Hidrógeno, energía eólica, gas y shale oil offshore. En los puertos de la Patagonia argentina se habla de los sectores que más movilizan la economía nacional, ubicados estratégicamente cerca de sus muelles.
Históricamente vinculados al turismo y la pesca (cruceros en temporada de verano, y la pesca durante los meses de invierno), la transformación de los puertos patagónicos exige adaptabilidad y una apuesta a la infraestructura para proveer el servicio necesario a las empresas que ya están instaladas en la región.
Uno de los más tradicionales es Puerto Madryn. El muelle Alfonsina Storni, ubicado en el centro de la Ciudad, es una parada indispensable para quienes visitan la ciudad, famosa por los avistajes de ballenas y pingüinos. Pese a su gran atractivo, la principal actividad económica de la ciudad chubutense no es el turismo, si no la generada por el gigante empresario Aluar.
Desde hace varios años, la empresa se sumó a quienes apuestan por el desarrollo de la energía eólica, aprovechando que Chubut es una de las provincias con mejores condiciones climáticas para su generación.
Esa apuesta, sin embargo, todavía no tiene pleno impacto en la actividad portuaria. En diciembre del 2024, el puerto local recibió 17 palas de los 56 aerogeneradores que la firma está sumando a su parque eólico La Flecha, uno de los cinco que instala en la región.
La apuesta de Chubut, en tanto, se está dando también en Comodoro Rivadavia. Recientemente, se anunció la reactivación del astillero del puerto, con una inversión millonaria, destinada a dotar de mayor actividad a la región más austral.
El dato es especialmente positivo considerando la continuidad que tendría el proyecto, que implicó reuniones y coordinación con las autoridades portuarias y provinciales, dado que la actividad se prducía en plena temporada turística. Los siguientes arribos, que se darían hasta finales de este año, robustecerían la actividad del puerto, que desde 2022 no recibía aerogeneradores.
De tamaño considerable, las aspas eólicas muchas veces llegan al puerto de Zárate o al de Buenos Aires, especializados en este tipo de cargas, y siguen su viaje en camión –con fuerte operativo de seguridad en las rutas debido a su volumen- hasta su destino.
La apuesta de Chubut, en tanto, se está dando también en Comodoro Rivadavia. Recientemente, se anunció la reactivación del astillero del puerto, con una inversión millonaria, destinada a dotar de mayor actividad a la región más austral.
Comodoro, que recibió en los últimos años cuatro llegadas de equipos aerogeneradores, se destaca por la infraestructura energética instalada (una terminal de YPF y una monoboya para importación/exportación de combustibles), y participó de un encuentro con los empresarios de energías renovables para impulsar el desarrollo del hidrógeno en sus instalaciones.

Los puertos patagónicos saben que, además de contar con la infraestructura necesaria para la operación, deberán profundizar su conexión con los puntos productivos, desde rutas a paradores y servicios a los transportistas.
Tierra del Fuego y Río Negro, de la mano de Vaca Muerta
Mientras Chubut apuesta a las nuevas energías, Tierra del Fuego se consolida en su operatoria offshore. Con la mayor producción del país fuera del territorio continental, el shale gas instalado hace décadas sigue creciendo, y se apuesta a consolidar su costado portuario, ofreciendo una alternativa para las exportaciones que Vaca Muerta enviará desde Río Negro.
En Río Negro siguen apostando a la generación de la infraestructura portuaria que requerirá el proyecto de GNL, con el desarrollo e instalación de dos monoboyas para cargar de gas a los grandes buques que procesarán finalmente su contenido para transformarlo en GNL y llevarlo a distintos destinos del mundo, especialmente a Europa e India.
Los puertos patagónicos de San Antonio Oeste y Punta Colorada, vinculados durante años a la alicaída exportación frutihortícola, esperan las inversiones para comenzar las tareas que los conviertan en el próximo gran polo exportador de combustibles del país, y la actividad que eso traiga aparejada.
Recientemente, un informe internacional los ubica además como con gran potencial para el desarrollo de proyectos de hidrógeno en el país, como el que se anunció años atrás pero nunca se concretó.
Santa Cruz, mientras tanto, busca reconstruirse con aportes extranjeros. La provincia firmó un compromiso de inversión por 200 millones de dólares con una empresa china, que reestablecerá la capacidad operativa del puerto Caleta Paula, y rehabilitará instalaciones industriales para procesar pescado.
La provincia dispone, además, de una sólida infraestructura construida en torno de su histórico accionar petrolífero, que cada vez resulta más ociosa por el declino de los yacimientos convencionales.
De ahí que Santa Cruz apueste también a la consolidación de Palermo Aike, llamada “la hermana menor de Vaca Muerta”, que podría permitirle seguir el camino de Chubut y saltar a la producción de shale oil.
El reclamo por las rutas, con nuevo financiamiento
Como se mencionó, el crecimiento de los puertos patagónicos necesitará de una red logística que les permita integrarse con facilidad al nuevo esquema productivo de las provincias.
Los puertos que estén listos necesitarán rutas en buen estado y con la capacidad necesaria para trasladar los insumos –ya sean aerogeneradores o algún mineral- hacia los centros productivos, que muchas veces no están cerca de sus muelles.

