La petrolera estatal sumará una perforación extra en el bloque CN VII A, una decisión que excede los compromisos asumidos. La jugada se da en paralelo al relanzamiento de áreas convencionales por parte de la provincia y a una estrategia más amplia para posicionarla como un actor relevante del shale argentino.
YPF se prepara para perforar un pozo adicional en el bloque CN VII A, una zona ubicada en el extremo mendocino de Vaca Muerta, que viene demostrando resultados promisorios.
La compañía ya había cumplido con las obligaciones de inversión pactadas, pero aun así decidió ampliar el trabajo exploratorio, un gesto que en el Gobierno provincial leen como una demostración de confianza en el potencial local.
Para la ministra de Energía y Ambiente, Jimena Latorre, ese interés tiene una raíz clara: “Esta perforación es una señal enorme de confianza en el potencial de Vaca Muerta en Mendoza».
Mientras la petrolera reorganiza su portafolio nacional —salida de campos convencionales envejecidos, priorización de desarrollos no convencionales de alta productividad y reasignación de capital hacia proyectos con mayor retorno—, Mendoza aparece como una excepción estratégica dentro del mapa.
Para la ministra de Energía y Ambiente, Jimena Latorre, ese interés tiene una raíz clara: “Esta perforación es una señal enorme de confianza en el potencial de Vaca Muerta en Mendoza. Que YPF decida no solo permanecer, sino invertir por encima del compromiso asumido, demuestra la solidez del modelo provincial y el atractivo de nuestro recurso”.
En la misma línea, el director provincial de Hidrocarburos, Lucas Erio, puso el foco en el entorno normativo: “Este pozo adicional confirma no solo el interés técnico en la ventana mendocina de Vaca Muerta, sino también la fortaleza del marco regulatorio provincial que brinda previsibilidad y condiciones adecuadas para decisiones de inversión de largo plazo”.
Por qué este pozo es clave para YPF
El bloque CN VII A es una de las áreas que mejor desempeño mostró dentro del segmento mendocino de Vaca Muerta, y la nueva perforación apunta a profundizar esa información.
La compañía busca extender el conocimiento geológico de la formación hacia áreas todavía poco exploradas dentro de la provincia, delinear límites de productividad y acumular datos que permitan avanzar hacia un desarrollo más intensivo en los próximos años.
El objetivo final es determinar si la región puede sostener campañas de perforación horizontal y fractura masiva comparables a las que hoy concentran la producción en Neuquén.
La actividad también derrama sobre la cadena de valor local —servicios, logística, empleo y construcción—, un punto que la provincia quiere consolidar para posicionarse como un polo shale complementario, no marginal.

La apuesta se da en un contexto en el que YPF concentra la mayor parte de su esfuerzo en megacampos neuquinos como Loma Campana, Bandurria Sur o La Amarga Chica. Que Mendoza logre atraer inversiones adicionales refuerza la idea de que la ventana provincial tiene potencial técnico y un marco de negocios competitivo.
La provincia sostiene que combina cuatro atributos fundamentales: un recurso shale de calidad, infraestructura instalada, reglas claras y un esquema de incentivos específico para no convencional que mejora la ecuación económica de los proyectos.
Una hoja de ruta con más perforación y más producción
En el Gobierno mendocino aseguran que este pozo marca apenas el inicio de un ciclo de mayor intensidad operativa.
Con los datos que surjan de esta perforación, YPF podrá definir una eventual transición hacia pozos horizontales y fracturas de alta escala entre 2026 y 2027, un paso que podría ubicar a la provincia como productor relevante de shale oil dentro del ecosistema Vaca Muerta.
El impulso no se limita al no convencional. Aunque el petróleo convencional está en declive, sigue representando una porción importante del mapa productivo mendocino.
Por eso la provincia lanzó una licitación nacional e internacional para adjudicar cinco áreas maduras que fueron revertidas recientemente y están en plena operación.
El objetivo oficial es extender su vida útil, movilizar nuevas inversiones y aprovechar infraestructura existente sin que los yacimientos queden estancados.
Las áreas en licitación —Atamisqui, El Manzano, Loma Cortaderal–Cerro Doña Juana, Puesto Molina Norte y Puntilla del Huincán— se distribuyen entre las cuencas Cuyana y Neuquina y se ofrecerán con concesiones de 25 años, un pago inicial equivalente al 0,5% de la producción proyectada para la primera década y un pliego de US$ 15.000 abonado en pesos.




