La potencia asiática sumó 34 gigavatios de capacidad nuclear en la última década y ahora pone el foco en los reactores modulares. El parque nuclear estadounidense, en tanto, se ha estancado. Ventajas también ante Europa.

China está cerca de consolidarse como el mayor productor de energía nuclear del mundo, desplazando a Estados Unidos, que ha mantenido esta posición durante décadas. A diferencia de su competidor occidental, cuya industria nuclear ha sufrido un notable estancamiento en los últimos años, el gigante asiático ha desplegado una estrategia agresiva de modernización de reactores. Con muy buenos resultados.

Uno de los factores clave en esta transformación es la capacidad del país asiático para desarrollar e implementar tecnologías avanzadas, como los pequeños reactores modulares (como el CAREM argentino, ahora desactivado) y los reactores alimentados con torio. Mientras que en Occidente estas innovaciones han enfrentado obstáculos regulatorios y financieros.

China ha logrado reducir significativamente los costos y tiempos de construcción de sus reactores, mientras que en Estados Unidos sucede lo contrario.

Beijing ha logrado materializar varios de estos proyectos con rapidez y eficiencia, consolidando un conocimiento experimental que otros países aún no han alcanzado. El ritmo de construcción de plantas nucleares también refleja la diferencia entre ambas potencias.

En los últimos diez años, China ha sumado 34 gigavatios de capacidad nuclear, una cifra impresionante que la pone en camino de superar tanto a Estados Unidos como a Francia y el resto de los países de Europa.

En contraste, el parque nuclear estadounidense, además de no haber sumado nueva capacidad significativa en décadas, enfrenta el cierre progresivo de varias centrales debido a su antigüedad y altos costos operativos.

El declive en Estados Unidos

El caso de la central Vogtle, en Georgia, ilustra los desafíos que enfrenta la industria nuclear estadounidense. Su inauguración, en abril de 2024, llegó con siete años de retraso y un sobrecosto de 17.000 millones de dólares, alcanzando un presupuesto total de 35.000 millones de dólares, lo que la convierte en uno de los proyectos de infraestructura más caros en la historia del país.

A esto se suma el costo de generación de la electricidad producida en la planta, que se estima entre 170 y 180 dólares por megavatio-hora, una cifra que la hace poco competitiva en el mercado energético actual.

China, en cambio, ha logrado reducir significativamente los costos y tiempos de construcción de sus reactores.

Gran parte de esta eficiencia se debe a que los desarrolladores de reactores en el país son empresas estatales que acceden a préstamos preferenciales con tasas de interés bajas. En cambio, en Estados Unidos y Europa, los proyectos nucleares suelen enfrentar sobrecostos debido a demoras regulatorias y al encarecimiento del financiamiento.

Mercado eléctrico y exportaciones de China

La capacidad de Beijing para sostener el crecimiento de su industria nuclear también se debe a la estructura de su mercado eléctrico.

A diferencia de Occidente, donde la generación de energía debe competir en costos con otras fuentes, en China las tarifas eléctricas se fijan con un horizonte de estabilidad que permite amortizar grandes inversiones sin depender de la volatilidad del mercado.

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Beijing tiene en mente prototipos de energía nuclear aún más ambiciosos.

Con una industria doméstica en plena expansión, China también está avanzando en el mercado internacional de exportación de tecnología nuclear.

En este ámbito, actualmente Rusia es el líder global, pero Beijing busca posicionarse como un actor clave financiando y construyendo reactores en países emergentes de Asia y África.

Esta estrategia no solo refuerza su influencia geopolítica, sino que también le permite ampliar su base de conocimientos y consolidar su presencia en el sector nuclear global.

El sector nuclear chino también está reforzando su cooperación con países europeos. La Compañía Nuclear Nacional China (CNNC) ha anunciado planes para establecer un centro de investigación y desarrollo en Europa del Este, con el objetivo de aumentar la participación de talentos internacionales y expandir su influencia en la industria.

“Seguimos avanzando en la cooperación integral con ‘viejos amigos’ como Rusia y Francia, y ampliando la cooperación en profundidad con otros países europeos clave», declaró Lu Tiezhong, funcionario de la CNNC, al medio de propaganda nacionalista chino Global Times el año pasado.

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