La nueva compañía bajo control estatal se hará cargo del histórico yacimiento carbonífero de Santa Cruz. El Gobierno asegura que busca mayor eficiencia en la gestión, mientras algunos sectores de la provincia patagónica están en alerta, ante una posible «privatización encubierta».
El Ministerio de Economía formalizó la creación de Carboeléctrica Río Turbio S.A., una sociedad anónima de propiedad estatal que tomará el control del complejo minero y energético de Río Turbio, en la provincia de Santa Cruz.
La medida, publicada esta semana en el Boletín Oficial a través del Decreto 115/2025 y la Resolución 1181/2025, implica un cambio en la figura legal y administrativa de la hasta ahora Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT).
La puesta en marcha de Carboeléctrica Río Turbio S.A. marca un nuevo capítulo en la larga historia del yacimiento santacruceño, que alternó períodos de control estatal, intentos de privatización y sucesivas reestructuraciones.
La iniciativa se enmarca en el Decreto 70/2023, que declaró la emergencia pública en diversas materias y habilitó la transformación de sociedades con participación estatal en Sociedades Anónimas, con el objetivo de modernizar y reorganizar la gestión pública.
La nueva sociedad tendrá “como objeto llevar a cabo, por sí, por intermedio de terceros o asociada a terceros, la explotación del complejo minero-carbonífero, ferroviario, portuario y energético del mismo nombre».
Según lo dispuesto por el Gobierno, la Secretaría de Energía controlará el 95% de las acciones de la nueva sociedad y la Secretaría de Minería el 5% restante, ambas bajo la órbita del Ministerio de Economía. Además, deberán designar autoridades y aportar un capital inicial de 30 millones de pesos para la puesta en marcha.
Desde la cartera que conduce Luis Caputo subrayan que la decisión busca “mejorar la gestión y eficiencia en la explotación de uno de los principales yacimientos de carbón del país”, manteniendo la titularidad estatal, pero adaptando la empresa a un formato jurídico que permita mayor flexibilidad operativa.
Entre la modernización y la privatización parcial
La puesta en marcha de Carboeléctrica Río Turbio S.A. marca un nuevo capítulo en la larga historia del yacimiento santacruceño, que alternó períodos de control estatal, intentos de privatización y sucesivas reestructuraciones.
Para el Gobierno, la reconversión es parte de un plan más amplio para reorganizar empresas públicas y reducir su déficit operativo. Para sus detractores, en cambio, la decisión pone en riesgo la continuidad de una fuente de empleo clave en la región y abre la puerta a un proceso de privatización encubierta.
El cambio ocurre en un contexto particular. En febrero, el Ejecutivo ya había habilitado la transformación de YCRT en sociedad anónima mediante un decreto previo. Y a partir de la Ley Bases, el complejo de Río Turbio quedó sujeto a un esquema de privatización parcial, que obliga al Estado a conservar participación mayoritaria en la operación.
El futuro de la carboeléctrica, sin embargo, no está exento de debate. YCRT fue durante años un ícono del kirchnerismo en Santa Cruz, tanto por las fuertes inversiones recibidas como por su rol en el sostenimiento del entramado productivo y social de la cuenca carbonífera.
El peso económico y el déficit histórico
Un informe de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN), difundido en diciembre de 2024, expuso la delicada situación financiera de la compañía.

En los primeros nueve meses de ese año, YCRT acumuló un resultado económico negativo de $8.728 millones, pese a recibir transferencias nacionales por $53.837 millones.
El déficit operativo ascendió a $62.565 millones, y aunque el rojo previsto para fin de 2024 —entre 80 y 100 millones de dólares— fue algo menor al de 2023 (140 millones), la sostenibilidad de la empresa sigue en cuestión.
Con alrededor de 2.100 empleados, en su mayoría administrativos, YCRT es también un pilar para la vida económica de Río Turbio y su zona de influencia, donde la actividad minera y la Central Termoeléctrica sostienen gran parte del empleo local.