La iniciativa forma parte del proyecto Artemis, que apunta a que el hombre regrese al satélite y pueda instalarse allí por largos períodos de tiempo. El conducto será clave para para garantizar la vida.
La NASA avanza con las misiones Artemis, que tienen por objetivo central habilitar el regreso del hombre a la Luna, mientras que trabaja en nuevos proyectos visionarios para realizar en el cuerpo celeste. Así, la agencia estadounidense se prepara para crear las condiciones que permitan asegurar la presencia de largo plazo en el satélite natural de la Tierra.
La Luna ha sido explorada por misiones espaciales en el pasado, y las huellas humanas quedaron en su superficie a través de las misiones del programa Apolo. Sin embargo, la NASA busca retomar la presencia de científicos en la Luna.
“La sostenibilidad del programa Artemis y su objetivo de desarrollar una presencia humana permanente en la Luna depende de la capacidad de utilizar recursos in situ para reducir el costo y el riesgo de las operaciones lunares”, explicó el organismo a través de un comunicado difundido días atrás que brinda detalles sobre el nuevo proyecto en el que trabaja.
La nueva misión de la NASA en la Luna
El proyecto Lunar South Pole Oxygen Pipeline (L-SPoP) tiene como objetivo principal establecer una tubería capaz de transportar oxígeno desde una fuente de producción hasta una planta de almacenamiento en el Polo Sur de la Luna, donde se descubrió la existencia de reservorios de agua helada. Esta iniciativa cuenta con una fuerte inversión y apoyo del gobierno de los Estados Unidos.
El objetivo es establecer un gasoducto que permita transportar oxígeno desde una fuente de producción hasta una planta de almacenamiento en el Polo Sur lunar donde se descubrió agua helada.
La propuesta presentada por Peter Curreri, de la compañía estadounidense Lunar Resources, apunta a construir un gasoducto de cinco kilómetros de extensión, fabricado in situ con materiales como el aluminio lunar y con un diseño modular y flexible que permitirá garantizar una larga vida útil.
Además, esto posibilitaría reducir los costos y los riesgos asociados en comparación con otras opciones que están siendo analizadas para garantizar el transporte y provisión de oxígeno a las futuras bases lunares.
El objetivo central que persiguen es la extracción de oxígeno del regolito y hielo lunar, un recurso fundamental tanto para los astronautas como para los vehículos móviles, como los cohetes que despegarán desde la Luna.
“Está previsto que estas tecnologías de extracción se demuestren a gran escala en la Luna a partir de este año y brinden apoyo a los astronautas de Artemis a partir de 2026″, explicó Curreri, el director del proyecto.
La innovadora iniciativa, todavía en fase inicial, captó la atención de la NASA, y fue seleccionada en la primera fase de 2023 del programa «Conceptos Innovadores Avanzados de la NASA» (NIAC por sus siglas en inglés), que apunta al desarrollo de esta clase de ideas que buscan resolver los desafíos que presenta la conquista del espacio.
De prosperar, esto implicaría la posibilidad de asegurar un recurso clave para los futuros viajes a la Luna.
El tubo de oxígeno proyectado por L-SPoP ofrecería un caudal de este gas de aproximadamente 2 kg/hora, con alta fiabilidad y una vida útil de 10 años.
La propuesta se encuentra actualmente en la fase inicial, pero, sin dudas, despertó el interés de los técnicos que trabajan en la NASA, marcando así un paso significativo hacia el desarrollo de una infraestructura que se revela crucial para el futuro de las misiones a la Luna.