La petrolera de Javier Iguacel, ex ministro de Energia, desembolsará U$S150 millones de dólares para expandir su actividad en Neuquén. La estrategia se centra en reducir los costos operativos entre un 30% y un 50% en los bloques convencionales recientemente incorporados, y en paralelo explorar en el shale de Vaca Muerta.

Bentia Energy anunció una inversión de 150 millones de dólares para reactivar áreas maduras y explorar el potencial no convencional de Vaca Muerta, en el marco de un plan a diez años que busca demostrar la viabilidad de un nuevo modelo operativo en la cuenca neuquina.

La compañía, liderada por el exministro de Energía Javier Iguacel, tomó posesión de siete bloques que pertenecían a YPF, como parte del Proyecto Andes, y proyecta alcanzar una mejora significativa en la productividad a través de eficiencia, innovación y una visión renovada sobre el manejo de los recursos.

YPF había decidido no continuar con la explotación de estas áreas por considerarlas antieconómicas.

La estrategia se centra en reducir los costos operativos entre un 30% y un 50% respecto de los niveles que afrontaba YPF antes de abandonar esas áreas. “Estamos seguros de que se puede operar de manera distinta, con reingeniería de procesos y otra mirada sobre los recursos”, expresó Iguacel durante un seminario organizado por Megsa.

La iniciativa contempla la perforación de 34 nuevos pozos, 41 intervenciones de reparación y la gestión del abandono de 420 pozos, en una apuesta que implica una reconversión completa del sistema productivo heredado.

Bentia apuesta a rentabilizar los bloques maduros

De los siete bloques incorporados, cuatro se ubican en el norte neuquino y tres en el sur. YPF había decidido no continuar con la explotación de estas áreas por considerarlas antieconómicas, según reconoció el propio Iguacel.

“Eran bloques que, como se venían operando, iban a morir. La empresa ni siquiera había tramitado prórrogas, y en dos años quedaban fuera de producción”, señaló. En ese contexto, Bentia apunta a recuperar campos que estaban en vías de ser abandonados y transformarlos en unidades rentables a partir de una nueva lógica de desarrollo.

El análisis inicial proyectaba que, con una inversión de 15 millones de dólares, solo podrían extraerse cinco millones de barriles adicionales. Frente a ese diagnóstico, Bentia propuso un replanteo de fondo que estima alcanzar los 20 millones de barriles equivalentes, con un 65% correspondiente a petróleo.

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La inversión de 150 millones de dólares se ejecutará en su mayoría durante los primeros cinco años.

 Este cambio no solo impactaría en la producción, sino también en la recaudación: se calcula que generaría alrededor de 40 millones de dólares en concepto de regalías e ingresos brutos para la provincia. En el plano social y económico, la compañía aseguró que garantizará la continuidad laboral de al menos 200 personas en tareas operativas.

Bentia también se propone monetizar gas que hasta ahora era reinyectado, una práctica común en campos en declive para sostener la presión del yacimiento. Según Iguacel, existe margen para pasar de cero a una producción de hasta 200.000 metros cúbicos diarios.

Esa posibilidad se enmarca dentro de un replanteo comercial que podría abrir nuevas rutas de comercialización e integración al mercado local y regional, especialmente en un escenario donde el país busca reducir importaciones y aprovechar excedentes.

Con un ojo en Vaca Muerta

La exploración en Vaca Muerta constituye otro eje del plan. Aunque los bloques adquiridos incluyen zonas marginales del yacimiento, la compañía identificó reservas no convencionales por 250 millones de barriles.

Entre los bloques adquiridos, tres ya habían sido perforados por YPF con resultados limitados. Sin embargo, Bentia pretende recuperar dos de ellos mediante reactivaciones técnicas y estudios geológicos. Esta etapa contempla análisis sísmicos, geoquímicos y de perfiles, como parte de un enfoque que prioriza el conocimiento detallado del subsuelo.

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YPF completará su salida de los campos maduros en julio de este año.

En el clúster Norte, compuesto por cuatro bloques y una superficie de 520 kilómetros cuadrados, la producción actual ronda los 3.250 barriles equivalentes por día. Se trata de un área con baja densidad de pozos, pero con buenos rendimientos por unidad, lo que refuerza las expectativas de mejora con una gestión más ajustada.

En tanto, el clúster Sur —con 220 pozos activos— aporta 3.700 barriles diarios, principalmente de gas, y está próximo a iniciar una nueva etapa de intervenciones con equipos de pulling, una técnica clave para recuperar caudales en pozos en declive.

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