La temporada de cruceros 2023-2024 culmina con cifras récord. La apuesta para mejorar la infraestructura y la estrategia de los puertos argentinos para conseguir más barcos que consuman bienes y servicios.

La industria de los cruceros en Argentina crece año a año, en línea con el avance de la actividad en todo el mundo. Representa mucho más que el ingreso de divisas por el consumo de los visitantes, y actualmente existen desafíos y oportunidades que Argentina puede aprovechar para seguir creciendo en su infraestructura y oferta de servicios.

A lo largo de la actual temporada (que finaliza en el Puerto de Buenos Aires el 30 de abril) llegaron al país cerca de 740 cruceros de distintos grados de lujo y tamaño.

También incluyen una amplia variedad de ofertas: con temáticas de Disney y entretenimiento para las familias, exclusivos para parejas adultas con temática swinger, otros destinados puramente al descanso donde los menores no pueden subir y en vez de discotecas hay amplias bibliotecas a bordo.

Algunas más excéntricas, como cruceros pensados específicamente para ciertos tipos de turistas europeos, con fabricación propia de cerveza a bordo destinada a abastecer el consumo de los pasajeros.

Se estima que cada crucerista gasta en nuestro país entre 70 y 100 dólares por día. El dato no es menor, considerando que más de 700 mil personas recorrieron esta temporada los distintos destinos del país.

El impacto a nivel comercio, empleo e ingreso de divisas es inmenso.  

Cruceros suman recaladas y más visitantes

Si bien Buenos Aires es la cabecera, los puertos de Ushuaia (en Tierra del Fuego) y Puerto Madryn (en Chubut) suman numerosas recaladas y visitantes que buscan un contacto directo con los paisajes y la naturaleza que ofrece nuestro país.

Más de 700 mil personas recorrieron esta temporada los distintos destinos del país este año.

En cada contacto con los puertos, los cruceros movilizan toda una estructura productiva: desde la compra de combustibles y servicios (limpieza, provisiones, etc.) a las actividades en tierra (transporte, servicios turísticos y gastronomía, principalmente) y el desarrollo de infraestructura, tanto portuaria como de las ciudades. 

A lo largo de la actual temporada (que finaliza en el Puerto de Buenos Aires el 30 de abril) llegaron al país cerca de 740 cruceros de distintos grados de lujo y tamaño.

El mercado se ajusta a las necesidades de sus usuarios: los cruceros de lujo tienen una proporción de más de 1 tripulante por pasajero, mientras que en los más económicos, esa relación desciende hasta contar con un tripulante por cada cuatro turistas.

A eso se añaden distintas cuestiones como las tiendas de a bordo –algunos repletos de joyerías y casinos- y la oferta gastronómica. En ese punto también Argentina puede seguir creciendo.

Lo que no se ve: los servicios a los cruceros

Algunos días, hasta cuatro cruceros llegan a un mismo puerto argentino. Rápidamente, una cantidad importante de sus viajeros se suman –vía city tours o en forma autónoma- a las actividades locales. Entonces entra en funcionamiento la operatoria portuaria.

Cada uno de los cruceros que llega al país (principalmente provenientes del puerto de Montevideo, en Uruguay) busca el combustible necesario para funcionar.

La regulación nacional impone un límite en las cantidades que se pueden ofrecer, debido al desfasaje en el precio que históricamente tuvo nuestro país frente a sus vecinos. Esa normativa ahora está en duda, dado el nuevo esquema de precios y la decisión de ampliar el comercio de hidrocarburos.

También impacta sobre ese punto las obras de infraestructura. Por la regulación europea, cada vez más buques utilizan el GNL como combustible alternativo.

La presión sobre los puertos de la región para ofrecer este servicio crece con el paso de los años, y las autoridades buscan la forma de avanzar en un paso esencial de la transición energética.

Desde el sector privado, en tanto, reclaman por las dificultades en coordinar la operativa entre los distintos puertos del país, así como la provisión de servicios y gestiones portuarios.

Cruceros, Verano 2024, Ministerio de Transporte
Cientos de cruceros recorren cada verano los puertos de la Patagonia y Buenos Aires.

Entre sus principales pedidos figura la creación de una mesa nacional donde se unifiquen criterios y metodología de trabajo entre los puertos que lideran la actividad en el país, donde poder buscar solución a las distintas cuestiones burocráticas.

En promedio, cada uno de los cruceros gasta unos 400.000 dólares en combustibles y aceites, y entre 12 y 15 mil dólares en distintos servicios de limpieza (de residuos de consumo, de aguas grises y de desechos del propio funcionamiento de los motores).

A eso se suma la venta de alimentos, que varía considerablemente en función de los requisitos de cada nave (si tienen 1.000 o 4.000 pasajeros a bordo, si buscan productos Premium o insumos básicos, etc.).

Infraestructura, la otra gran apuesta de los cruceros

En una industria que crece año a año, Argentina tiene un vínculo de unión y al mismo tiempo de competencia con otros puertos de la región.

Así, si bien la mayoría de los recorridos que realizan los cruceros hacen eje entre Brasil y Buenos Aires (con paradas intermedias en Montevideo), la cantidad de recaladas en cada uno de esos puertos depende de la oferta y demanda de cada lugar.

Por su ubicación geográfica, y su particular oferta natural, Argentina es un destino atractivo para la industria de cruceros, con Buenos Aires como cabecera, pero también sumando paradas –técnicamente llamadas recaladas- en Puerto Madryn y Ushuaia.

