Existen antecedentes de empresas de minería que invierten en instituciones educativas, de tesis que pueden aplicarse en los proyectos privados y hasta de proyectos para potenciar ramas científicas que, sin estar relacionadas a la industria, son clave para las comunidades.

La minería, cuando llega a una comunidad, establece lazos con distintos actores sociales, entre ellos las instituciones educativas. A lo largo de la vida de un proyecto, desde la exploración hasta que comienza a funcionar, se trabaja en conjunto con universidades, escuelas e institutos de investigación.

Esto no solo tiene que ver con la inversión de privados en el sector público, sino que este último se transforma en una palanca para el desarrollo empresarial.

Una de las claves de este vínculo cercano radica en que cada proyecto de minería es único y tiene desafíos propios. Esto hace que para empezar el trabajo las firmas privadas tengan que echar mano de los conocimientos que ya existen sobre el área.

Luego, mientras el proceso del proyecto avanza, es en las instituciones educativas donde siguen dándose investigaciones que ayudan al crecimiento de la industria. La colaboración toma distintos caminos. En algunos casos las empresas privadas se apoyan en estudios que ya existían desde las universidades de la zona para identificar una zona con potencial.

La ciencia, en ese caso, abre caminos a los inversionistas como podría suceder en Buenos Aires, donde un estudio de la Universidad Nacional de la Plata halló signos de tierras raras en Benito Juárez, donde actualmente el SEGEMAR empezó a trabajar.

En las instancias de exploración las empresas trabajan con instituciones científicas para completar sus conocimientos de una zona. En Catamarca, por ejemplo, la empresa Lake Resources firmó un acuerdo con la universidad nacional de la provincia para que completen algunos de sus estudios de base.

Otros proyectos más avanzados, como es Josemaría en San Juan, dotan de tecnología a las facultades para que el desarrollo de estudios los ayude a avanzar.

La empresa detrás de la mina de cobre en pre construcción donó un scanner que permitirá el estudio de sitios arqueológicos a la Universidad Nacional de San Juan. Esto le permitirá a la institución educativa mejorar sus prácticas y con esto la empresa tendrá más datos para la construcción de su camino principal.

En minas ya desarrolladas las tesis de grado y posgrado pueden convertirse en una herramienta de mejora. Es el caso de una investigación de la Facultad de Ingeniería de San Juan, que creó un sensor para determinar cuándo un operador de un camión fuera de ruta se encuentra muy cansado para seguir manejando.

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Trabajadores y científicos locales aportan su conocimiento y realizan estudios para las mineras.

Hay otro tipo de trabajos conjuntos, que no necesariamente están vinculados a la actividad, que son las sinergias para apoyar áreas científicas que tienen valor para la comunidad. Pachón, el proyecto de cobre en prefactibilidad sanjuanino, trabaja en conjunto con el Complejo Astronómico de Calingasta, el departamento donde está ubicado, para potenciar la actividad turística.

Así, las alianzas van tomando forma según las necesidades de empresas, instituciones y comunidades. Para las universidades e investigadores, la minería supone un campo donde la necesidad de tecnología y mejoras es infinita, al igual que las posibles fuentes de financiamiento para estas tareas.

Las empresas ven estas áreas como un enlace a la comunidad, pero también como una cantera de talentos y mejoras estratégicas, que tienen un vínculo ya construido con el lugar donde operarán.

La postura de las empresas de minería frente a las universidades

Dinamicarg dialogó con firmas que operan en Argentina para saber cuál es el rol que tienen los acuerdos y trabajos en conjunto con las instituciones educativas. De distintas formas, todas tienen trabajos en conjunto, tanto con universidades nacionales como los ministerios de educación de las provincias. El vínculo es, en todos los casos, con los actores locales.

En las instancias de exploración las empresas trabajan con instituciones científicas para completar sus conocimientos de una zona. En Catamarca, por ejemplo, la empresa Lake Resources firmó un acuerdo con la universidad nacional de la provincia para que completen algunos de sus estudios de base.

En Catamarca, la australiana Lake Resources trabaja en el proyecto Kachi, donde espera empezar a extraer litio en 2027. Desde la compañía aseguraron que el vínculo con la Universidad Nacional de Catamarca es “de vital importancia para la estrategia de gestión de talento de Lake Resources”.  

Con esto se refieren a una práctica habitual de las empresas de hacer prácticas profesionales con los futuros egresados de las carreras asociadas, que pueden conocer de primera mano las técnicas que trabajarán en la minería que se va a desarrollar.

En el caso de Lake aseguraron que están trabajando para generar un “pool de talento”, tanto para esta compañía como para la comunidad.

