Ante un comienzo de 2025 con proyección de actualizaciones tarifarias en el ámbito del transporte y distribución de energía eléctrica, la Nación y las provincias buscarán dar certidumbre sobre un mecanismo de ajuste mensual que evite el retraso experimentado en los últimos años.

En ese marco, si bien el precio de la energía eléctrica es uniforme de acuerdo a aspectos técnicos y estacionales definidos por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) y la Secretaría de Energía como autoridad de aplicación, los valores de las tarifas en todo el país son fuertemente dispares.

Así, a este mes de enero se encuentra vigente la Resolución 19/24 que determina los precios de la energía entre el 1 de noviembre y el 30 de abril 2025 en todo el territorio nacional.

Mediante la normativa se prorrogan los precios mayoristas de la energía fijados en la Resolución 283/24 de la Secretaría de Energía para octubre de 2024. Asimismo, el precio sin subsidio continúa siendo igual al fijado en la Resolución 192/24 correspondiente a agosto.

A partir de ese parámetro, un primer análisis del impacto que tiene la segmentación tarifaria de acuerdo al nivel de los ingresos de los usuarios indica que la factura final promedio de un hogar de altos poder adquisitivo definido como N1 es 1,8 y 1,5 veces superior respecto de la factura de un hogar N2 y N3, respectivamente.

De axcuerdo al último reporte del Observatorio de Tarifas y Subsidios de la UBA-Conicet, la factura promedio total del país es de $56.622 para un hogar de altos ingresos (N1), de $ 32.116 para un hogar de ingresos bajos (N2) y de $38.969 para un hogar de ingresos medios (N3).

Ahora bien, la comparación de los cuadros tarifarios entre jurisdicciones indica que, ante igual consumo, las facturas finales más bajas se encuentran en La Rioja, Santa Cruz y en el AMBA para todos los segmentos de ingresos.

En un ranking virtual, con muchos asteriscos por aclarar, se puede establecer que para el segmento de ingresos altos, las facturas de luz más caras con impuestos y sin descuentos porr 265 Kwh/mes se pagan en en la provincia de Neuquén ($82.175).

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Las facturas más bajas se encuentran en La Rioja, Santa Cruz y en el AMBA para todos los segmentos

A esta le siguen Río Negro ($ 78.318); Mendoza ($ 74.211); Salta ($ 72.725) y Entre Ríos ($ 70738), en tanto que, en las mismas condiciones de tipo usuario y de consumo, las más bajas se dan en La Rioja ($ 30.743); Santa Cruz ($ 31.946), Amba/Edesur ($ 35.275), Amba Edenor ($35.321) y Tierra del Fuego ($ 38.576).

En el extremo de las facturas más bajas del país, los usuarios que más pagan son los de Río Negro ($ 54.381); Mendoza ($ 52.604); Tucumán ($ 45.847); Santa Fe ($ 45.1349; y Edes en PBA ($ 42.222), mientras que los que menos pagan se encuentran en nuevamente en La Rioja ($ 4.070); Santa Cruz ($ 9.243); Amba Edesur ($ 15.476); Amba Edenor ($ 15.505); y Formosa ($ 21.115).

Al momento de realizar un análisis tarifario comparativo es necesario puntualizar que en el sector de distribución de energía eléctrica conviven empresas públicas, empresas privadas y cooperativas, alcanzadas por marcos regulatorios nacionales, como en el caso de Edenor y Edesur, provinciales y municipales en el caso de cooperativas.

A su vez, responde no solo a diferentes estructuras tarifarias, y a características estructurales propias del servicio público de distribución, sino también a factores exógenos como la existencia de diferentes cargas impositivas y anomalías regulatorias que alteran artificialmente los niveles tarifarios en algunas jurisdicciones.

Qué tener en cuenta para analizar los precios de la energía eléctrica y la política de subsidios

Si bien una comparación de tarifas puede mostrar una foto del estado de situación en un momento determinado en el tiempo, para no llegar a conclusiones erróneas la comparación debe ser analizada a la luz de los factores que inciden en la determinación de tarifas en cada una de las jurisdicciones y de su composición estructural.

Por otra parte, los datos indican que para los usuarios de ingresos altos (N 1) la composición promedio de la factura final es del 39% para la energía, 36% para el VAD y 24% para los impuestos.

cortes de luz
Los aumentos de tarifas aún no se reflejan en mejoras sustanciales en la calidad de los servicios.

También, para los usuarios de bajos ingresos (N2) la composición es del 19% para la energía, 55% para el VAD y 26% para los impuestos mientras que para los usuarios del segmento de ingresos medios (N3) la factura final se compone un 34% por la energía, 41% VAD y 26% impuestos.

Ahora bien, los precios mayoristas de la energía eléctrica fijados por la Secretaría de Energía a partir de enero son iguales que en el mes anterior, ya que los aumentos se concentraron en el valor agregado de distribución.

Con esto, y las bonificaciones en el precio otorgadas a los segmentos N2 y N3, la cobertura de costos del sistema eléctrico para la categoría residencial indica que, en promedio, el 49% lo aporta el usuario vía tarifas y el 51% del costo lo aporta el Estado nacional.

A manera comparativa, en el gas natural, con los nuevos precios del gas PIST, y las bonificaciones en el precio del gas otorgadas a los segmentos N2 y N3, la cobertura de costos de abastecimiento del gas natural indica que en promedio el usuario residencial abona el 55% mientras el 45% del costo de abastecimiento es cubierto por el Estado nacional.

En enero la cobertura de costos de energía eléctrica y gas natural no alcanza al 100% en ningún segmento de usuarios residenciales, y en promedio, la cobertura de costos eléctricos para el segmento N1 se ubica en el 93%. A su vez, para los usuarios N2 y N3 la cobertura es del 26% y 41% respectivamente.

Por otra parte, la cobertura del costo de abastecimiento del gas en enero es del 87% para los usuarios N1 mientras que los usuarios N2 y N3 pagan el 31% y 39% del costo de abastecimiento respectivamente.

La cobertura comparada entre enero de 2024 y enero de 2025 indica que se redujo para los usuarios eléctricos de altos ingresos mientras que se incrementó para los usuarios de ingresos medios e ingresos bajos.

A su vez, en el caso del gas natural, las coberturas aumentaron para todos los usuarios, aunque de manera dispar: proporcionalmente se redujeron más subsidios a los usuarios de bajos ingresos respecto de los demás.

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