Los datos de la Secretaría de Energía señalan que la demanda creció un 14% en comparación con enero del año anterior, cuando tras la desregulación del mercado y un fuerte incremento en surtidores, el consumo se desplomó. En todo 2024 los derivados de mayor calidad alcanzaron su peor registro en una década.

El mercado de las naftas y el gasoil en la Argentina arrancó el 2025 con un dato alentador: un importante repunte en la venta de combustibles premium, que adquiere mayor relevancia aún si se toma en cuenta que ese segemento viene de un año de retroceso pronunciado y constante.

Como aliciente, hay que considerar que enero de 2024 sufrió el fuerte impacto de la desregulación del mercado y un considerable aumento en los surtidores, con el consecuente desplome en las ventas. Es decir: el arranque de este año se está comparando con un período de pésimos resultados, lo cual podría favorecer ahora el buen resultado en los registros.

Sin embargo, los porcentajes del repunte de las premium podrían hablar de algo más que eso. Y además, a diferencia de las opciones de mayor calidad en alza, la venta total de combustibles continuó a la baja.

Lo cierto es que en el primer mes del año, la nafta premium experimentó un aumento del 13,97%, mientras que el gasoil Grado 3 subió un 7,54%.

En contraste con esta tendencia positiva, las versiones más económicas sufrieron retrocesos. La nafta súper cayó un 2,15%, mientras que el gasoil común registró una pronunciada baja del 17,26%.

Además, según informó la Secretaría de Energía, el consumo interanual total de combustibles sufrió una caída del 3,01% en enero, lo cual da mayor relevancia al significativo crecimiento respecto al año pasado de las versiones de mayor calidad, lo cual podría dar indicios de que empieza a revertirse una tendencia: hasta aquí, los conductores se pasaban a los combustibles más económicos, resignando octanaje.

Durante los primeros once meses del año pasado, las ventas de nafta premium habían sufrido una caída acumulada del 20%.

Estos datos sugieren un cambio en el comportamiento de los consumidores, quienes, después de un tiempo considerable, parecen volver a priorizar combustibles de mayor calidad.

El crecimiento en la venta de productos premium también se reflejó en el desempeño de las principales compañías del sector. Gulf lideró el repunte con un incremento del 15,51% en sus surtidores, seguida por DAPSA con un 9,63%, Shell con un 7,73% y Puma Energy con un 7,37%.

A nivel geográfico, solo 8 de las 24 provincias lograron superar los volúmenes despachados en enero de 2024. Entre ellas se destacan Catamarca, Chubut, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Salta, San Juan y Tierra del Fuego. Por otro lado, La Pampa registró la mayor retracción con una baja del 11,88%, seguida por la Ciudad de Buenos Aires, que cayó un 10,60%.

Un 2024 de desplome para los combustibles premium

Este cambio en la demanda llega después de un 2024 particularmente difícil para el sector. Durante los primeros once meses del año pasado, las ventas de nafta premium sufrieron una caída del 20% interanual, con un total de 2.000.340 m3 comercializados, el peor registro de la última década, exceptuando 2020, cuando la pandemia paralizó la actividad económica.

El desplome en la demanda de combustibles premium durante 2024 estuvo estrechamente ligado a la pérdida de poder adquisitivo. Según datos del Indec, los salarios aumentaron un 172,1% entre octubre de 2023 y el mismo mes de 2024, mientras que el precio de la nafta premium subió un 307%.

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El alza en los precios se tradujo en menos consumo en surtidores.

Esta diferencia de 134,9 puntos porcentuales hizo que muchos consumidores optaran por combustibles más accesibles o redujeran el uso de sus vehículos.

En este contexto, la nafta súper mostró una caída más moderada del 3%, lo que indica que muchos conductores migraron de la versión premium a opciones más económicas.

Lo mismo ocurrió con el gasoil, donde la versión de mayor calidad cayó un 13%, mientras que el derivado común disminuyó un 7% en el período enero-noviembre de 2024.

Otro factor que influyó en el cambio de hábito de los consumidores fue el encarecimiento del mantenimiento vehicular. La inflación impactó no solo en el precio del combustible, sino también en el costo de seguros, neumáticos y repuestos, lo que afectó tanto a particulares como a empresas que dependen del transporte.

El repunte en la venta de combustibles premium en enero de 2025 podría ser un indicio de recuperación del sector o una reacción puntual frente a la volatilidad de los precios.

Por ahora, los datos reflejan que, pese a las dificultades económicas, un segmento de los consumidores vuelve a apostar por productos de mayor calidad.

La incógnita es si esta tendencia se consolidará o si el contexto macroeconómico seguirá empujando a los usuarios hacia opciones más accesibles.

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