El mandatario bonaerense había dicho que el país “se quedó sin una inversión de 50 mil millones de dólares” por una «venganza» de Javier Milei. «No voy a discturi políticamente con un gobernador», dijo el CEO de la petrolera estatal.

El CEO de YPF, Horacio Marín, salió al cruce de las críticas del gobernador bonaerense Axel Kicillof, quien cuestionó con dureza la decisión de la petrolera de abandonar el proyecto de la planta de GNL inicialmente pensado para Bahía Blanca y luego, trasladado a la costa de Río Negro, para ahora terminar descartado.

En cambio, se producirá GNL de manera offshore, en barcos que amarrarán en las costas de la provincia patagónica. Según Marín, la nueva estrategia, basada en buques flotantes, responde a fundamentos técnicos y económicos sólidos, y no a motivaciones políticas.

La polémica del gobernador con el presidente de la petrolera se inició luego de que YPF confirmó que su megaproyecto se desarrollará efectivamente en Río Negro, frente al Golfo San Matías, pero mediante unidades flotantes y no en una instalación en tierra.

El plan reemplaza a la iniciativa impulsada durante más de una década junto a la empresa malaya Petronas, que se retiró a fines de 2024, poco después que se definió la reubicación de la planta de licuefacción de gas que finalmente no fue.

“Para mí están todos mal asesorados, se apresuran y juegan a la política en algo que es generación de valor a través de la economía”, dijo Horacio Marín sobre las críticas de Axel Kicillof.

Desde la Provincia de Buenos Aires, el mandatario opositor al Gobierno nacinoal había reaccionado con dureza ante el anuncio de Marín sobre el cambio de estrategia.

“Milei mintió. Dijo que la planta de GNL se haría en Río Negro, pero era solo una excusa para vengarse de la provincia de Buenos Aires y dinamitar un proyecto que llevaba más de una década de trabajo”, publicó en su cuenta de X.

Y fue más allá: “Argentina se quedó sin una inversión de 50 mil millones de dólares. Se expulsó a un socio estratégico como Petronas y se destruyó un proyecto que hubiera fortalecido a la Argentina como potencia energética global”.

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“Milei mintió. Dijo que la planta de GNL se haría en Río Negro, pero era solo una excusa para vengarse de la provincia de Buenos Aires», acusó Axel Kicillof.

Kicillof acusó al Gobierno nacional de haber actuado por represalia política y remarcó que “estaban todas las condiciones técnicas, logísticas y geográficas” para que la planta se hiciera en Bahía Blanca.

Desde YPF, Marín se mantuvo al margen del cruce político y se enfocó en defender la viabilidad de la nueva propuesta: “Yo soy un técnico que vine a hacer grande a YPF y no voy a entrar a discutir políticamente con un gobernador. La planta era incierta, no había nada, no había ningún bosquejo”.

De la planta en tierra a los barcos

El nuevo proyecto “Argentina LNG” prevé instalar seis buques flotantes para producir gas natural licuado frente a las costas de Río Negro. Esta modalidad ya es tendencia global en la industria del GNL por su eficiencia operativa y menores costos.

“Tiene que ser uno en barco. ¿Por qué? Porque el GNL en el mundo está migrando hacia los barcos porque es mucho más eficiente. Y nosotros lo que logramos es traer empresas internacionales a que lo desarrollen con YPF”, explicó Marín.

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YPF confirmó que el megaproyecto de GNL se desarrollará finalmente en Río Negro, frente al Golfo San Matías, mediante unidades flotantes.

Además agregó: “Para mí están todos mal asesorados, se apresuran y juegan a la política en algo que es generación de valor a través de la economía”.

Según detalló, la opción flotante implica un ahorro significativo en comparación con la planta terrestre: “La decisión de Río Negro fue una decisión técnico-económica y no una decisión política o ideológica. Nosotros nos ahorrábamos más de 700 millones de dólares en Río Negro”.

“De hecho, contratamos a una consultora independiente que dijo que eran mil millones de ahorro. Soy una persona honesta, estoy diciendo que a nosotros nos daba 700 millones de dólares y a la consultora le daba mil millones”, agregó.

“¿Por qué convenía en Río Negro? Porque es más cerca y porque los barcos necesitan calado de profundidad para trabajar mejor”, explicó.

Ventajas flotantes y objetivos intactos

A diferencia de las plantas en tierra, los buques licuefactores suelen desarrollarse bajo contratos llave en mano, con entregas garantizadas y menos riesgos de demoras. Además, al ser activos móviles, pueden reubicarse en función de los vaivenes del mercado global.

Más allá del cambio de modalidad, los planes de expansión se mantienen firmes. La meta es alcanzar las 30 millones de toneladas anuales de GNL exportado en 2030, lo que implicaría duplicar la producción actual de gas y sumar unos 15.000 millones de dólares al año en ingresos.

Para llegar a esa escala, también será necesario ampliar la infraestructura de transporte desde Vaca Muerta hasta la costa atlántica, un desafío clave para los próximos años.

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