La medida se sostiene desde octubre de 2022 y vence el jueves 1°. Se especulaba con que el Gobierno volvería a prorrogarla, pero ante la caída del capítulo fiscal de la Ley Ómnibus cambiaría de planes en busca de recaudación.

El congelamiento del impuesto a las naftas que el gobierno anterior estableció en octubre de 2022, está por llegar a su fin este jueves 1° de febrero. Si bien tras los aumentos de diciembre y enero en los combustibles se especulaba con que se extendería nuevamente, el Gobierno lo dará de baja y para recomponer la carga ante la caída del capítulo fiscal de la Ley Ómnibus.

De darse, el aumento en surtidores rondaría el 25% y llevaría el precio del litro de nafta a 1,2 dólar, ya que el cambio impositivo se reflejará inmediatamente en los surtidores.

Sin embargo, aún resta saber cómo se hará la actualización una vez finalizado el congelamiento tanto del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) como el del el Impuesto al Dióxido de Carbono (IDC).

Para la nueva gestión, el incremento significará una mayor recaudación tributaria, tras dar de baja el paquete fiscal de la Ley Ómnibus que se debate en el Congreso.

Desde la Secretaría de Energía buscan segmentar el aumento en tres tramos, mientras que en la órbita de Economía buscarían aplicarlo de inmediato.

Según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), “el impuesto nacional a los combustibles mantiene inalterado su valor en $27,6 desde octubre de 2022, a pesar del aumento de la inflación. No obstante, a fines de del corriente mes vence el último decreto firmado, por lo cual, de no renovarse este decreto el valor de este tributo aumentará según la inflación”.

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El gobierno descongelaría el ICL para contrarrestar la caída del capítulo fiscal de la Ley Ómnibus.

El documento explica que, de recomponerse la tasa, el ICL incrementaría un 72,2% y el valor en las bocas de expendio, que se ubicaría alrededor de los $1.005. “Convirtiendo estos valores al tipo de cambio oficial peso-dólar, implicaría pasar de U$S 0,95 a U$S 1,2”, agrega el organismo.

La demora en la actualización de los impuestos se debe a la decisión de mantenerlo fijo como parte del acuerdo entre el gobierno anterior y las petroleras. El objetivo del Ejecutivo resolvió no subirlo para evitar un mayor impacto en el sector, que suele trasladar los ajustes a toda la economía.

Para la nueva gestión, el incremento significará una mayor recaudación tributaria, tras dar de baja el paquete fiscal de la Ley Ómnibus que se debate en el Congreso, fuertemente recistido por la mayoría de los gobernadores y sectores diversos de la economía, que se oponen a las retenciones a las exportaciones, en especial de las economías regionales.

“La contracara de este congelamiento en el valor real del tributo al combustible, es la pérdida de recaudación real. A medida que comenzó a disminuir el valor real del tributo a mediados del año 2021, la recaudación del mismo empezó un descenso significativo de manera paulatina. Al comparar la recaudación de diciembre 2018 con la de diciembre 2023, se vislumbra un descenso real del 77%”, agrega el reporte.

La actualización del impuesto a las naftas: ¿shock o gradualismo?

Dentro del gobierno hay incertidumbre sobre cómo disminuir el impacto del ajuste tributario. Una alternativa que tomó fuerza es dividir la suba en tres meses. Lo que detiene la segmentación es que está atada a la inflación trimestral y el 1° de marzo se superpondría con la recomposición de los períodos previos.

En paralelo, el aumento en el precio del barril Brent (8%) amplió la brecha para alcanzar la paridad de exportación, uno de los principales objetivos de la Secretaría de Energía.

Otra de las ideas que piensa el equipo de Eduardo Rodríguez Chirillo es “hacer un mix” entre la recomposición impositiva y el sendero hacia la paridad de exportación con subas en torno al 10% o 15% durante tres meses consecutivos.

Sin embargo, la línea más fiscalista del Ministerio de Economía entró en alerta luego del retiro del paquete fiscal de la Ley Ómnibus y el impacto negativo que podría tener en los mercados si no se dan señales rápidas.

En Hacienda, por lo tanto, prefieren una recomposición impositiva lo más rápida posible.

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