El puente Carretero Santa Fe-Santo Tomé fue clausurado por su mal estado, tras décadas de exceso de tránsito y postergaciones en la construcción de un cruce alternativo. El contrato de Vialidad Nacional para una solución definitiva ya está firmado, pero desde la provincia aseguran que «no avanza».
El Puente Carretero Santa Fe-Santo Tomé lleva un mes y medio cerrado al tránsito y todavía sin fecha clara para su rehabilitación, mientras un plan de obras para darle una solución definitiva a los problemas de la estructura sigue sin novedades.
Se trata de un cruce fundamental para los habitantes de la capital provincial y especialmente para la localidad vecina, que hoy se ven obligados a dar una vuelta de varios kilómetros por la autopista Rosario-Santa Fe, única opción disponible.
El cruce fue cerrado indefinidamente al tránsito de automóviles y vehículos pesados a fines de marzo, debido a un deterioro significativo en una parte de su estructura de 1.320 metros sobre el río Salado. En ese momento, se dijo que las tareas de mantenimiento demandarían al menos dos meses.
Originalmente diseñado para soportar el paso de 2.000 autos diarios, hasta su cierre el puente Carretero era utilizado por unos 40 mil vehículos cada día.
Inaugurado el 14 de julio de 1939, originalmente fue diseñado para soportar el paso de 2.000 vehículos por día. Hasta su clausura, era utilizado por unos 40.000 mil.
Debido a esta sobrecarga, se proyectó la construcción de un nuevo puente, pero a lo largo de las últimas décadas, diferentes administraciones postergaron la obra. Y en los últimos meses se consolidó una situación crítica, a la que se sumó el freno casi total de la obra pública nacional que se dispuso en diciembre.
Riesgo de colapso del Puente Carretero Santa Fe-Santo Tomé
Desde hace varios meses, el puente presenta cuatro apoyos del tablero dañados, uno de los cuales está en peor estado y en riesgo de colapso. Por esta razón, se decidió interrumpir el tránsito y montar un puente de emergencia.
Pero por el momento, por ese paso transitorio solo se permite el cruce del transporte público de pasajeros, vehículos de emergencias, motos, bicicletas y peatones.
La medida fue dispuesta por Vialidad Nacional, mientras se llevan a cabo tareas preventivas de mantenimiento, que se estima tomarán casi dos meses.
El principal problema se registra en una de las juntas del puente, parte de la traza de la ruta nacional 11, a unos 15 metros de la bajada hacia el barrio Varadero Sarsotti, en el extremo sur de la capital. Este sector ya había sido intervenido por personal de Vialidad Nacional en 2023.
Debido a la persistencia del deterioro, a fines de julio del año pasado se colocaron refuerzos y chapones sobre la calzada como una solución temporal, a la espera de una reparación definitiva que, por el momento, sigue sin concretarse.
Según evaluaciones privadas, si no se ejecuta una obra integral de mantenimiento para reforzar la estructura, el puente podría colapsar.
Los técnicos recomiendan la construcción de un nuevo puente, un proceso que, desde su definición y licitación hasta su construcción -aseguran-, podría llevar hasta 15 años.
Los trastornos por el cierre del cruce
En primer lugar, los más perjudicados por esta situación son los vecinos de ambas ciudades que necesitan cruzar el río Salado a diario utilizando el puente Carretero, parte de la traza de la ruta nacional 11.
Además, los comerciantes en la cabecera santotomesina del puente han visto caer sus ventas de manera estrepitosa, en algunos casos hasta un 50%, debido a la disminución del tránsito.
Ante esta crisis, los comerciantes han solicitado a la Municipalidad de Santo Tomé, al gobierno provincial y a la Legislatura algún tipo de beneficio o exención impositiva mientras permanezca cortado el tránsito general sobre el puente, con el fin de mitigar el impacto financiero que están sufriendo.
Los problemas no terminan allí. La alternativa de tránsito entre Santo Tomé y Santa Fe es el denominado Acceso Norte, conocido como «la puerta de atrás» de la ciudad vecina a la capital.
Este acceso conecta con la autopista a Rosario, permitiendo cruzar el río Salado para llegar a Santa Fe. En la zona advierten que allí, surgen varios problemas, además del rodeo al que se ven obligados.
A la congestión vehicular, se suma la rotura del pavimento por las lluvias recientes en varios tramos, provocando que los baches y pozos se agranden y se vuelvan más peligrosos.
Además, las banquinas de barro se han hundido, aumentando el riesgo de accidentes.
“La plata para un nuevo puente está”
Desde el gobierno provincial se generaron expectativas entre los usuarios del Puente Carretero al anunciar la posibilidad de construir un viaducto paralelo al que actualmente está en reparación.
«La plata está», afirmó el gobernador Maximiliano Pullaro durante un acto.
En este contexto, el ministro de Obras Públicas, Lisandro Enrico, brindó algunos detalles sobre el proyecto que planea el Ejecutivo.
“Hay una promesa de la ejecución de un puente nuevo, más al norte, de cuatro carriles, que vincula a Santa Fe y Santo Tomé desde un lugar mucho mejor”, explicó sobre una obra que debería financiar el Estado nacional.
Sin embargo, Enrico también señaló que “es un proyecto que tiene un costo de 140 millones de dólares y que hace 13 años está en papeles y no avanza”.
Hasta ahora, se había confirmado que el contrato entre Vialidad Nacional y Cicsa, la empresa rosarina que a cargo de la obra, ya se firmó tras la correspondiente licitación pública y posterior adjudicación.
Faltaría completar algunos trámites burocráticos, como la presentación de la documentación técnica, seguros y otros detalles generales, según informó el organismo. Y que se habilite la inversión en un contexto de freno casi total de la obra pública.