A fin de año empieza la primera de las grandes obras de la futura mina de cobre, tras dos años en pre construcción. Será el primero de los cimientos de lo que será un gigante de la industria.
Hasta hace cuatro años, Josemaría, el proyecto de cobre ubicado en San Juan, era un campamento de exploración en una zona despejada en plena Cordillera de los Andes. Con mínima infraestructura en el lugar, la naturaleza virgen definía el paisaje.
Para cumplir con el cronograma de la empresa, que quiere empezar a sacar concentrado de cobre en 2029, allí se deberá construir no solo la mina en sí, sino también una localidad capaz de albergar a más de 4.000 personas en simultáneo.
Antes de fin de año, las dos compañías que se asociaron para avanzar con el proyecto, Lundin y BHP, empezarán la primera de las cuatro grandes obras que tienen previstas. Se trata de un camino nuevo, que hará posible movilizar máquinas, construir un tendido eléctrico y abrirse paso de forma más fácil y segura hasta donde estará la mina.
A la zona donde construirán la mina, que hoy es el proyecto de cobre más avanzado del país, se llega luego de un viaje de 12 horas desde la ciudad de San Juan.
Para entender el desafío que representa Josemaría es necesario analizar la distancia tanto física como de servicios que hay hasta el lugar. La empresa debe abrirse camino por 238 km desde el último lugar poblado, Rodeo, en Iglesia.
Este trayecto no es lineal: a la vez asciende 2.000 metros sobre el nivel del mar, ya que la mina está a más de 4.000 metros y la última localidad a poco más de 1.914 metros. Esta diferencia es aproximadamente la altura del Machu Picchu.
Vencer estas condiciones adversas es buena parte del trabajo que viene haciendo la empresa desde hace años. A su vez, deben obtener más de 300 permisos sectoriales de parte de la provincia para poder operar en la zona donde quieren extraer cobre.
A esto se suma que cada año de exploración continúan con el diseño de la mina. Todo esto es lo que se conoce como el estado de pre construcción en el que se encuentra desde 2022.
La construcción en sí empezará con el camino, cuyo costo supera los 200 millones de dólares. Este trabajo está programado que empiece a fines de 2024, aseguraron recientemente, y es la primera de las cuatro grandes obras que deben tener listas para iniciar la producción.
La inversión total supera los 4.000 millones de dólares, aunque ahora que decidieron desarrollar también el yacimiento Filo del Sol en la misma infraestructura, podría ser más caro.
Cómo se encuentra ahora Josemaría
A la zona donde construirán la mina de Josemaría, que hoy es el proyecto de cobre más avanzado del país, se llega luego de un viaje de 12 horas desde la ciudad de San Juan. En la actualidad el ingreso es por Guandacol, La Rioja. Esto cambiará una vez que hayan terminado el corredor norte.
La segunda parte del viaje es la más compleja, ya que en su punto más alto el camino debe superar La Brea, a 5.600 metros de altura. Debido a las condiciones de la cordillera el trabajo de mantenimiento de los últimos kilómetros es diario y existe un equipo designado únicamente a este trabajo.
Esto se debe a que las nevadas en invierno y las crecientes de arroyos o lluvias en verano, sumado a los fuertes vientos, dañan el trazado todo el tiempo. El camino cortado implica que algunas tareas en el campamento deben detenerse o disminuir su ritmo por protocolo de seguridad, por lo que es un eslabón clave del día a día.
Los cortes de los caminos por temporales son comunes en invierno y el campamento debe estar preparado para sostenerse por semanas.
Al llegar, hay dos campamentos ya terminados, que servirán para los trabajadores cuando esté en construcción y luego en producción. En la actualidad viven ahí quienes están trabajando en la exploración y estudios de ingeniería. El primero es Batidero, que tiene capacidad para 1.800 personas y cuenta con habitaciones, comedor, enfermería y salas de recreación además de laboratorios y oficinas.
Este es lo que se conoce como un campamento de construcción, ya que no será el definitivo, sino que allí se hospedan quienes desarrollan las tareas previas a que se ponga en marcha la mina. Debido a las dimensiones del proyecto, Batidero se planificó como el lugar donde viven quienes construyeron el campamento Josemaría, con capacidad para 4.000 personas donde se alojará el personal de construcción.
Estas estructuras son como ciudades, donde los trabajadores pasan de 7 a 21 días de corrido, según el roster de trabajo que deban cumplir. Por eso tienen una zona de habitaciones, algunas con su propio baño y otras que lo comparten.
