Un informe revela lo que podría suceder con la oferta de crudo y la economía global en tres posibles escenarios futuros para el conflicto. A cuánto llegaría el Brendt si se da el pronóstico más crítico y cómo está parada la Argentina.

Las tensiones en Medio Oriente vuelven a poner en jaque al mercado energético global. La guerra Israel-Irán encendió las alarmas por el futuro del suministro petrolero, y terminó de poner fin al período a la baja que marcó la abrupta caída de abril: en el primer día de conflicto, la cotización terminó de recuperar casi todo lo perdido en el cuarto mes de 2025.

En ese marco, la consultora Oxford Economics elaboró un análisis de escenarios para anticipar cómo podría impactar una suba prolongada del precio del petróleo sobre la economía mundial.

La conclusión general es clara: si el barril sigue subiendo, el encarecimiento de la energía se trasladará a los precios, alimentando la inflación mundial y forzando a los bancos centrales a ajustar su política monetaria, justo cuando muchos de ellos buscaban relajarla.

Para Argentina, una suba sostenida del precio del petróleo implicaría una mejora potencial en las exportaciones de crudo, especialmente si avanza la ampliación de la infraestructura desde Vaca Muerta.

El Brent se acercaba al cierre de la última semana en torno a los US$ 72 tras el ataque sobre Tel Aviv. No obstante el aumento, su valor se mantenía por debajo de los US$ 78,5 dólares que alcanzó el pasado viernes, cuando comenzó la ofensiva de Israel contra Irán y avanzó 13%.

Tres escenarios posibles para la guerra Israel-Irán

El informe proyecta tres caminos posibles, según cómo evolucione el conflicto. En todos los casos hay consecuencias económicas, aunque de distinta gravedad.

El primer escenario es una tensión contenida con sanciones a Irán. Aquí no hay mayores enfrentamientos armados entre ambos países, pero las sanciones occidentales limitan las exportaciones de crudo iraní.

Se estima una reducción de 700.000 barriles diarios (cerca del 1% de la oferta global), lo que empujaría el Brent a USD 75 por barril, unos seis dólares más que el escenario base.

La inflación global subiría apenas 0,2 puntos en 2026, y el crecimiento caería 0,1 puntos. Las tasas de interés, en este caso, no sufrirían grandes alteraciones.

¿El Brent se dispara a u$s130?

El segundo implica un conflicto más prolongado, con ataques a la infraestructura petrolera, que podrían sacar del mercado unos 3,4 millones de barriles diarios (4% del total).

El Brent escalaría hasta USD 90, la inflación alcanzaría 4,5% hacia fines de 2025, y la Reserva Federal postergaría cualquier recorte de tasas hasta 2026. El crecimiento mundial se ubicaría en 2,3%.

Y el tercero, el más crítico: el cierre del Estrecho de Ormuz, por donde circula un tercio del petróleo marítimo mundial, lo que interrumpiría más de 20 millones de barriles diarios.

Guerra Israel-Irán
Las tensiones en Medio Oriente vuelven a poner en jaque al mercado energético global.

El Brent se dispararía hasta USD 130. La inflación en Estados Unidos llegaría al 6%, en la Eurozona al 3,7%, y el crecimiento global se desplomaría otros 0,3 puntos.

Si bien los bancos centrales tendrían menos margen de maniobra en el corto plazo, podrían aplicar recortes agresivos en 2026 si la presión inflacionaria se diluye.

Latinoamérica: entre la oportunidad y el riesgo

En la región, el impacto dependerá del perfil energético de cada país. Exportadores como Colombia, Brasil y Venezuela se verían beneficiados por un petróleo más caro, mientras que importadores netos —como Chile y Perú— enfrentarían mayores presiones inflacionarias y costos energéticos crecientes.

Para Argentina, una suba sostenida del precio del petróleo implicaría una mejora potencial en las exportaciones de crudo, especialmente si avanza la ampliación de la infraestructura desde Vaca Muerta.

En el primer tramo de 2025, las exportaciones petroleras crecieron 42% interanual, con la Cuenca Neuquina explicando el 78% de ese volumen.

Sin embargo, el país enfrenta varios condicionantes internos: restricciones cambiarias, capacidad logística limitada y la necesidad urgente de inversión en infraestructura energética.

Cobre: entre la caída de precios y los riesgos arancelarios

Mientras tanto, el mercado del cobre atraviesa su propia tormenta. Las cotizaciones cayeron esta semana en medio del repunte del conflicto en Medio Oriente y la amenaza de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos, que podrían afectar directamente las importaciones de metales industriales.

En la Bolsa de Metales de Londres, el cobre a tres meses descendió un 0,3%, ubicándose en USD 9677 por tonelada. La baja coincide con el quinto día consecutivo de ataques entre Irán e Israel, que elevó la preocupación por la estabilidad global.

Para los analistas, este contexto bélico vuelve a poner en duda las proyecciones de crecimiento global y afecta directamente la demanda de metales.

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