La falta de infraestructura limita la generación de nuevos proyectos, luego de un 2024 de crecimiento. Qué soluciones podrían asomar en el corto plazo ¿El tren del hidrógeno parte sin Argentina?
En el escenario global actual, donde el cambio climático exige medidas urgentes y la sostenibilidad energética es prioridad, Argentina atraviesa un momento decisivo. Tras años de avances notables en energía eólica y solar, el país está en condiciones de consolidarse como líder regional en energías renovables.
Pero este panorama no está exento de desafíos, desde la incertidumbre económica hasta las dificultades regulatorias que condicionan el ritmo del sector.
Según Héctor Ruiz Moreno, Gerente General de la Cámara Eólica Argentina (que también agrupa a la actividad solar, entre otras renovables), 2025 se perfila como un año en el que los grandes generadores seguirán apostando por proyectos renovables, aunque con menos dinamismo que en años anteriores.
«En 2024 se construyeron unos 300 MW solares y 450 MW eólicos, lo que lleva la capacidad instalada en Argentina a aproximadamente 4.500 MW eólicos y 1.500 MW solares», detalla Ruiz Moreno.
Estas cifras reflejan un crecimiento sostenido, pero la atención ahora se centra en la cartera de proyectos previstos para el próximo año, donde la energía solar podría tomar un protagonismo inusual.
A medida que crece la capacidad instalada, se hace imprescindible mejorar la red de transmisión para evitar cuellos de botella y poder aprovechar los excelentes recursos solares y eólicos que posee nuestro país”
Ruiz Moreno subraya que habrá entre 500 y 600 MW a partir de nuevos proyectos en el corto plazo, con un incremento relativo en la participación solar. Empresas como MSU e YPF Luz, enfocadas en parques fotovoltaicos, están liderando esta tendencia, lo que marca una transición hacia un equilibrio más diversificado entre tecnologías renovables.
Renovables: eólicas y solares, con problemas a futuro
El sector de las energías renovables en Argentina se mueve entre grandes oportunidades y retos estructurales que frenan su expansión. “Las luces y sombras definen muy bien el panorama de este sector, que necesita desarrollarse más para cumplir los compromisos internacionales de descarbonización”, sostiene Ruiz Moreno.
Uno de los principales desafíos es la falta de infraestructura eléctrica, que limita la capacidad de crecimiento a corto plazo. El ingeniero Nicolás Daniel González Rouco, Director de Desarrollo y Nuevos Negocios en Martifer Renewables, subraya que el desarrollo de energías renovables depende de la modernización de la red de transmisión.
“A medida que crece la capacidad instalada, se hace imprescindible mejorar la red de transmisión para evitar cuellos de botella y poder aprovechar los excelentes recursos solares y eólicos que posee nuestro país”, explica.
Esta problemática es compartida por Juan Carlos Villalonga, presidente de GLOBE y miembro de la PlataformaH2 Argentina quien advierte: “Estamos en una realidad de colapso; no hay espacios para introducir nuevos proyectos. Habría muchos más por hacer de los que se están realizando. Hoy la gran limitante es la capacidad de las redes”.
El panorama es claro: sin nuevas líneas de transmisión, el crecimiento del sector es insostenible. Ruiz Moreno alerta que “el sector eólico renovable no puede crecer más allá de 2.000 MW si no hay una expansión de las líneas de transporte”.
Este problema afecta a toda la generación de energía, ya que las líneas de interconexión son clave para llevar electricidad desde los parques renovables hasta los centros de consumo.
“Para poder expandirse físicamente son necesarias líneas de interconexión que lleven electricidad generada a otras partes del país en forma interconectada, y eso sirve para renovables y para todas las demás. El cuello de botella está aquí: si no hay más líneas de transmisión no se puede generar más”, agrega Ruiz Moreno.
En respuesta, desde la Cámara Eólica se han propuesto soluciones para financiar obras de transporte. “Algunos generadores argentinos están dispuestos a financiar al 100% las obras de transporte en caso de que el Estado no pueda”, indica Ruiz Moreno.
Como ejemplo, menciona una iniciativa para construir una línea de transmisión de 300/400 kilómetros en el AMBA, con una inversión de 300 millones de dólares por parte de los generadores. “Esto permitiría inyectar 1.000 MW más de energía eólica, pero aún no hay definiciones”, detalla el Gerente de la Cámara Eólica.