Tienen además un comedor, el más grande que se construyó hasta el momento en la provincia. En este se sirven desayuno, almuerzo y cena, con distintas alternativas cada día.
Para el turno noche, ya que las tareas son 24 horas, se incluye otro turno para que los trabajadores que salen a mina a las 20 hasta las 8 de la mañana, tengan otra comida caliente en la tarde.
Para que esto sea posible en la mina existe un equipo de cocineros especializados que también viven en el lugar. Hay más de una opción al día y se tienen en cuenta las dietas especiales de los trabajadores.
Para esto hay un equipo de nutricionistas a cargo, la comida se almacena en zonas de cámaras frigoríficas, porque no suben insumos todos los días, y hay también reserva extra para emergencias.
Es que los cortes de los caminos por temporales son comunes en invierno y el campamento debe estar preparado para sostenerse por semanas.
Esta distancia y la imposibilidad de una llegada rápida a centros asistenciales obliga a que los proyectos mineros tengan su área de salud. En Batidero existe una sala equipada con oxígeno, para tratar mal de altura, y algunas afecciones leves de salud.
En el campamento Josemaría habrá un hospital, donde se podrán hacer cirugías simples de urgencia, radiografías y otros procedimientos de mayor complejidad.
Debido a que los trabajadores pasan días en el lugar, todos los campamentos tienen áreas de recreación, conexión a internet satelital y otros servicios como televisión. También tienen hasta una lavandería para la ropa de los trabajadores. Todo esto se sostiene, al igual que el funcionamiento del campamento, con energía eléctrica generada en el lugar, ya que no existen líneas eléctricas hasta el lugar.
En el proyecto hay talleres para las movilidades y máquinas que utilizan, un obrador, deben llevar agua potable envasada, tratamiento de agua residuales de baños y comedores, separación y recolección de residuos, entre otros. Todo servicio con el que la empresa quiere contar debe instalarse en el lugar. Para todas estas tareas hay equipos que trabajan en el servicio de hotelería, para mantener el campamento funcionado.
La construcción, el gran desafío
Si bien en el emplazamiento de Josemaría existe en la actualidad una gran cantidad de infraestructura para los trabajadores, todavía no empieza la construcción de la mina en sí misma. Para esto lo primero que debe conseguir la empresa es el dinero para poder solventar el montaje de la que será la mina de cobre más grande del país.
Con la fusión con Filo del Sol, calculan que se ubicará en el top 10 de las más grandes del mundo.
Una vez que hayan terminado el camino de ingreso nuevo, podrán empezar con otra de las grandes obras: instalar una línea eléctrica de alta tensión hasta el lugar.
La empresa planificó construir un tendido de 500kV que se sumarán al sistema interconectado nacional, desde Rodeo hasta una localidad cercana. De ahí continuarán con otra línea privada hasta la mina, que tendría menos tensión.
Utilizarán para ambas el trazado del Corredor Norte, creen que la obra eléctrica costará más de 1.000 millones de dólares, aunque todavía no hay un presupuesto oficial.
Cuando el camino esté listo empezarán a trasladar las tres moledoras que deben ubicar en la mina. Las máquinas ya se encuentran en la provincia, costaron más de 90 millones de dólares y llegaron en piezas al puerto de Buenos Aires, cada una de 20 metros de largo por 3,5 de ancho.
Para estas deben construir una base especial y a su alrededor montarán toda la planta de tratamiento, en la que ingresarán roca y la procesarán hasta que se convierta en un polvo entre la harina y el talco.
Es que Josemaría utilizará para obtener cobre el proceso de flotación. En este se reduce la roca, luego la mezclan con agua y le inyectan aire. Con la ayuda de un compuesto químico, logran que las partículas de mineral de cobre se adhieran a las burbujas y floten. Esto lo recolectan y compactan, dando como resultado el concentrado de cobre que venderán.
El resto del material que no tiene cobre se seca en parte y lo trasladan a un depósito de colas, una gran extensión de terreno donde, utilizando una quebrada natural, irán dejando el material estéril. Para esto necesitan hacer tres muros, el mayor de 50 metros de altura, para contener el barro, dejar que el polvo sin cobre baje y recuperar el agua, con la que vuelven a hacer flotación.
Será después de que hayan construido toda esta infraestructura cuando finalmente podrán empezar a producir el concentrado de cobre y la empresa tendrá sus primeras ganancias, tras empezar a invertir en exploración en la zona en 2002.
Será ahí, además, cuando Argentina vuelva a ser productor de cobre, un metal que no explota desde que La Alumbrera en Catamarca, cerró en 2018.