El desafío principal que afrontan es el elevado costo de inversión que requieren los parques offshore. Las distintas estrategias de los dos países para desarrollar una tecnología cara, pero de rendimiento extraordinario.

El interés por el desarrollo de la energía eólica marina está comenzando a crecer en América Latina, aunque hasta ahora no se ha instalado ni una sola turbina frente a las costas de la región.

Sin embargo, ya se están viendo algunos movimientos prometedores. En Brasil, el Senado se prepara para votar un marco regulador clave para el avance del sector, mientras que en Colombia se espera que durante este mes de septiembre se presenten ofertas de empresas interesadas en explorar su zona marítima.

Además, este tipo de proyectos no solo favorecerían al medio ambiente, sino que también podrían dinamizar las economías locales y generar nuevos empleos, ya que la construcción de parques eólicos marinos conlleva la modernización de infraestructuras terrestres, como los puertos.

Los expertos señalan que la expansión de la energía eólica marina podría ser un gran impulso para la reducción del uso de combustibles fósiles.

No obstante, el desafío principal es el elevado costo de inversión que requiere el sector.

El costo por megavatio de la energía eólica marina puede ser hasta tres veces mayor que el de las instalaciones en tierra. Y si se añade el tendido de líneas de transmisión submarinas, se multiplica por diez.

Un estudio del Centro Brasileño de Infraestructuras (CBIE) revela que debido a lo oneroso que resulta construir en el mar, el costo por megavatio de la energía eólica marina puede ser hasta tres veces mayor que el de las instalaciones en tierra.

Y si se añaden los valores que implica tender nuevas líneas de transmisión eléctrica submarinas, la cifra se dispara hasta multiplicarse por diez.

Además, los expertos advierten que aún faltan estudios que analicen en profundidad los riesgos socioambientales que podrían implicar los parques eólicos marinos en contextos locales.

Como contra parte de estos obstáculos, aparece las formidables posibilidades y el extraordinario rendimiento que pueden desarrollar este tipo de instalaciones marinas, con equipos de alto poder.

El potencial de la energía eólica offshore en Brasil

En alta mar, los vientos son más constantes e intensos que en tierra, y la vasta extensión del océano permite la instalación de parques eólicos de mayor envergadura, lo que se traduce en un mayor potencial de generación de energía.

Brasil, que ya lidera la producción de eólica terrestre en América Latina, cuenta con un potencial técnico impresionante para generar más de 1.200 gigavatios (GW) de energía eólica marina, según un informe del Banco Mundial publicado en julio.

Energía eólica off shore
El interés por el desarrollo de la energía eólica marina está comenzando a crecer en América Latina, aunque por ahora no hay ningún proyecto avanzado.

Este desarrollo representaría una expansión monumental de la capacidad total instalada del país, que en julio superó los 200 GW en todas las fuentes de electricidad.

Además, el informe destaca que el sector eólico marino podría generar 516.000 empleos para 2050 y aportar al menos 168.000 millones de dólares a la economía brasileña.

El informe también subraya que el potencial eólico marino de Brasil es «vigoroso, consistente, geográficamente diverso y ubicado cerca de los centros de demanda», lo que posiciona a la energía eólica marina como un componente clave en la matriz energética a largo plazo del país.

Este panorama despertó un gran interés. Hasta abril, se presentaron 97 solicitudes de licencia para proyectos eólicos marinos ante Ibama, la agencia medioambiental de Brasil, que ya abrió un registro para estas iniciativas incluso antes de que se establezca un marco regulador oficial.

Los datos del organismo muestran que la mayoría de los proyectos propuestos se concentran en Rio Grande do Sul, el estado más austral de Brasil, con 27 solicitudes, y en Ceará, en el noreste, donde está la ciudad de Fortaleza, con 25 solicitudes.

Estos proyectos están planificados a distancias de entre 10 y 40 kilómetros de la costa y, si todos se concretan, podrían añadir una capacidad instalada de 234 GW al país.

Los planes de Colombia

Con más de 3.000 kilómetros de costa, Colombia ha decidido acelerar su incursión en el sector eólico marino desde 2022, aprobando un plan de acción y una resolución que establece directrices para las subastas.

A diferencia de Brasil, el país con costa al Pacífico no está implementando una ley específica para regular a las empresas de energía eólica marina, sino que se apoya en la normativa existente sobre generación eléctrica.

En octubre de 2023, el gobierno colombiano lanzó la primera subasta de América Latina para proyectos eólicos marinos, cuyo plazo se ha extendido hasta este septiembre.

Las empresas interesadas competirán por licencias temporales de ocho años, que les permitirán evaluar la viabilidad de las zonas marinas.

Posteriormente, estas licencias podrán convertirse en concesiones de hasta 30 años para la construcción y operación de parques eólicos marinos, con una prórroga opcional de 15 años.

Los ganadores de la subasta se darán a conocer en agosto de 2025, y se espera que las licencias se otorguen en diciembre del mismo año.

Actualmente, Colombia tiene una capacidad total instalada de 20 GW en todas las fuentes de electricidad, y su ambición es alcanzar una capacidad eólica marina de 7 GW para 2040 y 13 GW para 2050. Según el plan de acción, el potencial técnico de esta fuente de energía en el país oscila entre 50 GW y 100 GW.

Otros países latinoamericanos también están empezando a invertir en este sector, aunque de manera más incipiente.

En marzo, el gobierno chileno anunció que está desarrollando su propio plan de acción, y en agosto, un consorcio británico-chileno expresó su interés en construir un parque eólico marino en Chile.

Uruguay, por su parte, lanzó un plan para el sector en 2022 y se espera que convoque a inversores a finales de este año.

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