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Las exploraciones se basan en conocimientos locales previos, y suelen ser asociadas a universidades.

En paralelo, buena parte de los trabajos de hidrogeología que hicieron fueron en colaboración con institutos de investigación. Esto incluye ensayos de bombeo e inyección, de permeabilidad de la zona y hasta el monitoreo de líneas de base antes del inicio de producción.

En este último caso, la empresa tiene un respaldo extra para su futuro desarrollo: el prestigio de la universidad les da validez a los informes de cómo estaba la zona antes de la llegada de la industria.

En la misma línea, desde el proyecto Pachón, que lleva adelante la empresa Glencore, aseguraron que se trata de “uno de los principales ejes de trabajo” que tiene la empresa. El primero de los acuerdos que tienen con instituciones de la provincia se remonta al 2008, cuando empezaron a trabajar formalmente con los observatorios astronómicos del departamento.

Cuentan con dos líneas: la primera un programa de concientización y cuidado de la calidad del aire. Es que Calingasta, el lugar donde está ubicado, tiene dos observatorios que pertenecen a la UNSJ y va a complementar próximamente con un radiotelescopio, que será el más grande de Latinoamérica.

Por eso, el programa “Por un cielo sin contaminación”, que trabajan en conjunto con la firma, fue declarado de interés ambiental y educativo.

En el caso de Josemaría, desde la empresa detallaron que hay varias tareas en simultáneo, entre las que está el acuerdo por el que donaron un scanner a la Secretaría de Cultura de la provincia. Esta tecnología le sirvió a la empresa para rescatar el patrimonio arqueológico que iba encontrando mientras trazaba la huella donde construirá el camino de acceso a la mina.

Entre las empresas consultadas hubo un punto en común además del valor del trabajo en la comunidad: las instituciones científicas y futuras son una cantera de talentos que necesitarán.

Luego de terminar esta tarea, donde encontraron 58 sitios de interés a lo largo de los 200 km de camino nuevo, la compañía decidió poner a disposición de los investigadores de la provincia la tecnología, que es la primera en su tipo en la región.

Finalmente, algunos de los proyectos surgen desde las universidades y terminan sumando al sector privado. Es el caso de Adrián Orellana, profesor titular de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ y en el Instituto de Automática de esta casa de estudios.

El profesional fue parte de un equipo que realizó una tesis en las que, a través de sensores y un software, medían el movimiento del ojo para detectar somnolencia.

Esto, explicó lo hicieron pensando en los trabajadores de Veladero, la mina ubicada en el norte de la provincia, para que hubiera una forma fiable de determinar que un operador estaba muy cansado para seguir trabajando.

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Los campamentos mineros aprovechan el talento local y desarrollan nuevos profesionales para la mina.

Este tipo de estudios y tecnologías aplicadas salen no solo de las áreas de ingeniería o geología de las universidades. Desde la casa de estudios sanjuanina, confirmaron que muchas carreras, incluso las de ciencias sociales o arquitectura, se enfocan en problemáticas mineras para iniciar a dar soluciones.

Los estudiantes, a veces por experiencias propias o por la oportunidad laboral que puede significar, ven el sector de la minería como un lugar para aplicar sus conocimientos.

Formar profesionales, una prioridad para el sector

Entre las empresas de minería consultadas hubo un punto en común además del valor del trabajo en la comunidad: las instituciones científicas y futuras son una cantera de talentos que necesitarán. Por eso, el convenio más habitual es el que se trata de pasantías o prácticas profesionales para capacitar y captar nuevos trabajadores.

En Lake Resources citaron un convenio de pasantías con estudiantes avanzados. “El aporte de los estudiantes que realizan prácticas profesionales en la empresa ha sido trascendente”, explicaron. “Estos estudiantes, casi profesionales, ya cuentan con una sólida capacitación teórica que les permite abordar tareas técnicas”, aseguraron.

Durante los años en los que San Juan creció en exploración, las empresas de la provincia se unieron en una serie de acuerdos con el Ministerio de Educación, para formar los técnicos que necesitaba el sector.

Para eso, crearon tecnicaturas en los departamentos alejados donde hay actividad minera, con financiamiento privado para infraestructura, sueldos docentes y materiales. Esto es tanto para tecnicaturas como la de perforación como para las escuelas secundarias, donde hay especialización en temas mineros.

En el caso de estudios terciarios, el acuerdo es también con las universidades que actúan en la provincia, tanto la Universidad Nacional de San Juan, la Universidad Católica de Cuyo como la Universidad Siglo 21. 

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