En medio de un escenario de desregulación del sector eléctrico, la realidad impone sus urgencias por sobre la discusión de fondo y comienza a encender alarmas sobre el futuro inmediato del sistema para cuando se registren las altas temperaturas del verano.
Con el antecedente de la última temporada, en la cual el sistema eléctrico atravesó los primeros meses del año al límite de sus capacidades de generación, transporte y distribución, todo indica que se aproxima un desafío aún mayor, para el que las autoridades buscan reducir las incidencias, es decir cortes y problemas de abastecimiento en distintos tramos del sistema.
De acuerdo al reciente informe de programación estacional para el período noviembre 2024 / abril 2025 que elaboró la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), la potencia máxima esperada se ubica en los 30.700 Mw para el pico de demanda. Esto significa un crecimiento natural de 0,7%, por encima del máximo histórico de 29.653 Mw alcanzado el 1º de febrero de este año.
El reporte señala que se prevé el ingreso de oferta de generación superior a los 1200 Mw, desde diciembre a abril, de los cuales 165 Mw serán de fuente de generación térmica y 874 Mw de origen renovable, de los que a su vez 294 Mw serán de tecnología eólica, 481 Mw de solar, y 99 Mw de biocombustibles y biomasa.
Finalmente, las importaciones previstas desde Brasil tendrán un promedio de 700 Mw a lo largo de los cinco meses de referencia.
En esta evaluación de oferta y demanda –que Cammesa ya puso a disposición de las operadoras para recibir sus observaciones y luego poder transformar en recomendaciones a la Secretaría de Energía- se prevé también un cronograma de mantenimiento de generación nuclear y de ciclos combinados por más de 120 Mw.
Los problemas no solo afectan la coyuntura de la temporada estival: si el país vuelve a la senda de crecimiento en 2025, el sistema eléctrico será el cuello de botella de la recuperación.
Clasificar la tecnología hidroeléctrica dentro de la fuente renovable –hasta el año pasado se manejaba otro criterio- hace que la misma tenga una participación del 38%, de los cuales el 13,5% lo explica la participación de las tecnologías renovables definidas por la Ley 26 190.
El sistema eléctrico carga en la mochila no solo una conocida restricción sobre todo el tendido de transmisión, sino que este verano se anticipa la reedición de problemas de generación y los atrasos en las obras en distribución.
Es decir, toda la cadena eléctrica volverá a ponerse a prueba en una temporada que promete muy altas temperaturas y una menor hidraulicidad a lo que se viene registrando en los últimos dos años, lo que afecta no solo la generación de las centrales hidroeléctricas nacionales, sino también de las mega generadoras brasileñas, que en distintos momentos del año permitieron sobrellevar situaciones de riesgo con la importación de energía.
Asumiendo lo que ya es largamente conocido en el sector eléctrico, el Gobierno puso en marcha a través de la Secretaría de Energía, los entes reguladores y las empresas un comité de trabajo que permita delinear las medidas de mitigación de mercado.
Es decir, remunerar al sector privado por hacer lo que tiene que hacer o dejar de hacer: por ejemplo, en lo que tiene que ver con el consumo en los puntos más altos de estrés del sistema.
Son, sin dudas, medidas de corto plazo que buscan evitar, o al menos morigerar, el efecto de los eventuales cortes de energía eléctrica, ya sea por el colapso de la oferta de generación o la saturación de la redes de transporte y distribución que arrastran años de inversión insuficiente.
Pero los problemas no solo afectan la coyuntura de la temporada estival: si el país vuelve a la senda de crecimiento en 2025, el sistema eléctrico será el cuello de botella de la recuperación.
Las tareas para sostener al sistema eléctrico
Las obras que se necesitan son casi todas de largo plazo, ya sea para incrementar la capacidad de generación eléctrica a través de centrales térmicas o de fuentes renovables, y también el tendido de nuevas líneas de alta tensión en nodos claves como la construcción de subestaciones que permitan aliviar la tensión de la demanda sobre puntos críticos bien estudiados, sobre todo en el Área Metropolitana (AMBA).
Además de la suspensión del Plan Federal de Transporte Eléctrico que preveía 54 obras de transporte y distribución en todo el país -lo que iba a permitir volver a levantar redes tras más de 10 años-, también se dio de baja en los últimos meses la licitación de los Contratos de Abastecimiento de Confiabilidad de Generación Térmica (Terconf), para la cual se presentaron 20 oferentes con 66 proyectos por un total de 7112 Mw, con un objetivo de adjudicación de 3000 Mw, para incorporar o sustituir equipamiento térmico entre 2025 y 2027.
Desde diciembre pasado, tras el corrimiento del Estado de las obras que hacen falta hacer, toda esa tarea le fue encomendada al sector privado, y en definitiva se pagará en la tarifa de los usuarios porque la promesa es que no habrá más financiamiento público.
Darío Arrué, interventor del Ente Nacional Regulador de la Electricidad, reafirmó que el sistema energético argentino enfrentará dificultades en pocos meses cuando las altas temperaturas se hagan sentir.
La noticia puede generar malestar por los cortes de servicio en la población, más aún cuando estos se dan en momentos en que empresas y familias no dejan de recibir sucesivos aumentos tarifarios tras la reducción de subsidios durante este año.
Así las cosas, las autoridades miran los pronósticos climáticos extendidos que mayormente coinciden en que las temperaturas serán especialmente elevadas durante febrero y comienzos de marzo, lo que aumentará la demanda de energía en momentos críticos.
La redefinición de Cammesa
Como parte del concepto de desregulación total del sistema eléctrico, en los últimos meses se avanzó en un inicio de desconcentración de funciones de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A. (Cammesa), para devolver a la empresa mixta la función técnica con la cual nació a comienzos de los 90 como derivación del nuevo marco regulatorio de la época.
Nacida a la luz de las privatizaciones, la compañía heredó funciones de la disuelta empresa Agua y Energía en los ámbitos de la generación, transmisión y distribución eléctrica.
Pero desde 2005, se le empezaron a sumar atribuciones que conformaron un gigante como intermediario en la compra y venta de energía, la adquisición del gas natural por red y de combustibles líquidos para las centrales térmicas que generan energía eléctrica, la venta de esa energía a las distribuidoras, y la realización del despacho interno.
El corrimiento de Cammesa busca volver a la figura original para consolidar la idea de que sus funciones las asuma el mercado, mediante el flujo de negociaciones libre.
Si bien recuperar la libre contractualización es un viejo reclamo de las empresas del sector, se estima entre los privados que las condiciones necesarias aún no están dadas para avanzar en esa dirección.
Entre muchos temas se refieren a la necesidad de asegurar una prolija transición en la contractualización de las compras de gas para evitar litigios, la venta directa de energía a las distribuidoras, la situación de las maquinas viejas que cobran un precio mínimo para sostenerse en el sistema, y culminar el proceso de eliminación de subsidios para poder transparentar los costos reales.