En el último mes anunciaron el inicio de nuevas exploraciones de uranio en distintas provincias. Los objetivos ambientales y una crisis internacional robustecieron su valor y Argentina vuelve a sumar una oportunidad.

Capitales de todo el mundo empezaron a mirar con atención el uranio, el insumo principal para producir energía nuclear. El precio del metal se elevó en los mercados y, en simultáneo, una alianza entre un empresario argentino y una minera canadiense y la incorporación de nuevas zonas de exploración, movieron el tablero nacional.

Si bien el uranio no integran la mayoría de las listas de recursos críticos, todo apunta a que podría afianzarse y, nuevamente, Argentina cuenta con potencial geológico e historia de explotación. El último informe de reservas que existe de forma oficial es de 2016, donde se calculaban aproximadamente 31.800 toneladas identificadas.

Esta cantidad se determinó en base a estudios de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), organismo que tiene entre sus funciones descubrir los recursos del país, para garantizar el abastecimiento de las centrales nucleares.

A pesar de esto, en la actualidad Argentina importa este metal, ya que no existen minas en producción desde 1997. Si bien en algún momento la comisión se encargó también de extraer parte del combustible para esta energía alternativa, se volvió más barato importar este insumo clave.

Pero el escenario cambió a nivel local y global. En la última cumbre climática los países integrantes se comprometieron a ampliar la generación de energía nuclear. Esto coincidió con que dos de los principales productores sufrieron una crisis.

El uranio suele estar asociado a yacimientos de hidrocarburos y volcánicas, por lo que la Patagonia es una zona prometedora para hallar recursos.

De esta manera, el metal con el que se alimenta los reactores empezó recientemente una escalada de precio. Tuvo un pico en enero de este año, cuando cotizó a más de 100 dólares el kilogramo y en julio costaba poco más de 85 dólares el kg. Si bien bajó, lejos quedaron los 50 dólares por los que se vendía en enero de 2023.

Una vez más, el país se encuentra ante un escenario similar al que vive con el litio o el cobre. Los datos geológicos arrojan que existe uranio, este recurso tiene un mercado internacional creciente, una cadena de distribución en crisis y expectativa de crecimiento en la demanda. A la vez, el país firmó un memorando de entendimiento durante 2018 para retomar la actividad.

Las inversiones de uranio que hay en el país

La última mina de uranio que tuvo Argentina fue Sierra Pintada, en Mendoza, que dejó de producir en 1997. Desde ese momento, el complejo de energía nuclear nacional empezó a importar para producir en las centrales atómicas.

La bisagra fue en 2018, con la firma de un memorando de entendimiento internacional que selló Mauricio Macri en Rusia, por el cual el país pretendía volver a la producción. Pero desde ese momento a la actualidad, no hubo grandes avances, a excepción una empresa canadiense, que fue haciéndose fuerte.

Argentina importa uranio, y busca volver a ser productor para abastecer sus reactores nucleares.

Blue Sky es la compañía que tiene en la actualidad 480.000 hectáreas concesionadas para explorar en Río Negro, Mendoza, Chubut y Neuquén. La región patagónica es la preferida para estos trabajos, ya que es donde están los recursos comprobados desde hace tiempo.

El nombre de esta empresa volvió a los titulares recientemente porque recibió una fuerte inversión de Eduardo Eurnekian. El empresario, que viene expandiendo sus rubros, adquirió acciones por USD 35 millones.

Esta inversión, que tiene posibilidades de ampliarse, está destinada a ampliar la búsqueda en el depósito Ivana, ubicado en Río Negro. Este proyecto en particular viene dando buenos resultados y lo señalan como una probable explotación in situ.

Pero este no fue el último movimiento que hizo Blue Sky. La firma confirmó la adquisición de 80.000 hectáreas más para explorar entre el yacimiento Corcova en Mendoza y Chihuido en Neuquén. La posición dominante de esta canadiense, que cuenta ahora también con una fuerte participación del empresario argentino, sigue creciendo.

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