La agencia actualizó sus proyecciones para 2024, incrementando sus estimaciones sobre la demanda global de crudo. Además, de cara a 2025, calcula un crecimiento de 1,05 millones de barriles diarios, alcanzando un total de 104 millones de barriles por día.
En su informe mensual sobre el mercado del petróleo, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) informó que la demanda mundial de crudo en el último trimestre de 2024 creció en 1,5 millones de barriles diarios, lo que representa un aumento de 260.000 barriles diarios respecto a las previsiones realizadas en diciembre.
Entre los factores que impulsaron este incremento se destacan las temperaturas más bajas en regiones clave del hemisferio norte, como Canadá, Estados Unidos (norte y centro), Europa, China y Japón, que elevaron el uso de calefacción.
A pesar del avance de las energías renovables, el petróleo y el gas continuarán desempeñando un papel fundamental en la matriz energética mundial en el futuro cercano.
A esto se sumaron los precios más bajos del barril, que estimularon el consumo, y un repunte de la actividad petroquímica en Estados Unidos.
Para el conjunto de 2024, los expertos de la agencia corrigieron sus cálculos con 90.000 barriles diarios más, lo que deja la demanda global en 102,9 millones de barriles diarios.
Además, para 2025 anticipa una aceleración del consumo, con un incremento de 1,05 millones de barriles diarios, alcanzando los 104 millones de barriles por día, cifra alineada con sus estimaciones previas.
Si las proyecciones para el último trimestre de 2024 se confirman, el aumento interanual de la demanda global en 2024 sería de 940.000 barriles diarios, reflejando un crecimiento sostenido en el consumo de crudo a nivel mundial.
El petróleo y el gas, fuertes en el mix energético
A pesar del avance de las energías renovables, el petróleo y el gas continuarán desempeñando un papel fundamental en la matriz energética mundial en el futuro cercano, según Rystad Energy, empresa líder a nivel mundial que ofrece servicios y análisis en todo el espectro de fuentes de energía.
Aunque se proyecta que la demanda de petróleo alcanzará su pico máximo en la próxima década, las estimaciones sugieren que más de la mitad del consumo actual de crudo persistirá hasta 2050.
Esta estabilidad en la demanda garantiza cierta seguridad para las empresas estatales, pero también implica desafíos en un mercado influido por precios volátiles, tensiones geopolíticas y la creciente presión por descarbonizarse.
Rystad Energy advierte sobre la incertidumbre a corto plazo en torno a los precios del petróleo.
Según su análisis, “en 2025 podríamos vivir un escenario similar al de 2015, cuando los precios mundiales del petróleo se desplomaron significativamente (debido al exceso de oferta) hasta situarse por debajo de los 30 dólares por barril en el hemisferio norte a principios de 2016”.
De repetirse esta dinámica, los países de la OPEP podrían verse obligados a aplicar fuertes recortes en la producción para estabilizar los precios.
Esto obligaría a las empresas petroleras nacionales (NOCs) a monitorear de cerca las fluctuaciones del mercado, ajustar sus estrategias y garantizar la rentabilidad en un entorno cada vez más complejo.
Actualmente, las NOCs son actores dominantes en el sector global de petróleo y gas, representando el 50% de la producción mundial. Su control sobre algunas de las reservas más competitivas del planeta les otorga una ventaja estratégica en un mercado energético caracterizado por la volatilidad.
Sin embargo, estas empresas enfrentan el desafío de equilibrar su protagonismo en la producción mundial con la creciente demanda de energías más limpias y los cambios estructurales en el mercado energético global.
El futuro de la producción de energía
El panorama energético del futuro estará definido por los productores capaces de combinar costos bajos con emisiones mínimas de carbono, y en este contexto, las NOCs tienen una posición privilegiada.
Muchas de estas compañías operan en algunos de los yacimientos más rentables del mundo, lo que les permite mantenerse competitivas incluso bajo la creciente presión por reducir su impacto ambiental.
En los últimos años, las empresas petroleras nacionales aceleraron su expansión internacional.
Frente a la reducción de reservas internas y el aumento de la demanda global, estas compañías extendieron su alcance hacia regiones estratégicas como África, Asia y Sudamérica.
Este movimiento no solo permitió mantener sus niveles de producción a largo plazo, sino que también consolidó su rol como protagonistas clave en el sector energético mundial.
Sin embargo, este crecimiento más allá de sus fronteras plantea desafíos significativos. Las NOCs deben enfrentarse a riesgos geopolíticos, cumplir con diversas regulaciones locales y adaptarse a diferencias culturales en los mercados en los que operan.
A pesar de estos obstáculos, su combinación de reservas altamente competitivas y estrategias de expansión las posiciona como actores esenciales en la transición hacia un modelo energético global más sostenible y eficiente.
