El potencial del Mar Argentino podría impulsar un fuerte crecimiento portuario y de la industria naval. Un estudio de la UBA lo define como un escenario “difícil, pero posible”. Los retos y las oportunidades de un negocio gigantesco para las próximas décadas.

Por Ignacio Ortiz

Antes de fin de año se espera que comience la actividad exploratoria offshore en la Cuenca Argentina Norte (CAN), a 300 kilómetros de la costa bonaerense, un primer paso en el cual hay mucha expectativa a la espera de poder confirmar el potencial hidrocarburífero costa afuera.

Es que, de haber una reserva de petróleo técnica y económicamente viable en el Mar Argentino, su aprovechamiento tendrá un sorprendente desarrollo en los aspectos industrial, logístico y científico, tres vectores con enorme impacto en el entramado económico y social nacional, considerando también su relación y oportunidad con la transición energética mundial.

Para analizar y tener una primera aproximación sobre ese impacto, la Facultad de Ingeniería de la UBA elaboró a pedido de YPF un trabajo en el que releva aspectos centrales de desarrollo ante un eventual descubrimiento de hidrocarburos.

Ese estudio trabajó en dos escenarios de producción petrolera y abordó las problemáticas portuaria, tecnológica, industrial y de sustentabilidad, comparándolas con otros casos internacionales y para buscar cuantificar sus impactos.

YPF definió dos escenarios de producción a partir de una base que considera el desarrollo Argerich (bloque que opera junto a Equinor y Shell) más otros tres proyectos similares con una acumulación total de hidrocarburos de 4.000 MMBOe –millones de barriles de petróleo- en 18 años. El escenario máximo en 28 años alcanzaría 24.000 MMBOe, con inicio de producción en 2030.

Una reserva de petróleo técnica y económicamente viable en el Mar Argentino tendrá un sorprendente impacto en el desarrollo industrial, logístico y científico.

El modelo analítico que utilizó la Facultad de Ingeniería permitió proyectar cuantitativamente los impactos potenciales en la industria naval, oil & gas, tripulaciones y ciencia y tecnología, a través de dos variables comunes como empleo y valor producido o invertido.

Así, con un nuevo Modelo Virtuoso de desarrollo, la construcción naval y de equipos de oil & gas representarían entre el 63% y el 73% del impacto total, y en el escenario máximo se pueden llegar a crear 242.000 empleos al 2035.

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La construcción naval y de equipos de oil y gas podrían experimentar, en el escenario máximo, la creación de 242 mil empleos al 2035.

Por su parte, el valor acumulado total generado en estas actividades productivas llegaría a US$ 37.600 millones, aunque el sistema normativo actual permite generar sólo un 10% del impacto potencial. Aseguran que con mínimas exigencias e incentivos se generarían grandes inversiones locales en equipos y tecnología, lo que permitiría captar para la industria nacional un 1,5% de la producción petrolera de la CAN.

Esas inversiones duplicarían el Valor Agregado Nacional Neto esperado, pudiendo totalizar hasta US$60.000 millones y sextuplicaría el empleo, además de reducir 21% de las emisiones mediante mejoras competitivas que ahorrarían US$5.295 millones suficientes para construir biorefinerías para abastecer las flotas de buques y apoyar la transición energética, y el 50% del porcentaje nacional de obras navales y de Oil & Gas offshore necesarias.

Astilleros, el gran potencial

El trabajo destaca, en particular, que en la construcción de los barcos y equipos oil & gas offshore, y en especial de la participación en las FPSO (unidades flotantes de producción, almacenamiento y descarga), está el mayor impacto potencial de desarrollo de la CAN.

Pero no será posible aprovechar esta oportunidad con la presente estructura industrial naval nacional.

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En la construcción de los barcos y equipos oil & gas offshore está el mayor potencial del desarrollo de la CAN.

Actualmente, la producción se concentra esencialmente en la zona de Mar del Plata, alrededor de la industria pesquera, con algunos puntos extra de producción como los astilleros de La Plata y Ciudad de Buenos Aires, abocados a abastecer distintos pedidos del ministerio de Defensa principalmente, y otros más artesanales en el resto del país.

Se plantea entonces promover la asociación entre astilleros competitivos nacionales con medianos y grandes grupos industriales navales offshore para obtener la experiencia específica y la fortaleza financiera imprescindibles para ser considerados potenciales proveedores de embarcaciones costa afuera.

De este modo, se formaría un nuevo grupo de Astilleros de Segunda Generación que podrían apuntar a captar competitivamente la construcción de Crew Boats, Offshore Supply Vessels y quizá algún otro buque de similar complejidad.

Sin embargo, el mayor desafío con capacidad realmente transformadora de la realidad industrial nacional, es participar de la construcción de las FPSO.

Para ello, tal como hizo Brasil, se requiere la asociación entre las mayores constructoras nacionales con experiencia en grandes obras de ingeniería (y de oil & gas) y los mega astilleros internacionales, y así se formaría un nuevo grupo de gigantescos Astilleros de Tercera Generación que podrían construir, montar e integrar los módulos que se instalan a bordo de las FPSO, cuyos colosales cascos necesariamente deberán ser importados. 

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La secretaria de Energía, Flavia Royón, afirmó que Mar del Plata podría tener en la exploración offshore «el potencial de otra Vaca Muerta».

Un paso intermedio a este desarrollo es el de los astilleros virtuales, que construyen equipos o módulos para las FPSO y los envían para su integración en los mega astilleros asiáticos donde se construyen esos gigantescos buques.

Los puertos: base principal y complementarios

Respecto de la elección del puerto base de la operación costa afuera de la CAN, una vez completadas las obras prontas a ser licitadas, el puerto de Mar del Plata ofrecería las mejores condiciones para ser utilizado para el Escenario Base.

Luego, para una situación más demandante, se deberá decidir si continuar en Mar del Plata o trasladar la mayor parte de las actividades al puerto de Bahía Blanca, o explorar las posibilidades que ofrecería Mar Chiquita o Coronel Rosales, o un emplazamiento equivalente en las cercanías de Mar de Cobos con un desarrollo greenfield.

En contraposición, al relativamente bajo presupuesto de Ciencia y Tecnología para el estudio de los recursos del mar, la Argentina cuenta con ambiciosos planes que incluirían la temática oceánica, abarcando la producción de hidrocarburos costa afuera.

Pero aplicando un sistema similar al de Brasil, se podrían generar los recursos necesarios, no sólo para apoyar el desarrollo tecnológico nacional del oil & gas costa afuera sino, preparar “científicos oceánicos” que atiendan el desafío que representa la exploración y producción de otras riquezas del Mar Argentino.

La experiencia de países desarrollados en materia de industria naval y de oil & gas demostró que, para tener una industria costa afuera competitiva, es importante crear inteligencia y reducir la dependencia excesiva de paquetes tecnológicos extranjeros.

La problemática científica y tecnológica tiene características estratégicas y requiere una visión de largo plazo. Sólo avanzar en ese camino permitirá acceder, en varios años, a un nivel superior de desarrollo basado en el conocimiento a través del trabajo intelectual, más que sólo por la labor industrial.

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