A partir de febrero se espera una nueva suba en el valor de la nafta apalancada por la actualización del biodiesel y el precio internacional del petróleo. Con un nuevo diferimiento de los gravámenes, el Ejecutivo espera morigerar el impacto.
La cuestión del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono (IDC) sigue sin una resolución tras la decisión del gobierno de volver prorrogar el ajuste. El tributo se descongeló con la llegada de la gestión libertaria, pero solo con incrementos graduales y regulados. El modelo sigue en 2025.
A través del Decreto 51/2025 se postergó hasta marzo la actualización de los gravámenes que debían entrar en vigencia el 1° de febrero. El objetivo es que no se disparen los precios de la nafta y el gasoil, ya que tienen un impacto directo en la inflación.
Se especula con un alza cercana al 3% en los primeros días de febrero, por encima de la tasa de devaluación mensual.
De todas maneras, se espera que en el próximo mes se aplique una suba en los combustibles líquidos por dos motivos. Por un lado, se aplicó un aumento del 2% en el biodiesel de corte obligatorio y las variaciones en biocombustibles siempre repercuten en las bocas de expendio. El bioetanol, no obstante, no tuvo modificaciones.
Por otra parte, el valor del barril Brent, que funciona como referencia internacional, incrementó un 6% en enero. Esto repercute en el mercado argentino, dado que las refinerías venden sus productos a precio de paridad de importación, por lo que cambios de este tipo se traducen en las ventas generales de los combustibles.
Este escenario da indicios claros de la suba que se terminará aplicando a partir febrero, aunque no haya confirmación oficial.
Se especula con un alza cercana al 3%, por encima de la tasa de devaluación mensual del peso que establece el Gobierno. Anticipándose a posbles recriminaciones, algunas fuentes del sector aseguran que el incremento debería ser del 8% por aumento de costos (el valor del Brent).
Finalmente, el decreto del gobierno que lleva la firma de Javier Milei, Luis Caputo y Guillermo Francos, incluye que se mantiene el tratamiento diferencial para el gasoil utilizado en ciertas provincias del sur del país, donde los costos de transporte son más elevados debido a la lejanía de los centros de producción.
Desfasaje en los impuestos a los combustibles
De acuerdo a la Ley N° 23.966, sancionada en 1998, los Impuestos a los Combustibles Líquidos se actualizan trimestralmente conforme a las variaciones del Índice de Precios al Consumidor (IPC) calculado por el INDEC. Sin embargo, ante la disparada inflacionaria del 2023 y en un intento por controlar los precios de un insumo clave como la nafta, el gobierno de Alberto Fernández congeló la tasa.
Con la llegada de Javier Milei al Ejecutivo y la implementación de políticas para liberar el mercado de los combustibles, se derogó ese congelamiento de los gravámenes, aunque no del todo. Es decir, que, a lo largo del 2024, tanto el ICL como el IDC fueron creciendo por debajo del IPC, con el mismo objetivo, evitar aumentos significativos en surtidores.
Conforme al plan del Gobierno, las actualizaciones correspondientes al trimestre final del 2023 y al primero de 2024 deberían haberse aplicado desde el inicio de este año. Sin embargo, a través de este nuevo decreto, se vuelven a diferir en su totalidad los últimos dos trimestres del año pasado.
De todas maneras, los especialistas advierten que este aplazamiento no elimina la presión acumulada. De acuerdo a algunas estimaciones, durante los períodos aplazados, la inflación acumulada alcanzó un incremento del 101%.
Aunque se aplicaron aumentos parciales, las postergaciones de estas actualizaciones han generado una diferencia significativa entre los precios actuales y los que deberían haberse aplicado.