efecto, las principales barreras para desarrollar estas energías, según Marcelo Alvarez, director de Coral Energía, son “el financiamiento, la infraestructura eléctrica de redes para el transporte y recursos humanos formados”.
“Los proyectos de energías renovables, en especial solar y eólica, son capital intensivo, por lo que la inversión se realiza, en un 90%, al principio del proyecto, tanto para montar molinos como paneles solares; y además influye la alta tasa de interés que rige en el país, a diferencia de Chile, Brasil y Uruguay, que es más baja. La barrera financiera es la principal traba para estos desarrollos”, afirma Alvarez.
La energía geotérmica y la licencia social
En Argentina existen al menos 4 puntos de interés geotérmico para generar energía eléctrica, dos de ellos en la provincia de Neuquén (Copahue y Domuyo), otro en Tuzgle (Jujuy) y el cuarto en Valle del Cura (San Juan).
El proyecto Copahue fue motorizado por capitales japoneses en la década del 80, pero fue suspendido por quejas de la población. Los reclamos sociales marcan una fuerte traba para este tipo de iniciativas, que necesitan además del financiamiento privado la conexión con la comunidad a la que impactará.
Este proyecto consiste en la construcción de una central geotermoeléctrica a partir del aprovechamiento de los vapores endógenos obtenidos del campo geotérmico “Las Mellizas de Copahue”, la perforación de los pozos necesarios para alimentar la planta y la construcción de una línea de transmisión que vincule el área del yacimiento geotérmico con la Estación Transformadora más cercana del SADI.
En tanto, el proyecto Domuyo tiene en vista generar 5 MW y ser escalable. En este caso, se avanza en los estudios sociales y ambientales, que fueron financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), organismo vinculado hace varios años con ADI. Se ubica a unos 35 kilómetros al norte de la localidad de Varvarco, próxima al volcán Domuyo.
Hidroeléctricas y la apuesta a las pequeñas y medianas represas
En un momento en que los gobiernos de Neuquén y Río Negro esperan saber qué hará el Gobierno con los contratos de las represas del Comahue, desde el vencimiento de las concesiones otorgadas en los 90, en agosto de 2023, la ADI NQN motoriza 7 proyectos hidráulicos en distintas etapas.
El proyecto multipropósito Nahueve es el más avanzado. Consiste en una central hidroeléctrica que generará 4,6 MW. Ya está en la última etapa de construcción, y tiene el fin de potenciar un sector en desarrollo, que es el norte de la provincia de Neuquén. Se estima que esté finalizado para este verano.
La obra tampoco está exenta de polémica. Las autoridades cambiaron el diseño original para construir una “escalera” para que las truchas que habitan la región puedan circular pese a la obra y no bloquear su reproducción.
Actualmente hay pequeñas localidades de la provincia que disponen de energía eléctrica pero cubierta mediante grupos electrógenos diésel con significativo gasto de combustible fósil, como en Villa La Angostura.
Por eso se motoriza el proyecto “Arroyo Cataratas”, aprovechando los caudales permanentes del Arroyo Cataratas, que desagua en el lago Traful a unos 11 km aproximadamente de Villa Traful. Esta localidad no está conectada al Sistema Argentino de Interconexión (SADI) y funciona como red aislada.
Así sucede con otros emprendimientos hidroeléctricos en las localidades de Minas, Andacollo y Aluminé, que se encuentran en distintas etapas de avance administrativo para poder desarrollarse.