La empresa distribuidora de gas natural más grande de la Argentina, en términos de cantidad de usuarios y volumen de gas entregado volvió al centro de la escena. El presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, fue el encargado de retomar la decisión de que el grupo petrolero se desprenda de su participación accionaria en Metrogas, en el marco del proceso de revisión del portfolio iniciado con la actual gestión a comienzos de este año.
Marín presentó ante el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) una actualización del plan que tiene para cuadriplicar en cuatro años el valor de la compañía, y entre esos puntos volvió a referirse a la situación de la distribuidora.
“No podíamos vender Metrogas al inicio de la gestión de la empresa con 2500 puntos de riesgo país. Pero ahora que el costo de endeudamiento bajó a los 900, sí. Por entonces defendíamos el patrimonio de YPF y los intereses de los accionistas, pero ahora es posible venderla, tomar ese dinero y ponerla en Vaca Muerta”.
Esa puesta en valor accionaria se refleja hoy en la acción de Metrogas en mercado de capitales local que ronda los $ 1.470 el papel, un crecimiento del 90% en los últimos seis meses y del 544% en el último año, es decir una recuperación que la equiparan a sus valores históricos.
Esa valoración bursátil en la actualidad supera los $ 800.000 millones, de lo cual el 70% se encuentra en manos de YPF, es decir más de $ 560.000 millones o su equivalente en US$ 486 millones a cotización del CCL.
“No podíamos vender Metrogas al inicio de la gestión de la empresa con 2500 puntos de riesgo país. Pero ahora que el costo de endeudamiento bajó a los 900, sí. Por entonces defendíamos el patrimonio de YPF y los intereses de los accionistas, pero ahora es posible venderla, tomar ese dinero y ponerla en Vaca Muerta”.
Semejante definición volvió a sacudir al sector que pone la mirada en el futuro de la compañía que cuenta con 2,4 millones de clientes del Área Metropolitana Buenos Aires y que ya en 2017 YPF estuvo en un proceso de desprendimiento de sus acciones, lo que finalmente no se concretó.
Nuevamente, esa participación vuelve a estar en revisión a pesar de que la desregulación del sector energético podría permitir, o al menos discutir, la integración en una misma empresa de los segmentos de producción, transporte y distribución de gas, tal como también ocurre en el mercado eléctrico.
Fuentes de la distribuidora, explicaron que hoy en la compañía las expectativas están centradas en concluir con éxito el proceso de Revisión Quinquenal Tarifaria (RQT) que establece el marco regulatorio y, así, darle previsibilidad de mediano y largo plazo al negocio.
El 2024 estuvo ligado a los desafíos asociados a continuar con la eficientización de los costos para seguir sosteniendo un servicio seguro, confiable y de calidad, como soporte el proceso de renegociación de las tarifas.
Pero al atractivo de Metrogas, que además es la distribuidora más grande de América Latina, no reside sólo en sus clientes actuales, sino en su capacidad de extensión de la red y el beneficio que podrá tener con el reacomodamiento tarifario que alcanza a todo el sector energético.
Su magnitud se refleja en los 1.100 empleados y miles de proveedores, una red de suministro de 17.000 kilómetros de cañerías que abastecen a hogares, comercios, pymes industrias, usinas y unas 320 estaciones de GNC, de toda la ciudad de Buenos Aires y 11 partidos del conurbano sur.
Es decir, Metrogas será en el mediano plazo un mejor negocio si se consolida el actual proceso de desregulación y normalización tarifaria, pero la decisión excede a los resultados de la compañía y responde a la política de YPF de hacer foco en el core del negocio petrolero, más puntualmente en el desarrollo de los recursos no convencionales.
No obstante, en distintos momentos de este año, Marín había dado señales de que esperaría el momento oportuno para avanzar en la desinversión.
«La distribuidora más grande de la Argentina y de América Latina, no reside sólo en sus clientes actuales, sino en su capacidad de extensión de la red y el beneficio que podrá tener con el reacomodamiento tarifario que alcanza a todo el sector energético».
En su presentación en el Cycip, el presidente y CEO de YPF destacó la necesidad de aprovechar el increíble potencial de Vaca Muerta, expresando que “requiere multimillonarias inversiones y un gran esfuerzo de coordinación” y remarcando que los principales desafíos se encuentran en “la obtención de capital y recursos humanos operativos”.
Es decir, la petrolera busca fondear su plan de expansión productiva y de los mega proyectos de infraestructura como lo son el Oleoducto Vaca Muerta Sur y el desarrollo de la producción de Gas Natural Licuado (GNL), ambos con mega terminales exportadoras en las cosas de Río Negro.
El ámbito en el que retomó el tema también es significativo, ya que lo hizo frente a un auditorio en el que se encontraban Natalio Mario Grinman, presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios; Adelmo Gabbi, presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires; Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina; Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción; Nicolas Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina; Francisco Gismondi, gerente general de la Asociación de Bancos Argentinos, y Alejandro Bulgheroni, presidente de Pan American Energy.
Después de Metrogas, qué otras empresas analiza vender YPF
Entre los ya famosos cuatro ejes de trabajo en que la gestión avanza, se plantea la revisión del portfolio de empresas participadas. Se trata de compañías en las cuales YPF tiene participación accionaria mayoritaria y que conforman un holding que, quizás, no termina de visualizarse en la sociedad de su gran magnitud.
La idea de inicio de gestión no era venderlas sino revisar el nivel de participación que tiene la petrolera en cada una de ellas o en otros casos redireccionar sus operaciones en función de los nuevos objetivos de la empresa, siempre con el tamiz de ganar en eficiencia, transparencia de costos y mejora de la operatividad.
Hoy, tras un detallado análisis de las empresas participadas, hay una decisión de desprenderse en lo inmediato de empresas de beneficios marginales como YPF Chile, YPF Brasil, o Refinor.
Para más adelante quedarán las definiciones, por ejemplo, sobre AESA que es el gigante en soluciones de infraestructura para el mercado energético que se ha convertido en mano derecha de muchos de los grandes proyectos que llevó adelante YPF, o la participación en Mega, cuya terminal se encuentra en el polo portuario bahiense, que se remonta a abril de 2001 cuando comenzó a operar en el negocio de agregado de valor al gas natural a través de la separación y el fraccionamiento de sus componentes ricos.
Otras empresas que formaron parte de la revisión fueron YPF Luz, un activo revalorizado estratégico por ser el instrumento que asegura la transición energética que debe realizar la petrolera a tono con la industria, que no sólo es superavitaria y consigue financiamiento incluso a veces en mejores condiciones de mercado que la empresa madre.
La petrolera busca fondear su plan de expansión productiva y de los mega proyectos de infraestructura como lo son el Oleoducto Vaca Muerta Sur y el desarrollo de la producción de Gas Natural Licuado (GNL), ambos con mega terminales exportadoras en las cosas de Río Negro.
De la misma manera, se reconsidera la situación de Profertil, el productor de fertilizantes que en su planta de Bahía Blanca atiende el 50% de la demanda local, y que en 2025 podría lanzar un proyecto de inversión superior a los US$ 1.000 millones para incrementar su capacidad de producción de manera de abastecer el mercado local y tener saldos de exportación.
Finalmente, todo el proceso de revisión se corona con la desinversión en 35 áreas maduras que YPF decidió apartarse en favor de otras empresas de menor porte que puedan enfocarse de manera más activa y eficiente en áreas de producción convencional, a través del Proyecto Andes, que acaba de tener una ampliación para la salida de los campos maduras en la provincia de Tierra del Fuego.