La salida de la angloholandesa altera el plan original de exportaciones de Gas Natural Licuado de Vaca Muerta y acelera la búsqueda de nuevos socios para no perder la ventana internacional de precios altos.
Shell confirmó que ya no seguirá en la fase inicial del proyecto de Gas Natural Licuado que desarrollaba con YPF, un movimiento que reordena la hoja de ruta del que es hoy uno de los planes estratégicos más ambiciosos para transformar a la Argentina en exportador relevante de gas.
La noticia llega un año después de que ambas compañías firmaran en los Países Bajos un preacuerdo para avanzar hacia la producción y exportación de GNL utilizando el potencial de Vaca Muerta.
YPF también sostiene conversaciones con gigantes como Saudi Aramco y ExxonMobil, compañías con capacidad de aportar financiamiento, mercado y respaldo técnico para proyectos de esta escala.
“Shell ha decidido no avanzar con la fase inicial del proyecto de GNL en Argentina. Inicialmente, Shell solo participó en la fase pre front-end engineering design (FEED o Diseño de Ingeniería)”, informó oficialmente la empresa, luego de que un cable de Reuters revelara conversaciones internas en Londres.
“Seguimos considerando a Argentina como un mercado de crecimiento potencialmente atractivo para la exportación de GNL. Por lo tanto, Shell continúa explorando opciones de expansión con YPF”, destacó.
La base del entendimiento, firmado el 19 de diciembre de 2024 en La Haya por Horacio Marín (YPF) y Cederic Cremers (Shell), era significativa: proyectaba colocar en el exterior 6 millones de toneladas métricas de GNL por año, un flujo capaz de aportar unos US$ 2.500 millones anuales. Ese marco implicaba retomar un esquema de alianzas que, antes, había perdido a la malaya Petronas.
Un cronograma que empujó a YPF a mover fichas
Para YPF, el momento era crítico: necesitaba adelantar el arranque de las exportaciones a 2029 o 2030, un plazo más agresivo que el que Shell estaba dispuesta a garantizar.
Los especialistas del mercado de GNL prevén un escenario global donde la demanda crecerá más rápido que la oferta en los próximos cinco años, generando precios internacionales elevados. Esa ventana es clave para que la Argentina capture ingresos fuertes y consolide su rol exportador.
Mientras Shell analizaba sus tiempos, YPF avanzó con un Plan B. La petrolera estatal profundizó negociaciones con la italiana ENI y logró sumar a ADNOC —la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dhabi, a través de XRG— en un proyecto que apunta a exportar 12 millones de toneladas métricas por año, es decir, cerca de US$ 5.000 millones anuales.
La decisión final de inversión está prevista para el primer semestre de 2026, idealmente entre marzo y abril.

En paralelo, YPF también sostiene conversaciones con gigantes como Saudi Aramco y ExxonMobil, compañías con capacidad de aportar financiamiento, mercado y respaldo técnico para proyectos de esta escala.
Salida de Shell y nueva ingeniería de alianzas
El proyecto completo demanda alrededor de US$ 17.000 millones, y unos US$ 12.500 millones deberán salir del mercado financiero internacional. Si esa estructura se concreta, será el crédito más grande de la historia argentina destinado a un proyecto productivo y de infraestructura energética.
El diseño técnico contempla instalar dos barcos de licuefacción (FLNG), cada uno con capacidad para procesar 6 millones de toneladas anuales, equivalentes a 27 millones de metros cúbicos diarios.
Las conversaciones para la construcción de estos buques avanzan con dos fabricantes líderes: Wison New Energies (China) y Samsung (Corea del Sur).
En total, la producción apuntada es de 54 millones de m³ diarios, es decir, cerca del 36% de la elaboración actual del país. Si el complejo entra en operación hacia 2030, podría generar alrededor de US$ 10.000 millones anuales en exportaciones, según adelantó Marín en una conferencia con periodistas.
En ese contexto, la salida de Shell no frena el avance, pero sí redibuja la arquitectura del proyecto. “Shell ya no participa en el proyecto base, pero seguirá evaluando futuras opciones de expansión”, aclararon voceros de la angloholandesa ante LA NACION.
Más allá del reacomodamiento, el desarrollo inicial del GNL argentino sigue firme. El consorcio Southern Energy (SESA), liderado por Pan American Energy y acompañado por YPF, Pampa Energía, Harbour Energy y Golar LNG, cerró esta semana su primer contrato de venta con la estatal alemana SEFE por 2 millones de toneladas métricas anuales, equivalentes a unos US$ 875 millones al año.