Este último destino, además, es la cabecera de otro fenómeno creciente: el turismo antártico. Cada vez más empresas de cruceros apuestan por los viajes que recorren destinos fuera de lo habitual.

En ese camino, Ushuaia suele ser la cabecera para los recorridos –con cruceros de menor envergadura- que también incluyen un paso por las Islas Malvinas y se acercan al continente blanco, volviendo posteriormente hacia algún puerto de Chile.

Cruceros, Verano 2024, Ministerio de Transporte
Argentina es un destino atractivo para la industria de cruceros, con Buenos Aires como cabecera, pero también sumando paradas en Puerto Madryn y Ushuaia.

Respecto de Ushuaia, el sector privado lleva años reclamando un reglamento que ordene la operatoria. Con más de 500 recaladas por temporada, no hay una prioridad establecida para los cruceros, con lo cual pueden pasar hasta dos días esperando permiso para atracar en el puerto de Tierra del Fuego.

Se estima que cada crucerista gasta en nuestro país entre 70 y 100 dólares por día. El dato no es menor, considerando que más de 700 mil personas recorrieron esta temporada los distintos destinos del país.

En ese marco, muchas veces las empresas tienen que pagar servicios (de provisiones, por ejemplo) que no saben si efectivamente utilizarán, debido a que los tiempos de viaje y permanencia en la ciudad se ven constantemente alterados por esa falta de certezas.

Así, el crecimiento de la actividad llevó a adaptar la infraestructura: Tierra del Fuego amplió su muelle de Ushuaia para garantizar a todos los cruceros la posibilidad de atracar directamente al muelle, y no depender de otros barcos para llegar a la costa.

La provincia anunció además un proyecto para construir una nueva terminal de cruceros y catamaranes, con locales gastronómicos y un polo cultural. El impacto local es fuerte.

Algo similar sucede con Puerto Madryn en Chubut, donde la infraestructura turística acompaña el crecimiento de la actividad, coordinando límites al ingreso de nuevos cruceros para evitar saturar la ciudad. 

De dónde vienen los turistas que llegan en cruceros

El Puerto de Buenos Aires, en tanto, es la tercera puerta de entrada al país, después de los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque.

Primero, conecta con los cruceros que recorren América Latina. La mayoría parten desde Europa o Estados Unidos, y dedican semanas a los puertos de Brasil, Uruguay y terminan su recorrido en la capital del país.

Buenos Aires también es un punto ineludible para los cruceros que durante toda la temporada hacen el trayecto entre Chile y la Patagonia, que se acercan hasta el principal puerto del país para sumar variedad en su oferta y realizar distintos servicios a los buques.

De las visitas que llegan, más del 70% son internacionales y entre los principales destinos emisores se destacan Brasil (46%), Estados Unidos y Canadá (23%) y Europa (17%).

De las visitas que llegan, más del 70% son internacionales y entre los principales destinos emisores se destacan Brasil, Estados Unidos, Canadá y Europa.

Una de las particularidades de la última temporada fue que llegaron al Puerto de Buenos Aires casi la misma cantidad de buques (129 frente a 123 de la temporada 2022-2023) pero más grandes, por lo que el número de turistas creció –pasando de 390.000 a más de 450 mil-.

Por ese motivo, la terminal Quinquela Martín (considerada entre las más modernas de la región y con capacidad para 12 mil personas) funciona casi como un aeropuerto, con sala VIP, puntos de venta de productos locales y una amplia oferta turística para los cruceristas.

La terminal sumó esta temporada nuevos elementos de seguridad, buscando agilizar el proceso de los turistas y mantenerse al frente de las exigencias internacionales de las grandes empresas de cruceros que eligen al país como destino.

Con exigencias crecientes y nuevas oportunidades, la industria de cruceros sigue creciendo en importancia para la industria argentina. Turismo y placer, pero también trabajo y desarrollo de infraestructura.

Expectativa por la próxima temporada

Si bien la temporada actual finalizará el 30 de abril con la llegada del Costa Favolosa –que transporta a cerca de 4.000 pasajeros- a Buenos Aires, la industria ya se prepara para lo que será la próxima temporada 2024-2025, que comenzará a fines de octubre y se extendería hasta fines de abril.

Por su ubicación geográfica, Argentina y la región se encuentran en sentido opuesto a la temporada alta del hemisferio norte, por lo que muchas veces los mismos barcos que estuvieron meses recorriendo Europa o América Central son los que viajan a estas latitudes escapando del invierno.

El mercado se ajusta a las necesidades de sus usuarios: los cruceros de lujo tienen una proporción de más de 1 tripulante por pasajero, mientras que en los más económicos, esa relación desciende hasta contar con un tripulante por cada cuatro turistas.

Las características de la industria –que debe reservar lugar en los distintos puertos en que atracará, coordinar con agentes turísticos la venta de los pasajes y contratar al personal necesario para sus viajes- hacen que la anticipación sea un factor clave.

De ahí que durante los primeros días de abril (del 8 al 11) se haya realizado en Miami la feria mundial del turismo, Seatrade Cruise Globcal, donde empresas de cruceros, agentes marítimos y organismos públicos y privados se encontraron para avanzar en distintos acuerdos respecto de la agenda del futuro cercano.

Durante su participación, Argentina anunció el regreso los cruceros Celebrity –de Royal Caribbean- que sumarán cerca de 45.000 visitantes al país, esperando mantener la racha alcista tanto en visitas de buques como en cantidad de turistas.

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