El vínculo con el país islámico se deterioró por atrasos en el pago de canjes, que ahora el gobierno de NIcolás Maduro intenta remediar. Recuperarlo es clave para sostener la reactivación del sector energético iniciada el año pasado a partir de un acuerdo con Joe Biden que se rompió.
En abril se termina el alivio para la exportación de crudo de Venezuela que generó el levantamiento del bloqueo a sus exportaciones. Todo indica que las sanciones de Estados Unidos sobre el mercado petrolero del país bolivariano entrarán nuevamente en vigencia y ante este escenario, el gobierno de Nicolás Maduro apunta a “reparar” su alianza con Irán, que comenzó a fracturarse a finales de 2022.
Ese año, con el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania reduciendo la oferta de crudo, el gobierno de Joe Biden puso fin a las restricciones a Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA). Esa nueva política llevó a la empresa estatal a reasignar cargamentos originalmente previstos para Irán a otros clientes que pagaban en efectivo.
El acuerdo entre Venezuela e Irán también incluía dar a la refinería estatal iraní NIORDC la responsabilidad de renovar el enorme Centro de Refinación de Paraguaná de PDVSA.
Entre los compromisos asumidos por Maduro ante Joe Biden para el levantamiento del bloqueo, uno de los más importantes era garantizar elecciones libres en su país. Sin embargo, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) confirmó la prohibición que impide ocupar cargos públicos a la ex asambleísta María Corina Machado, principal opositora del oficialismo.
Ese incumplimiento llevó a Estados Unidos a anunciar el fin del acercamiento. Y ahora que Venezuela empezaba a dejar atrás su peor período en lo que hace a producción de hidrocarburos, el gobierno de Maduro apunta a restituir el acuerdo con el país asiático para no perder impulso.
Según el convenio original de 2021, PDSVA debía entregar a las empresas estatales iraníes al menos dos barriles de petróleo por cada uno recibido, pero en mayo de 2023 empezaron los incumplimientos.
De acuerdo a los datos de la petrolera venezolana, el suministro de crudo y condensado de Irán a Venezuela entre 2022 y 2023 cayó un 44%, a unos 41.300 barriles por día (bpd), mientras que el suministro de Venezuela a Irán, bajó un 56%, mayor a 39.400 bpd; lo que generó un déficit que se acrecentó hasta el segundo semestre del año pasado.
El acuerdo entre Venezuela e Irán también incluía dar a la refinería estatal iraní NIORDC la responsabilidad de renovar el enorme Centro de Refinación de Paraguaná de PDVSA, con una capacidad de 955.000 barriles diarios, pero la iniciativa no avanzó más allá de inspecciones iniciales.
Desde PDVSA han amortizado lentamente la deuda entregando un gran cargamento de crudo pesado al mes. En paralelo, la empresa estatal está en búsqueda de otras fuentes de petróleo, entre ellas Rusia, y también considera otras empresas, incluso a Petronas de Brasil, para posteriores reparaciones en las refinerías.
Sucede que pese a las amenazas de sanciones de Estados Unidos a quienes no respeten el bloqueo, algunos grandes jugadores del sector dudan de que, en el escenario internacional actual, un freno a la producción de Venezuela sea realmente viable. Incluso, especulan con que el regreso de las sanciones, con un Biden a las puertas de una campaña electoral adversa en su país, sea leve o incluso no llegue a concretarse.
Petroleras en Venezuela, sin temor a sanciones
La búsqueda de vínculos trasnacionales no se limita a Irán. Desde el gobierno bolivariano apuntan a reactivar el sector de la mano de apoyos regionales.
En ese sentido, el ministro de Petróleo de Venezuela, Pedro Tellechea, anunció recientemente visitas a Caracas de funcionarios de Sonatrach SpA de Argelia, YPFB de Bolivia y Petróleos Mexicanos.
Asimismo, la gigante brasileña Petrobras envío una delegación a los campos petroleros en el Lago de Maracaibo, en lo que se describió como un viaje de cortesía. Estos encuentros evidencian una baja preocupación respecto a posibles sanciones de Estados Unidos.
En el sector, advierten que esto puede explicarse por el reciente anuncio de la OPEP extendiendo hasta junio los recortes de la producción. En ese escenario, las proyecciones indican un alza en el precio internacional del petróleo,lo que incentivaría al gobierno estadounidense a no recortar aún más la oferta cortándole las alas a Venezuela.
La disminución de las sanciones fue fundamental para que el año pasado la producción de petróleo en Venezuela aumentará a una media diaria de 850.000 barriles diarios. De hecho el Gobierno de Maduro ya se había trazado la meta de llegar al millón de barriles diarios y puso la mira en las reservas de la región de Esequibo, que constituye dos tercios del territorio de la vecina Guyana, pero que Venezuela reclama como territorio propio.