Para los impulsores de las energías renovables por sobre cualquier otra, la gran cantera que tiene la Argentina está sobre Vaca Muerta, y son sus vientos, su sol, sus cursos de agua, su biomasa, generosamente disponibles en casi todo el país con una intensidad tal que los torna económicamente aprovechables.

Pero para que eso ocurra es necesario atender las nuevas tecnologías que asoman -caso claro del hidrógeno-, y en conjunto darles las condiciones necesarias para su desarrollo, algo que se logró parcialmente en la última década a la luz de impulso de la Ley 27.191 que este año caducará y es necesario debatir las condiciones de su continuidad.

La competitividad alcanzada en pocos años por las tecnologías vinculadas a los recursos renovables permitió el desarrollo de unos 6 Gw de potencia instalada para alcanzar a cifras de fines de 2024 una cobertura del 16,1% del total de la demanda, que si bien está aún por debajo de la meta pautada para fines de este año es una cifra más que razonable en el contexto económico en que se desarrolló el sector a través de cuatro gobierno diferentes.

Para los actores del sector, la ley fue “un marco normativo exitoso” que atravesó en crecimiento cuatro gestiones distintas de gobierno al punto de permitir la instalación de casi 6.000 Mw renovables con una inversión de US$ 7.000 millones, y con tal dinamismo tiene que preservarse con readecuaciones que le permitan mejores condiciones de crecimiento.

Esos mismos promotores de las renovables no observan competencia alguna con el desarrollo de los recursos también abundante por demás del no convencional de Vaca Muerta, sino una absoluta complementariedad entre lo que son los proyectos de generación de electricidad y la explotación del gas como combustible de transición casi por excelencia.

En este particular contexto, las renovables se encuentran en un momento en el cual el eje principal de su desarrollo durante los últimos años fue la dinámica que evidenció el Mercado a Término o Mater, pero que por sus características propias marca un límite a la expansión de la cobertura de la demanda total.

Es decir, ese universo finito de usuarios corporativos requiere ser ampliado al resto de los sectores de la sociedad.

Energías Renovables, Energía Solar, Energía Eólica, Secretaría de Energía
Los grandes desarrollos de los últimos años estuvieron ligados a la demanda corporativa del Mater.

Y ese es uno de los puntos principales en los que se encuentra el debate actual en torno a la continuidad del régimen de incentivo tras una década de beneficios y subsidios, y la forma en que se dará por al menos los próximos cinco o diez años, más allá de la estabilidad fiscal y de la seguridad jurídica que puede demandar cualquier sector.

Es por esto que uno de los aspectos del análisis plantea que aún sigue siendo necesaria una participación del Estado con medidas de política pública que vayan no tanto a incentivar el desarrollo de las instalaciones, sino a generar un piso parejo para que los proyectos puedan desarrollar todo su potencial en unas condiciones equilibradas.

Esto es, en términos más directos, plantear que la demanda del segmento corporativo es naturalmente finita y obliga a buscar mejores escenarios para incorporar a todos los usuarios de las distribuidoras para asegurar nuevos espacios de crecimiento futuros.

Acoplarse a un sistema eléctrico ya instalado, el desafío para las energías renovables

Para ello, para generar igualdad de condiciones con respecto a las demás tecnologías, es necesario también abordar algunos ajustes normativos en un sistema eléctrico que no fue diseñado para las renovables.

Es ahí donde se impone revisar las metas de consumo de energías renovables de la legislación vigente para los próximos años y la forma de llegar a esa cobertura, no para obligar, sino para permitir que otros segmentos del consumo medio y hasta llegar a los consumidores domésticos tengan la posibilidad de contratar libremente cualquier fuente, primero a través de sus distribuidoras pero luego de forma independiente.

Entre las limitaciones al desarrollo también es necesario un replanteo en torno a la infraestructura y la capacidad de las generadoras de poder asumir, adaptación de la normativa mediante, el desafío de incorporar las obras de transmisión a sus proyectos y que ese rol que actualmente sigue de manera excluyente en manos del Estado puede ser participado al privado mediante la remuneración correspondiente en tarifa.

Secretaría de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, Cammesa, Compra de combustibles
Las empresas estan dispuestas a incorporar las obras de transporte a sus proyectos.

Estas inversiones, en la medida en que estén asociadas a proyectos de energías renovables, pueden y deben de ser ejecutadas con posibilidad de ser financiadas con cargo a las retribuciones que requieren las energías renovables en el mercado eléctrico.

Entonces, es una cuestión de coordinación fundamentalmente entre los operadores para decidir y determinar cuáles son estas redes de transporte prioritarias y a qué velocidad y orden se van a ir desarrollando. Es algo que es parte de la preocupación de los desarrolladores en la Argentina.

En consecuencia, el futuro de las energías renovables es irrefrenable pero requiere de “nivelar la cancha” para generar condiciones de competencia con otras fuentes, lo que en conjunto redundará en una mejora para el sistema y para el beneficio del usuario final reflejado en tarifas más bajas.

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