La medida regirá desde el 1° de agosto y abre un nuevo frente en la estrategia proteccionista de Estados Unidos. Los precios del metal se disparan.
Donald Trump lo confirmó y los mercados lo sintieron al instante. A través de un mensaje publicado en en su red Truth Social, el presidente de Estados Unidos anunció que aplicará un arancel del 50% a todas las importaciones de cobre a partir del 1° de agosto.
La medida parte de su enfoque proteccionista en materia comercial y ya está generando movimientos en las cadenas de suministro globales y preocupación entre los grandes fabricantes estadounidenses.
Trump apuntó directamente contra la administración anterior: “Este arancel del 50% revertirá el comportamiento imprudente y la estupidez de la administración Biden. Estados Unidos volverá a construir una industria del cobre DOMINANTE”, escribió.
El anuncio carece por ahora de definiciones clave, como el mecanismo exacto de implementación, la lista detallada de productos alcanzados y si habrá excepciones por país o tipo de proveedor.
El gravamen representa un nuevo capítulo en la agenda de Trump para reconfigurar las reglas del comercio internacional y revitalizar sectores estratégicos de la economía estadounidense.
Sin embargo, el anuncio carece por ahora de definiciones clave, como el mecanismo exacto de implementación, la lista detallada de productos alcanzados y si habrá excepciones por país o tipo de proveedor.
Mercados del cobre en alerta y logística bajo presión
La reacción del mercado fue inmediata: los precios del cobre en Estados Unidos se dispararon, y los contratos futuros en el Comex llegaron a cotizar con una prima del 28% respecto a los valores de la Bolsa de Metales de Londres (LME), referencia mundial del sector.
La diferencia refleja incertidumbre: muchos operadores dudan de que el arancel se aplique de forma uniforme.
Mientras tanto, varias empresas comenzaron a redirigir embarques hacia destinos como Hawái y Puerto Rico, buscando acortar plazos de ingreso antes de que entre en vigor el nuevo arancel.
La iniciativa no sólo suma presión sobre el mercado doméstico, sino que también genera inquietud entre los principales socios comerciales de Estados Unidos, como Chile, Canadá y México, de donde proviene buena parte del cobre que se consume en territorio estadounidense.
Aunque la medida aún no viene acompañada de un informe completo —la revisión bajo la Sección 232 todavía no se ha hecho pública—, Trump justificó el nuevo arancel como una acción basada en consideraciones de seguridad nacional.
Según dijo, el cobre es “el segundo metal más utilizado por el Departamento de Defensa”, y entre sus aplicaciones mencionó las municiones.

La Casa Blanca, además, está trabajando en la definición de aranceles dirigidos por país, que también podrían entrar en vigencia el mismo día que el gravamen general, abriendo aún más el juego comercial.
Industria de Estados Unidos, con costos mayores
La medida, sin embargo, también tendrá un impacto directo sobre el bolsillo de las empresas estadounidenses, ya que un arancel lo paga el importador, no el país que exporta.
Eso significa que serán las compañías norteamericanas las que deban absorber ese 50% adicional sobre el valor del cobre traído del exterior, en caso de seguir importando un recurso crítico para la transición energética actual, e históricamente para la industria.
Entre los sectores más expuestos aparecen la fabricación de vehículos eléctricos —Tesla tiene varias gigafactorías operando en el país—, la plomería industrial, los semiconductores, los paneles solares y una gran parte del ecosistema tecnológico estadounidense. Todos ellos utilizan cobre en proporciones clave para su funcionamiento.

La presión sobre los precios internos podría trasladarse al consumidor final, en momentos en los que la inflación sigue siendo un tema sensible para el electorado.
Chile opta por la cautela diplomática
Uno de los primeros países en reaccionar fue Chile, el mayor exportador mundial de cobre. Sin embargo, el presidente Gabriel Boric evitó declaraciones altisonantes y sostuvo que su gobierno no se expresará formalmente hasta contar con una comunicación oficial desde Washington.
“Ante estas cuestiones, nuestro Gobierno reacciona con cautela, como corresponde a la diplomacia”, declaró Boric desde el Palacio de La Moneda.
“En diplomacia, la política se hace a través de comunicados oficiales, no de las redes sociales. Y por lo tanto, estamos a la espera de la comunicación oficial del gobierno de Estados Unidos respecto de cuál va a ser la política, si incluye o no los cátodos de cobre, cuáles son los límites, y si efectivamente esto se va a implementar o no”.
El mandatario recalcó que cualquier postura del Estado chileno se canalizará por vías institucionales. “Vamos a poder responder con la solidez institucional que caracteriza a Chile. Y espero, también, con el consenso transversal que es Chile”.