Cuatro especialistas del fabricante franco-estadounidense llegaron al país para revisar los propulsores de los Boeing 737-800 afectados. Una serie de incidentes que llevaron a la suspensión preventiva de ocho unidades.
Las alarmas se encendieron en Aerolíneas Argentinas a raíz de los desperfectos registrados en los motores de los Boeing 737-800 que opera la estatal. Esta semana, la fabricante de los propulsores, CFM International, envió una comitiva técnica al país para revisar las fallas.
La decisión se tomó luego de que la línea aérea de bandera suspendiera preventivamente la operación de ocho aeronaves equipadas con el mismo modelo.
La misión de los especialistas consiste en realizar inspecciones presenciales sobre los equipos involucrados y colaborar con las autoridades argentinas en la evaluación de posibles causas estructurales o de diseño.
Los aviones tienen un promedio de diez años de antigüedad.
La preocupación se generó por cuatro episodios ocurridos en el último año, todos vinculados al mismo tipo de motor. El más reciente se registró la semana pasada, cuando un vuelo con destino a Córdoba debió aterrizar de emergencia en el aeropuerto de Ezeiza tras detectar una anomalía en el motor izquierdo.
El evento, aunque no produjo consecuencias graves, llevó a Aerolíneas Argentinas a dejar en tierra varias unidades de su flota mientras se completan las revisiones exigidas por el fabricante y los organismos de control.
Investigación en marcha en Aerolíneas Argentinas
La Junta de Seguridad en el Transporte (JST) abrió tres investigaciones formales sobre incidentes de similares características ocurridos los días 4 de julio, 9 y 15 de octubre. En aplicación del Convenio sobre Aviación Civil Internacional, la JST notificó de inmediato a la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de los Estados Unidos (NTSB), autoridad competente del país donde se fabricaron los motores.
“El proceso de investigación busca determinar causas y no responsabilidades, con el objetivo de prevenir nuevos sucesos”, explicó el organismo argentino en un comunicado, reafirmando su cooperación con las autoridades extranjeras.
Aerolíneas Argentinas informó que las aeronaves afectadas —identificadas con las matrículas LV-FQY, LV-FQZ, LV-FSK, LV-FUA, LV-FUB, LV-FUC, LV-FVM y LV-FVO— permanecerán temporalmente fuera de servicio.
Los aviones tienen un promedio de diez años de antigüedad y comparten el mismo lote de partes en sus motores CFM56, lo que refuerza la hipótesis de una posible falla de origen común. La empresa indicó que todos los equipos cumplen “en forma absoluta con las verificaciones indicadas por sus fabricantes”.

En su informe, la compañía precisó que ninguno de los motores involucrados había alcanzado el límite de los 17.200 ciclos de operación —revisión recomendada por CFM para esa serie—, motivo por el cual se solicitó al fabricante una opinión técnica antes de reincorporarlos al servicio. A la vez, se consultó a aerolíneas de la región que utilizan la misma motorización y reportaron incidentes similares. “
Las autoridades regulatorias locales fueron notificadas y se está trabajando en conjunto para fijar un criterio de resolución”, añadieron voceros de la empresa.
En paralelo a las tareas técnicas, la JST continúa recabando información de vuelo y registros de mantenimiento para elaborar los informes preliminares. Según los protocolos internacionales, una vez concluidos, estos serán compartidos con los Estados y fabricantes involucrados.
Desde Aerolíneas sostienen que su política de seguridad se rige por los estándares de la Auditoría IOSA de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), cuya última certificación fue renovada en 2024.
“La empresa reafirma su compromiso indeclinable con la seguridad operacional, que se refleja en sus procesos internos y en sus decisiones tanto empresariales como operativas”, indicó la compañía en un comunicado posterior a los incidentes. El documento subraya que las decisiones adoptadas “son consecuencia de la aplicación de criterios de altísima exigencia en materia de prevención”.