El futuro normativo y los compromisos internacionales
A la falta de infraestructura se suma la urgencia de renovar el marco regulatorio. La Ley 27.191, que establece objetivos de generación renovable, vence en 2025 y necesita ser actualizada o prorrogada. González Rouco enfatiza que “esta normativa es esencial para la continuidad y el crecimiento del mercado renovable en Argentina, ya que garantiza la estabilidad regulatoria”.
El objetivo de la ley era que el 20% de la matriz energética del país provenga de renovables para 2025. En 2015, apenas un 1,5% de la energía era limpia; hoy se alcanzó el 18%. Aunque cerca de la meta, Villalonga lamenta los retrasos en la infraestructura: “Si no alcanzamos el 20%, se puede decir que nos aproximamos muy bien a la meta. Estaríamos mucho mejor si se hubieran hecho las obras de redes eléctricas”.
Estamos en una realidad de colapso; no hay espacios para introducir nuevos proyectos. Habría muchos más por hacer de los que se están realizando. Hoy la gran limitante es la capacidad de las redes”.
Y agrega: “El ejecutar obras de transmisión básicamente es obra pública, que proyecta y diseña el Estado, que busca el financiamiento y luego contrata a una empresa privada para realizar el trabajo. Pero no ha habido ningún plan de prioridades de obras a realizar».
Y agrega que «no debería ser un problema de financiamiento ni deuda porque para los bancos multilaterales (BID o CAF por ejemplo) las obras de transmisión eléctrica son prioridad, a largo plazo y baja tasa. Y hay financiamiento porque la transición energética va a requerir infraestructura eléctrica”.
Cambios regulatorios y nuevas oportunidades
En la foto actual, Rouco destaca factores que impulsan el mercado, “como la implementación del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) y la reciente ampliación en la potencia de Generación Distribuida según la Resolución 235/2024”.
Esto abre puertas para que industrias y grandes consumos produzcan su propia energía renovable, reduciendo costos y fortaleciendo la red eléctrica.
Otro elemento clave es el Mercado a Término de Energía Renovable (MATER), un sistema que permite a las empresas contratar directamente energía limpia con los generadores.
Como explica Villalonga, este mecanismo “es esencial para que los proyectos obtengan permisos prioritarios de conexión en las redes gestionadas por CAMMESA, asegurando que puedan transmitir la energía generada sin limitaciones”.
No obstante, las condiciones del mercado frenan el ritmo de desarrollo. Las licitaciones del programa RenovAr, que impulsaron el crecimiento del sector en años anteriores, han sido descartadas por el gobierno.
Además, los contratos de compra de energía (PPA), fundamentales para garantizar financiamiento, carecen de garantías robustas que respalden a los inversores.
Ruiz Moreno advierte sobre otro límite: la capacidad de demanda de los grandes consumidores industriales, que una vez saturada, podría restringir nuevos proyectos. “Una solución planteada sería permitir que estas industrias contraten directamente con generadores renovables, eliminando la dependencia de las distribuidoras”, dice
Dudas con el hidrógeno en Argentina
El 2024 termina con el hidrógeno instalado en la agenda del sector privado, pero con un avance irregular desde el Gobierno. En un contexto en el que este energético se perfila como un pilar clave para la transición energética global, la falta de un marco regulatorio claro en Argentina podría hacer que el país pierda una oportunidad histórica.
Desde la Cámara de Diputados, a través de la Comisión de Energía y Combustibles, se inició el debate sobre un marco para el Hidrógeno Renovable y de Bajas Emisiones, buscando unificar las propuestas en un dictamen único que incentive este sector emergente.
Este avance prometedor, impulsado inicialmente por el saliente secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, quedó en pausa tras su partida. Actualmente, no hay fechas definidas para tratar una ley en el recinto.
“Con las nuevas autoridades, aún no hubo señales. Hubo dos primeras reuniones interesantes en Diputados. Pero en la tercera y última solamente hubo un orador. Pareciera que el oficialismo no quiere que ocurra nada, no está dispuesto, no está convencido, y eso es un error fatal”, estima Villalonga.
La competencia internacional no espera. Países como Alemania, Marruecos, Brasil, Chile y Uruguay ya están desarrollando proyectos de hidrógeno con metas ambiciosas.
Villalonga es contundente: “Probablemente habrá una demanda firme de hidrógeno a partir del 2030; si en ese momento en el país no hay una industria competitiva, con costos claros y proyectos maduros, el tren ya habrá salido. Si Argentina no genera una fuerte señal de que está comprometida a jugar en serio durante el 2025, entonces el tren lo perdimos”.