El país vecino ratificó que finalizará el contrato de exportación firmado en 2006 debido al declive de su producción. Además, le reclamó pagos al Gobierno, que había anticipado que seguiría comprándole el recurso hasta octubre.
La importación de gas de Bolivia y el riesgo de desabastecimiento se vuelven un problema cada vez más acuciante para el Norte del país, que no cuenta con infraestructura para solventar el suministro si el país vecino deja de venderle el recurso a la Argentina.
En ese escenario, era clave tener la Reversión del Gasoducto Norte terminada para el invierno de este 2024, pero debido a meses de demoras y dificultades en el proceso de licitación, la obra recién se completará hacia fin de año.
La intención de la Argentina es mantener el convenio con Bolivia hasta octubre y así sortear la época fría, cuando la demanda llega a su máximo, más allá de las reiteradas advertencias del país vecino respecto a lo crítico de su situación y la imposibilidad de extender las exportaciones más allá de junio.
Incluso, el año pasado, cuando se esperaba que la reversión del gasoducto estuviera operativa antes de los meses más fríos del año, la Argentina había adelantado seis meses el fin del contrato, fijado bajo firma para el 1° de julio.
Bolivia estima que en un breve lapso de tiempo deberá importar gas para abastecer su propia demanda.
El martes, fue el ministro de Hidrocarburos y Energía boliviano, Franklin Molina, quien hizo hincapié nuevamente en la problemática para abastecer al norte argentino.
“Todos los contratos tienen un periodo de finalización, en este caso la exportación de gas a Argentina finaliza en junio de este año”, aseveró a los medios estatales de su país.
El funcionario dijo que actualmente Bolivia le sigue vendiendo gas a la Argentina y cuestionó a su socio del Mercosur por demoras a la hora de pagar el suministro desde hace dos años.
En esa línea, Molina pidió que la nueva gestión normalice la situación: “Bolivia espera que se pongan al día con los pagos respectivos”, apuntó.
Por último, el ministro de la cartera energética confirmó que la intención de la Argentina es mantener el flujo al menos hasta la primavera, pero la postura pública de las autoridades bolivianas es, hasta el momento, inamovible.
Argentina y la importación de gas de Bolivia
Pese a que la última adenda del contrato entre la argentina Enarsa y Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) pone fin a los envíos el 1° de julio, los cálculos del sector energético nacional sostienen que la importación se puede sostener hasta el 30 de septiembre,
“La importación de gas de Bolivia disminuirá a cero a partir de octubre, en principio, para nunca más volver”, dijo el subsecretario de Energía, Fernando Solanet, en una audiencia pública para debatir el nuevo sistema de subsidios energéticos.
En ese marco y de acuerdo con el esquema previsto por Nación, los ingresos de gas provenientes del país vecino se mantendrán en julio, agosto y septiembre, con volúmenes de 4,5 millones de m3 para los primeros dos meses y 2,4 millones, para el mes restante.
Hasta el anuncio de Solanet en la audiencia pública, para suplir los envíos de Bolivia, se manejaba la posibilidad de importar mayor cantidad de Gas Natural Licuado en barcos e incluso la transportista TGN hizo pública una propuesta alternativa. Otra posibilidad, acaso más improbables, se había propuesto a partir de un swap de gas con Brasil.
El ocaso del gas de Bolivia
El gas de Bolivia ha abastecido a toda la región desde los 90´y tiene un contrato firme con la Argentina desde 2006.
Sin embargo, la nación vecina ha registrado una fuerte contracción productiva y dejará de ser el gran exportador del recurso en Sudamérica, lugar que podría pasar a ocupar la Argentina si desarrolla su infraestructura de transporte.
Esto se debe a que Bolivia pasa por una de las etapas más difíciles en su sector hidrocarburífero y se estima que en un breve lapso de tiempo deberá importar gas para abastecer su propia demanda.
Su producción pasó de 49,9 trillones de metros cúbicos al día (mm3d) en 2014 a 40 mm3d en 2022, mientras que las exportaciones de hidrocarburos en el mismo periodo transitaron de 6.624 millones de dólares a 3.050 millones, según datos oficiales.
Esa reducción desplazó al sector de hidrocarburos de ser el primer rubro de las exportaciones al tercero, debajo de la minería y los productos no tradicionales.
En ese sentido, el presidente boliviano, Luis Arce, advirtió el año pasado que las reservas de gas “han ido cayendo hasta tocar fondo”, aunque no dio cifras sobre la situación de los yacimientos.
Las previsiones del ocaso del gas de Bolivia son tales que en 2023, desde ese país se hizo pública la propuesta de que, en un futuro no muy lejano, ese país ponga a disposición de la Argentina su red inactiva de gasoductos para transportar el fluido desde Vaca Muerta hacia el sur de Brasil, donde hace tiempo expresan su interés en comprar lo producido en la formación neuquina.,