Periodista especializado en Energía.
El pequeño reactor modular es uno de los proyectos más avanzados a nivel mundial, y tiene un fuerte desarrollo nacional en el campo de la energía nuclear.
Carem es la reconocida sigla de la Central Argentina de Elementos Modulares, un reactor nuclear de diseño y desarrollo exclusivamente nacional que comenzó su recorrido en la década del 80 pero hoy goza de la valoración como uno de los proyectos más avanzados para aumentar la participación de la energía nuclear en la transición de matriz energética global.
Su diseño es incluido en la actualidad dentro de la categoría conocida en la industria nuclear como «SMR», sigla en inglés de «Reactor Modular Pequeño», un tipo de central de generación eléctrica que se caracteriza por ser más económica y rápida de poner en funcionamiento que las centrales tradicionales.
Su construcción en un prototipo de 32 Mw de potencia que se lleva adelante en el predio nuclear de Atucha, en el partido bonaerense de Lima, se encuentra con un avance de obra de casi el 80% con la gran parte de los insumos, componentes y servicios provistos por empresas argentinas, certificados bajo altos estándares de seguridad y calidad, supervisados por Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
El dato ratifica a la Argentina como un actor relevante dentro de un club muy chico de países capaces de exportar tecnología nuclear, y el Carem se consolida en la puja global.
La intensificación de las discusiones en los foros internacionales sobre los mecanismos más eficientes para reducir las emisiones de carbono fijó el interés de los principales actores de la industria nuclear en los SMR, que se erigen como una alternativa accesible especialmente para los países en vías de desarrollo.
En ese sentido, hay amplio consenso en que la energía nuclear es parte de la solución para la descarbonización y que sin ella no se van a alcanzar las metas propuestas para mitigar el cambio climático.
Desde la CNEA se destaca que este proyecto significa para Argentina volver a apostar a un desarrollo completamente propio que aspira a desarrollar pymes industriales que califiquen componentes y desarrollen conocimiento en un proyecto con 70 por ciento de integración nacional y con una gran perspectiva de exportación.
Es que cuando se repasa el listado de los casi 80 proyectos SMR que hoy están en distintas fases de desarrollo en el mundo se advierte que muchos están en etapa de diseño, otros en el diseño avanzado, algunos están gestionando licencias, pero los únicos que ya están en construcción son el Carem, un proyecto de China y un reactor ruso embarcado que fue concebido para propulsión naval.
El dato ratifica a la Argentina como un actor relevante dentro de un club muy chico de países capaces de exportar tecnología nuclear, y el Carem se consolida en la puja global.
De la mano de la transición energética a la descarbonización, existe una enorme demanda internacional por los reactores pequeños modulares, que implican una demanda inicial menor y que pueden integrarse a una red o instalarse en lugares aislados.
Es por eso que se estima que en los próximos años va a haber una inversión de 300 billones de dólares en el sector en proyectos de estas características que representan una solución a los distintos aspectos que hoy discute el mundo. Eso enfatiza la necesidad de hacer realidad este proyecto porque va a haber una demanda muy grande que le abre a la Argentina un gran campo de potencialidades.
El prototipo del Carem con sus 32Mw puede abastecer a una población de 120.000 habitantes, aunque su principal objetivo es el de validar el diseño y la ingeniería de los futuros módulos comerciales, cuya potencia estará en el orden de los 120 Mw.
Como tal se destacan como una alternativa ante las grandes centrales nucleares de generación eléctrica que son emprendimientos que requieren de grandes cantidades de financiamiento y que pueden demorar años desde el comienzo de la obra hasta su puesta en marcha.
La construcción del prototipo, en el predio lindero donde se levantan las centrales nucleares de Atucha I y Atucha II, tiene un plazo previsto de finalización para 2026 con una pretensión de puesta en marcha en 2027. Pero en paralelo se podrá avanzar con el desarrollo del Carem comercial que no necesita esperar a la puesta en marcha del prototipo para salir a buscar financiamiento.
En ese escenario, los reactores SMR no compiten con las centrales de potencia, sino que las complementan, pero en el caso de la Argentina, este diseño permite operar centrales de uranio enriquecido como la que el país desarrollando con China para la que será la cuarta central nuclear y que permitirá el dominio del ciclo de esta tecnología.