El gobierno de Javier Milei designó a Juan Carlos Doncel Jones al frente de la empresa estatal de energía en reemplazo de Agustín Gerez.
La asamblea de accionistas de la empresa Energía Argentina S.A. (Enarsa) designó a Juan Carlos Doncel Jones al frente de la compañía de mayoría estatal en reemplazo de Agustín Gerez, que la condujo durante la última etapa del gobierno de Alberto Fernández.
Doncel Jones es una persona de máxima confianza del secretario de Energía de la Nación, Eduardo Rodríguez Chirillo.
Al flamante titular de Enarsa lo acompañará Rigoberto Mejía Aravena como vicepresidente de la compañía y Enrique Devoto como director.
Doncel Jones deberá resolver con cierta urgencia dos temas clave: la reversión del Gasoducto Norte y el futuro de las represas hidroeléctricas del Comahue.
Doncel Jones tendrá así a su cargo avanzar en dos temas clave: por un lado, la reversión del Gasoducto Norte, cuyo inicio de obra está demorado y se prevé que ya no se llegará a tiempo al próximo invierno para abastecer del vital fluido a las provincias del NOA ante el fin de las importaciones desde Bolivia y por el otro resolver bajo qué esquema seguirán operando las represas del Comahue tras el fin de las concesiones otorgadas durante la década del ’90, extendidas por la gestión anterior.
El nuevo presidente de Enarsa es un abogado con amplio conocimiento del sector eléctrico, que trabaja como como asesor de la Asociación de Generadores de Energía Eléctrica de la República Argentina (AGEERA) desde 1997, lugar desde el que se desempeñó durante años como auditor de Cammesa.
Al igual que Mejía Aravena, cuenta con un paso previo por Enarsa. El nuevo presidente había ejercido como director de Legales durante la gestión de Cambiemos entre 2015 y 2019.
Desafíos por delante para ENARSA
Entre los principales temas de agenda que deberá abordar rápidamente se destaca la demorada licitación para avanzar en la reversión del gasoducto Norte.
El proceso, que tiene a Enarsa a la cabeza, fue lanzado durante la gestión de Gerez pero no llegó adjudicarse porque las ofertas recibidas en el renglón 1 del concurso excedían el presupuesto máximo fijado por la empresa estatal.
Doncel Jones deberá definir ahora si sigue adelante con la licitación o bien la declara nula y realiza una nueva convocatoria. En el medio de este proceso también se encuentra la decisión del gobierno de Javier Milei anunciada por el ministro de Economía de la Nación de frenar toda la obra pública en pos de lograr el déficit cero.
Sin embargo, la gestión Milei dio una primera señal de que avanzará en esta vital obra. Fue en el marco de la convocatoria del Enargas para la audiencia pública que realizará el próximo 8 de enero para tratar la quita de subsidios y suba de las tarifas.
En el temario a tratar durante la audiencia pública se incluyó la “Reversión del Gasoducto Norte – criterios de tarificación y asignación de capacidad”.
Las obras a encararse implicarán el cambio de dirección del flujo gasífero, que pasará de ser norte-sur a sur-norte. De esta forma el gas de Vaca Muerta abastecerá al Norte argentino, que hasta ahora recibía el recurso desde Bolivia, donde la producción está en fuerte declive.
El plan incluye la construcción de un nuevo ducto de 122 kilómetros de extensión entre las localidades de Tío Pujio y La Carlota (Córdoba) contempla el uso de caños de 36 pulgadas de diámetro y 2 loops (ampliaciones) de 62 km junto al Gasoducto Norte, con caños de 30 pulgadas de diámetro.
A su vez, se realizará la reversión del sentido de inyección del gas en 4 plantas compresoras existentes en Córdoba, Santiago del Estero y Salta. De esta manera, el gas de Vaca Muerta podrá llegar a las industrias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy.
La reversión del Gasoducto Norte tiene un costo de 710 millones de dólares, de los cuales más del 75% lo cubre la CAF con un préstamo que ya fue aprobado. Doncel Jones también deberá resolver bajo qué esquema seguirán funcionando las represas hidroeléctricas del Comahue, cuyas concesiones otorgadas durante la década del ’90 comenzaron a vencer en agosto pasado y que fueron prorrogas a la espera de una definición.
En cuanto a las Represas del Comahue, la tarea pasará por definir cómo continuará su administración, vencidas ya las concesiones que se otorgaron en los ’90. El plan de estatizarlas obviamente está descartado por el nuevo Gobierno, pero desde Neuquén y Río Negro siguen reclamando participación en la gestión de las represas, en tanto explotan recursos naturales de esas provincias.
Desde la Casa Rosada ya se hizo público que el objetivo es volver a concecionarlas y queda por ver si, en ese proceso, los estados provinciales tendrán algún tipo de participación o injerencia.
