La petrolera finalizó una obra clave en el corazón de Neuquén con el objetivo de aumentar su eficiencia operativa. Los trabajos se completaron en tiempo récord y demandaron unos 55 millones de dólares.

La refinería de YPF en Plaza Huincul completó una modernización integral clave, ante las crecientes demandas de la actividad no convencional en Vaca Muerta. Con una inversión aproximada de 55 millones de dólares, se trata de la intervención más importante en 50 años dentro del complejo industrial, según informó la petrolera estatal.

Las obras incluyeron la instalación de un horno de última generación, una nueva estabilizadora de naftas y un compresor de gases de Topping, este último diseñado para reducir costos operativos y aumentar la eficiencia del sistema, ante el boom que atraviesan los hidrocarburos de la Cuenca Neuquina, que pone presión en el procesamiento de crudo shale.

La instalación produce nafta Super e Infinia, gasoil Grado 2 y combustibles para aviones.

“El plan para mejorar la productividad y la eficiencia en todos nuestros complejos industriales está dando resultados y el complejo de Plaza Huincul es una muestra”, señaló el presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, durante una recorrida por las instalaciones ya renovadas.

Finalizada en un plazo de 26 meses, la obra permite que el 80% del crudo procesado actualmente en Plaza Huincul provenga de Vaca Muerta. La refinería opera como una pieza clave en la logística de abastecimiento para la región patagónica, proveyendo combustibles como nafta Súper e Infinia, gasoil Grado 2 y aerocombustibles.

A su vez, la planta mantiene una presencia destacada en el mercado internacional mediante su unidad de producción de metanol, la más grande del país.

Monitoreo inteligente y evolución de la refinería de YPF

Además de las mejoras técnicas, YPF anunció la instalación de un centro de monitoreo inteligente en la refinería, replicando el modelo implementado en otros complejos industriales de la compañía.

Esta plataforma tecnológica busca centralizar información operativa en tiempo real, optimizar el control de procesos y anticipar eventuales contingencias mediante sistemas predictivos. “Los trabajos se hicieron sin ningún tipo de incidente y con los más altos estándares de seguridad”, subrayó Marín.

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Horacio Marín recorrío las insatalaciones esta semana.

El complejo de Plaza Huincul, inaugurado formalmente en 1976, tiene una larga trayectoria en el mapa de la actividad en la cuenca neuquina. Su historia se remonta a las primeras exploraciones realizadas en la región, cuando en 1918 el equipo Patria logró producir petróleo en el emblemático pozo 1.

La actual refinería surgió a partir de desarrollos acumulativos, desde pequeñas instalaciones rudimentarias hasta unidades industriales capaces de responder a los estándares del siglo XXI.

lo largo de su evolución, la instalación incorporó sucesivamente una planta de craqueo térmico, una unidad de destilación primaria Topping, otra de reformación catalítica (Platforming) y una tercera destinada a la producción de combustibles para aviación (Merox).

También se integraron sistemas de tratamiento de efluentes, calderas de alta presión y tanques de almacenamiento, consolidando una infraestructura robusta adaptada a la escala creciente del sector energético.

En su nueva etapa, el complejo no sólo incrementó su capacidad técnica, sino que también mejoró la logística vinculada al suministro de hidrocarburos en la zona. La cercanía con los pozos activos en Vaca Muerta permite reducir distancias de transporte y aumentar la previsibilidad en la cadena de abastecimiento, un aspecto central para el desarrollo regional.

A día de hoy, la instalación produce nafta Super e Infinia, gasoil Grado 2 y combustibles para aviones que se distribuyen en toda la Patagonia Norte. Además, posee la principal planta de metanol del país que abastece al mercado nacional e internacional.

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