Así, por ejemplo, hay propuestas para trasladar arena –la de mayor calidad se ubicaría en la zona de Entre Ríos- con buques hasta algún puerto patagónico y desde allí a Vaca Muerta.
La arena es un insumo clave para el fracking de los yacimientos, y se plantearon un sinfín de ideas (desde ductos exclusivos a una línea ferroviaria), para evitar el incesante ir y venir de los camiones que transitan actualmente las cercanías de Vaca Muerta.
El estado de las rutas cercanas a Añelo es motivo de preocupación tanto para autoridades como para empresas del sector, que ven caminos saturados y los continuos problemas generados por los accidentes viales.
De ahí que se haya anunciado en mayo un acuerdo entre petroleras y el gobierno de Neuquén para financiar (por cerca de 50 millones de dólares), la pavimentación de dos rutas provinciales (7 y 8) y descomprimir dos de los principales accesos a los yacimientos.
Entre el presente y las aspiraciones futuras, la energía irrumpe en la actividad logística de la Patagonia, que también quedará vinculada al nuevo motor económico del país, como Vaca Muerta y las renovables.
Ese acuerdo, novedoso, todavía debe recorrer los pasos administrativos con las dificultades que presenta la implementación de una nueva herramienta: construir un fideicomiso, establecer la utilización de los fondos, realizar las licitaciones y finalmente iniciar las tareas.
Luego, las empresas determinarían un operador vial para el cobro de un peaje que les permita recuperar la inversión.
Días después, la gobernación declaró la emergencia vial y anunció un plan de bacheo, señalización y pavimentación. Casi al mismo tiempo, reclamaba la asistencia al gobierno nacional por los fondos que se retienen (un impuesto que forma parte del precio de los combustibles que se venden en todo el país y deberían destinarse a obras viales en las provincias).
Así, entre el presente y las aspiraciones futuras, la energía irrumpe en la actividad logística de la Patagonia, que también quedará vinculada al nuevo motor económico del país, como Vaca Muerta y las renovables.
¿Un tren a Vaca Muerta?
Más allá de la coyuntura, los operadores privados también elevaron la propuesta de construir las conexiones ferroviarias que permitan conectar Bahía Blanca con Añelo. Así, se podrían trasladar insumos vitales (desde piedras y arena a los equipos de fracking) hacia los yacimientos, con gran volumen y a bajo costo, complementando los viajes en camión que ya se realizan.
El proyecto fue impulsado como parte de los planes de obra pública encarados por el gobierno nacional en la gestión anterior, y archivado en el marco de la decisión del actual ejecutivo de retirarse de las obras de infraestructura.

El Tren Norpatagónico debía conectar las localidades de Añelo y Bahía Blanca a través de 665 kilómetros de vías. El recorrido incluía la renovación de 208 km de vías existentes, la modernización de otros 374 km y la construcción de un nuevo tramo de 83 km hasta Añelo.
Incluso, se habían licitado e iniciado las obras en Añelo, para conectase a la red ferroviaria nacional.
La propuesta era bien vista por el sector privado, que recientemente propuso su construcción entre los distintos proyectos en los que estarían dispuestos a invertir. Hasta el momento, sin embargo, no tuvo avances.