Con precios internacionales en alza, una ventana fiscal más competitiva y proyectos estratégicos en marcha, Glencore volverá a producir el metal en el yacimiento de Catamarca. La reactivación funcionará, además, como plataforma operativa para acelerar el desarrollo de MARA y El Pachón.

A casi una década del cierre tras 21 años de actividad, Alumbrera volverá a producir cobre. La compañía suiza Glencore confirmó que reactivará la emblemática mina de Catamarca hacia fines de 2026 y que la producción iniciará en la primera mitad de 2028.

Se trata de un movimiento que rompe la inercia del segmento cuprífero local, dado que Alumbrera fue la última mina que aportó volúmenes significativos del mineral en el país.

Una vez en régimen, Alumbrera aportará aproximadamente 75.000 toneladas de cobre, 317.000 onzas de oro y 1.000 toneladas de molibdeno en cuatro años de operación.

La firma explicó que la decisión llega tras ocho años de tareas de cuidado y mantenimiento, pero sobre todo por un cambio profundo en el entorno económico.

“Se basa en el contexto de un régimen fiscal robusto, que brinda un mayor apoyo a la inversión en la industria minera argentina, además del aumento sostenido de los precios del cobre y el oro, y en las perspectivas positivas para ambas materias primas”, comunicó la empresa.

Una vez en régimen, Alumbrera aportará aproximadamente 75.000 toneladas de cobre, 317.000 onzas de oro y 1000 toneladas de molibdeno en cuatro años de operación.

Si bien son cifras inferiores a su récord histórico —las 203,7 mil toneladas alcanzadas en 2002— colocan nuevamente al país en el mapa productivo en un contexto global muy diferente al de aquellos años.

Reactivar Alumbrera para habilitar la próxima generación de proyectos

El relanzamiento de Alumbrera no se analiza de manera aislada. Glencore ya opera en la Argentina con dos proyectos estratégicos: MARA (Agua Rica) y El Pachón, en San Juan.

Ambos aparecen como pilares de su expansión global en cobre, un mineral clave para la electrificación, el transporte bajo emisión y la infraestructura digital.

“Estamos viendo el resurgir de la minería en la Argentina. Para Glencore, el país es un lugar de muchísimo potencial. En gran medida, nuestro crecimiento planeado en cobre viene del desarrollo de estos proyectos”, había adelantado recientemente Martín Pérez de Solay, CEO local.

El propio ejecutivo detalló la lógica detrás de esa decisión: reentrenar personal, probar y asegurar la logística de transporte, revalidar la planta concentradora y sostener la infraestructura crítica mientras avanza Agua Rica.

“Por un lado, reduce el riesgo de la puesta en marcha de la planta concentradora y de la logística de transporte, y reentrena a la fuerza laboral antes de obtener el primer mineral del yacimiento Agua Rica. Además, mantiene en funcionamiento infraestructuras críticas, que pueden compartirse con el proyecto, generando sinergias operativas”, explicó.

Un mundo en plena carrera por el cobre

El contexto global ayuda a entender la magnitud de la apuesta. Hoy la demanda mundial se mueve entre 25 y 26 millones de toneladas anuales, pero las proyecciones de electrificación elevan ese número a más de 35 millones en menos de diez años.

El salto viene impulsado por vehículos eléctricos, energías renovables, líneas de transmisión y, más recientemente, por la expansión de los data centers, que consumen grandes volúmenes de cobre en su infraestructura eléctrica.

glencore
El relanzamiento de Alumbrera no se analiza de manera aislada. Glencore ya opera en la Argentina con dos proyectos estratégicos: MARA (foto) y El Pachón, en San Juan.

El precio internacional acompaña: tras décadas estabilizado cerca de US$ 3,20 la libra, actualmente ronda los US$ 4,85, reflejando una presión creciente de la demanda.

En paralelo, los grandes productores enfrentan límites: Chile y Perú buscan prolongar la vida útil de yacimientos maduros y la República Democrática del Congo empieza a sentir la escasez de nuevos descubrimientos.

Es en esa ventana donde la Argentina —con proyectos de alta ley y bajo nivel de exploración histórica— aparece como un jugador emergente.

La apuesta de largo plazo: RIGI, inversión y empleo

Glencore ya solicitó la adhesión al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) para Agua Rica y El Pachón. Las cifras muestran la escala del movimiento: entre ambos proyectos se calculan inversiones por US$ 4000 millones (MARA) y US$ 9500 millones (El Pachón) para la próxima década, con un total de más de 10.000 empleos directos en construcción y más de 2500 en operación.

La compañía precisó que la inversión estimada para El Pachón —solo en su fase 1— oscila entre US$ 8500 y US$ 10.500 millones, mientras que Agua Rica prevé un rango de US$ 3500 a US$ 4500 millones.

El movimiento de Glencore también se inserta en un ecosistema minero más amplio. A la par avanzan otros proyectos de alto impacto: Los Azules (McEwen–Stellantis–Nuton/Rio Tinto), Vicuña (BHP–Lundin Mining) y Taca Taca (First Quantum), todos en fases de desarrollo con potencial para reposicionar la oferta regional en los próximos años.

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